Dos besos y una doble vara de medir

DEPORTES

Pablo Garcia / RFEF | EFE

22 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Rubiales se equivocó. Obligado, pero ya no lo discute ni él. La lio por excederse en la celebración —igual que cuando los hombres ganaron la Nations— y puso la guinda al llamar tontos y gilipollas a todos los que lo estaban criticando.

Otra cuestión es la importancia del beso y, sobre todo, la doble vara de medir de algunos que aprovechan para enarbolar banderas a las que enorme daño les causan.

Salvo que alguien hablase con Jenni y esta le contase si se sintió mal con el gesto de, sí, su presidente, pero también su cómplice en muchas de las reuniones que han mantenido, resulta una osadía aseverar que estamos hablando de violencia o acoso sexual. Y no porque el acto en sí no pueda ser reprochable y constitutivo de delito. Sino porque nadie sabe lo que pensó la futbolista. De momento, solo se conoce que, tanto ella como su madre, le quitaron importancia, así que decir que se sintió incómoda y luego se vio obligada a decir que no, es no creerla. En un vídeo, aclara risueña que no le gustó. ¿El beso o la acción? Parece que el beso. Si fuera el acto, tolerancia cero. Y cuando sus compañeras le dicen: «Te arrimas al tío. Pero, qué haces...» Ella responde, entre risas: «Pero, ¿qué hago yo? Miradme. Miradme».

Muchos que ahora arrojan sus dardos, hace trece años celebraban con jolgorio el beso de Casillas a Sara Carbonero, mientras ella estaba trabajando. Aquel fue aplaudido y este denostado. Con lo que a las periodistas deportivas les ha costado hacerse respetar, habría que saber qué pensó ella de que su novio se tomase a guasa su trabajo y le espetase el beso. Quizá le sentó peor que a Jenni.