Luis Suárez, en diez frases

DEPORTES

Abraldes

El vasto conocimiento futbolístico del gallego que fue ídolo mundial y su experiencia vital de humilde origen quedan retratados en sus expresiones. Luis Suárez Miramontes falleció este domingo a los 88 años

10 jul 2023 . Actualizado a las 18:52 h.

Es probable que Luis Suárez Miramontes no pase a la historia por sus frases elocuentes, pero poniendo en contexto la trascendencia de su trayectoria como deportista, sería hasta injusto que sucediese tal cosa. De todos modos, el periplo vital del único balón de oro masculino español quedará perfectamente retratado en sus sentencias directas sobre asuntos concretos que marcaron su existencia, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Ahora que Luisito está en boca de todos, estas son algunas de las frases más destacadas que salieron de la suya.

«Tuve mala suerte. Si no fuese por culpa del fútbol, tendría una carnicería»

La familia de Luis Suárez se vio obligada a salir adelante en tiempos complicados. Su origen humilde provocó que una parte de ella (sus tíos) decidiese emigrar a América para garantizarse una subsistencia digna. Otros miembros, como los padres de Luisito, apostaron por quedarse en Galicia, al frente de la carnicería que habían convertido en su principal fuente de sustento. El joven Luis Suárez, como no podía ser de otro modo, colaboraba en el negocio realizando repartos. En una entrevista en la TVG con motivo de su octogésimo cumpleaños, bromeó: «Tuve mala suerte. Si no fuese por culpa del fútbol, tendría una carnicería». Ya más en serio, con el paso de los años, matizaba: «Si hubiera sido carnicero, no me habría ganado la vida. En la zona donde vivían mis padres no había dinero».

«No está bien que lo diga, pero es que yo era muy bueno, muy bueno»

Luis Suárez siempre fue consciente de su calidad sobre un terreno de juego. «Soy tozudo», reiteraba, para insistir en que no solo aportaba talento, sino también una gran capacidad de trabajo. Esa ambición bien entendida es lo que le llevó a las más altas cotas.

«En el Barcelona había sitio para Kubala y para mí, pero no sé a quién le interesaba enfrentarnos»

Una de las claves que sirven para entender la marcha de Luis Suárez del Barcelona cuando estaba en un momento cumbre de su carrera (hasta aquel momento) es el enfrentamiento que alimentaba el entorno culé entre Kubala y el gallego, y que el coruñés siempre desmintió. «Kubala me ayudó y me enseñó muchas cosas, incluso íbamos juntos a entrenarnos por las tardes, por nuestra cuenta», afirmaba Suárez, que se quejaba en una entrevista concedida a Relevo: «Había sitio para los dos, pero no sé a quién le interesaba enfrentarnos. Medio estadio me pitaba continuamente. ‘¿Y yo qué he hecho?', les preguntaba cuando iba a sacar de banda. Cómo estaría de harto, que un día, cuando ya jugaba en el Inter, les hice un corte de mangas. A tomar por culo. Nunca entendí aquella incomprensión».

«Me dieron el Balón de Oro en un partido normal, sacaron la foto y me fui a casa con el cacharro aquel»

Cada año, cuando se aproximaba el momento de la gala del Balón de Oro, el teléfono de Luis Suárez comenzaba a sonar constantemente. El gallego siempre resaltaba el salto mediático que obtuvo el premio desde que se lo dieron a él hasta la actualidad. «Ni una cena hacían. Me dieron el trofeo en un partido de liga normal, sacaron la foto y me fui a casa con el cacharro aquel como si nada hubiera pasado», relataba.

«Yo me fui a Milán porque Helenio Herrera me calentó la cabeza»

Poco después de ese momento histórico, la presencia del genial futbolista coruñés en el Barcelona comenzaba a dar signos de agotamiento. «No soy un hombre de grandes efusiones, no me gusta la publicidad. Creo en los sentimientos, pero prefiero que se queden dentro», solía describirse a si mismo. Quien supo captar su descontento y motivarle para que escribiese las páginas más memorables de su carrera fue el entrenador argentino Helenio Herrera, inventor del fútbol moderno. «Yo me fui a Milán porque Helenio Herrera me calentó la cabeza. Sabía convencer a cualquiera», recordaba Suárez. Samitier fue tajante sobre su marcha: «Han vendido una camisa de lana para comprar varias de algodón y ahora pasan frío».

