Carlos Alcaraz derriba a Jarry y se mete en octavos de final de Wimbledon

Enric Gardiner COLPISA

DEPORTES

ADAM VAUGHAN | EFE

El número uno del mundo escapa de los disparos del chileno y vuelve a los octavos de Wimbledon un año después, donde se medirá a Matteo Berrettini

08 jul 2023 . Actualizado a las 19:03 h.

Carlos Alcaraz se armó de paciencia y terminó mojando la pólvora de Nicolás Jarry. «Sabía que llegarían mis oportunidades», meditó el español, mientras saboreaba la trampa que acababa de esquivar en la tercera ronda de Wimbledon (6-3, 6-7 (6), 6-3 y 7-5). Un obstáculo en forma de cañón y con el apellido de Jarry, que obligó a batallar a Alcaraz durante casi cuatro horas para volver a octavos de final del grand slam británico.

Alcaraz necesitó un ejercicio de cordura y de continua espera para tumbar a un tenista con el esquema más que claro. «Sé que es humano y sé que puedo hacerle daño», comentaba en la previa el chileno, con el buen precedente de las semifinales de Río en febrero, cuando no ganó, pero le arrebató un set al español. Eso, además, fue en tierra batida, la superficie en la que se crio el chileno, pero no en la que mejor impacta su juego, basado en un potente saque al que benefició la lluvia de Londres.

Con el cielo negro y el caer de las gotas, el techo de la pista se cerró y comenzaron a sonar los latigazos de Jarry. Un espectáculo de saques y relámpagos que empujaban a Alcaraz a afinar los sentidos y tener que estar permanentemente conectado. Cualquier fallo se amplificaba y podía costar un set. Quién sabe si más. Ahí fue clave la efectividad en el primer set del español, que tuvo una oportunidad de break y le valió la primera manga. Era el camino a seguir, aguantar al servicio y esperar la ocasión, pero el partido se emborronó y Jarry emergió con fuerza.

Se adelantó 1-4 en el segundo set y obligó a Alcaraz a remontar, hasta el desempate, en el que el chileno, tras salvar una bola de set con una más que dudosa volea, inclinó el parcial a su favor. El español, por primera vez en el torneo, se dejaba un set. Tocaba aguantar el chaparrón de cañonazos y esperar a que amainara.

Y Alcaraz hizo un tercer set excelso, con solo cinco errores no forzados y con la sensación de que estaba dando un golpe en la mesa y estaba sentenciando el partido. Sin embargo, Jarry decidió no irse. Se mantuvo en su inercia de golpetazos y amasó una ventaja de 0-3, normalmente mortal en la superficie más rápida de todas. Pero ocurre una cosa, que Jarry no es definitorio. Su juego en la red es pobre y sus derechas, cuando no le van a la altura deseada, fueron un drama. Él mismo se autodestruyó con golpes infantiles y errores incomprensibles y permitió que un Alcaraz duro de cabeza resurgiera con un parcial de 7-2.

Victoria y billete a octavos de final, una ronda en la que le esperará el primer coco del cuadro, Berrettini (lunes, horario por confirmar, Movistar+).