«La grada de Tribuna del Camp Nou es mía, la pagué yo»

El coruñés era consciente de que su llegada al Barcelona había sido algo fortuita, como parte de la operación Moll. «Fui de rebote, me incluyeron en una operación que no era la mía», decía. Esto no era óbice para que, con el paso del tiempo, sintiese que el club azulgrana no le reconoció adecuadamente el peso que tuvo en su historia. Uno de los aspectos sobre los que solía bromear era sobre el montante de su traspaso al Inter de Milán (25 millones de pesetas, récord histórico en el fútbol mundial en aquel momento, el año 1961). Ese dinero ayudó a incrementar el aforo de un Camp Nou recién construido (en 1957). «La grada de Tribuna es mía, la pagué yo», solía bromear Luis Suárez.

«Soy un italiano nacido en España»

Tanto Luis Suárez como su familia consolidaron Milán como su hogar, aunque nunca perdieron el vínculo con sus raíces españolas. Era habitual escuchar al futbolista incluso hablando en gallego con fluidez, a pesar de los años que hacía que había emigrado de A Coruña. Él mismo se retrataba como «un italiano nacido en España».

«Nuestro trabajo no se adquiere»

A pesar de que Luis Suárez es, según los que compartieron vestuario con él, uno de los ejemplos más claros de la meritocracia del trabajo constante, el propio futbolista ponía en valor el talento como factor diferencial. «Nuestro trabajo no se adquiere. Con empeño y constancia se pueden eliminar o atenuar defectos técnicos. De lo contrario, habría universidades para formar campeones en cantidad como sucede con abogados, doctores, ingenieros y arquitectos», decía.

«¿Qué vamos a hacer al llegar a Coruña? Comer entre dos una mariscada para ocho»

En el Mundial de 1966, La Voz le entrevistó (junto a Amancio), reforzando su vínculo con su ciudad natal. «¿Qué vamos a hacer al llegar a Coruña? ¡Anda, díselo tú, Amancio...! Nos vamos a comer entre los dos una mariscada para ocho... rociada con vino de O Ribeiro», espetó.

«Era impensable que ocurriera esto con el Deportivo»

Siempre mantuvo encendida la llama de su deportivismo. También en La Voz, analizaba: «A Coruña está acostumbrada y siempre ha tenido grandes equipos de fútbol y jugadores gallegos (y no gallegos). Es una pena que eso no lo paseemos otra vez por España y Europa… Y estar aguantando al Celtiña tantos años ahí por encima… No está bien».

Así lo veían sus contemporáneos

«Tiene la autoridad de un duque, la precisión de un geómetra y la belleza de un apolo»

(«France Football». Organizadora del Balón de Oro)

«Yo quizá soy más goleador, pero él es sin duda más rápido»

(Pelé. Tricampeón mundial)

«Es el heredero directo de Di Stefano. Disciplinado, de vida ejemplar y gran organizador. Es un superclase valiente y voluntarioso. Cuando otros se lavaban las manos, Luisito acaba lleno de magulladuras»
«Si no sabes qué hacer, dale el balón a Suárez»

(Helenio Herrera. Entrenador del Inter, 1960-1968)

«Me reafirmo: es el mejor jugador español de todos los tiempos»

(Arsenio Iglesias. Exjugador y exentrenador del Dépor)

«Gallego, si no eres feliz en Barcelona, vente al Real Madrid»

(Alfredo di Stefano. Exjugador y extécnico del Real Madrid)

«Nunca habíamos visto a un profesional con unas actitudes tan serias: un jugador que se limpiaba las botas después de jugar...»

(Mario Corso. Exfutbolista y exentrenador del Inter)

«Me gustaría tener a mi lado a un jugador como ese que hoy presentó aquí el Coruña. En muy poco tiempo será un fenómeno. Estén atentos»

(Kubala. Exjugador del Barcelona, en referencia a Luis Suárez, tras jugar contra el Dépor)