Con 76 años, cumple 50 en los banquillos en el Crystal Palace de la Premier
19 mar 2024 . Actualizado a las 15:09 h.Roy Hodgson (Croydon, Reino Unido, 1947) es un romántico del fútbol. El preparador británico, que el mes pasado cumplió 76 años, sigue incombustible en las bandas tras casi cinco décadas en las que se ha dirigido equipos en el máximo nivel competitivo de Suecia, Italia e Inglaterra. Siempre se ha distinguido como un visionario que se aleja de los dogmas del técnico clásico de las islas, y no duda en seguir aportando ideas novedosas a sus conjuntos, fuera del tradicional 4-4-2 de más oficio que talento. El Crystal Palace lo sacó del retiro en marzo con el objetivo de evitar el descenso a Championship, y así lo hizo. Ahora afronta una nueva temporada a los mandos del banquillo londinense.
Su carrera como futbolista fue discreta. Se trató de un lateral derecho canterano del Crystal Palace que pasó sin pena ni gloria por los escalones más bajos del fútbol inglés. Sin embargo, su desempeño de corto poco tuvo que ver con su carrera en los banquillos.
En Suecia lideró, en su primera aventura como profesional, con apenas 29 años, a un sorprendente Halmstads hasta conquistar la liga tras haber coqueteado con el descenso la temporada anterior. Un hito que no tardaría en repetir apenas unas temporadas después y con el que empezaría a ser reconocido en el panorama internacional.
Suecia sería el punto de partida para la carrera de este políglota (domina cinco idiomas) nómada de los banquillos. Pero antes de abandonar el país nórdico cosecharía cinco ligas más de la mano del Malmö.
Su éxito le llevó a Suiza, asumiendo el cargo de seleccionador de los helvéticos para la cita mundialista de Estados Unidos de 1994. Ese mundial fue histórico para el conjunto suizo, puesto que consiguieron superar la primera ronda del torneo tras treinta años de ausencia. Los de Hodgson cayeron apeados por la selección española en los octavos de final tras un contundente 3-0.
El Inter, su primer grande
Sus dos etapas como entrenador del Inter de Milán estuvieron marcadas por el pesimismo. A mitad de la temporada 1995-1996 tomó las riendas de un equipo convulso, así como falto de grandes nombres y estrellas. Aún así, devolvió el gen competitivo a los neroazurri, llevándoles en apenas una temporada a disputar la final de la Copa de la UEFA del 97. Por desgracia, ese renacimiento no se pudo completar, pues cayó frente al Schalke alemán en la final.
Tras su periplo por Italia, Hodgson dirigió las selecciones de Emiratos Árabes Unidos y Finlandia, antes de finalmente regresar del Erasmus a su Inglaterra natal.
Del Fulham a Wembley
Volvió a su tierra para dirigir al Fulham, que vagaba por la Premier sudando para salvar la categoría. Era un equipo con ilustres como el estadounidense Clint Dempsey o Bobby Zamora que, de la sabia mano del técnico, pasó a competir por un título europeo en el 2010. Fue la segunda final europea para Hodgson y, por desgracia para sus intereses, con igual resultado que en la primera. Diego Forlán lideró al Atlético de Madrid para noquear al Fulham y dejar con la miel en los labios y el rostro cariacontecido al carismático técnico británico y los suyos.
La última década para el preparador ha sido un carrusel. Ya entrado en los 60 años, alternó su labor como seleccionador inglés con su faceta como observador técnico original de la UEFA. Fue el último responsable de la generación de los Terry, Lampard o Gerrard con los Three Lions. Sin embargo, la maldición inglesa siguió imperando, y en las tres citas internacionales que disputó solo consiguió llegar a cuartos de final de la Eurocopa 2012. Además, se dio un batacazo en el Mundial del 2014, donde fue eliminado en fase de grupos, y cayó sorpresivamente en la Euro del 2016 frente a Islandia en octavos de final.
El Crystal Palace como último gran proyecto
La temporada 2016-2017 el Crystal Palace afrontaba su quinta temporada en la Premier. El equipo pretendía dar un salto adelante. El club buscó abandonar el clásico modelo inglés de juego. El hombre elegido para esa renovación fue Frank de Boer. El exfutbolista holandés tan solo duró cuatro partidos, convirtiéndose en uno de los peores técnicos de la historia de la competición inglesa.
Con el cargo de entrenador vacante, en pleno septiembre, el Crystal Palace prefirió a un hombre de la casa, Roy Hodgson. Con 70 primaveras volvía a la Premier tras su marcha de la selección. Y el cielo se despejó en Sellhurst Park, casi como si de un milagro se tratara. Revolucionó un equipo sin alma y de perfil bajo, pero que contaba con uno de los mejores jugadores fuera del Big Six de los grandes, Wilfried Zaha. El costamarfileño fue un pilar para lograr finalmente una permanencia cómoda, con once puntos por encima del descenso.
Desde ahí, el equipo se acostumbró a competir. Siempre en zona media, nunca cerca de Europa, pero sin pasar apuros. Hodgson creó una vieja guardia sólida y con bagaje en el máximo nivel que permitía que sus estrellas brillaran. El éxito de los Wilfried Zaha y Everechi Eze, o Michael Olise más recientemente, no se entiende sin los Vicente Guaita, Luka Milivojevic o Joel Ward. Soldados de un equipo incómodo y rocoso que durante las cuatro primeras temporadas siempre llegaban a abril con los deberes hechos y la salvación en el bolsillo.
Una jubilación a medias
En el 2021 Hogdson decía adiós al Palace, pero no a los banquillos. El Watford contactó con el veterano técnico para tratar de salvar la categoría. Fue el tercer entrenador del equipo en la temporada, y la situación ya era crítica. El veterano preparador inglés no pudo hacer nada por evitar el descenso de los Hornets. En sus propias palabras, este descenso significaba «su adiós a los banquillos definitivamente».
Pero el destino sería caprichoso y lo alejó de esa jubilación. El pasado marzo recibió la llamada de unos viejos conocidos, el Crystal Palace, su casa. El equipo londinense prescindió de Patrick Vieira. Más allá de su lugar en la tabla, fue una decisión en base a las sensaciones de un equipo que no lograba desprenderse de la lucha por evitar el descenso, esa que tantos años habían esquivado hábilmente. Y es ahí cuando volvió la luz de nuevo a Londres, otra vez como antaño: un 2-1 al Leicester en su primer partido provocó nuevamente un cambio de mentalidad. En las diez jornadas que faltaban los de Hodgson vencieron en cinco, empataron en tres y tan solo sufrieron dos derrotas, lo que se tradujo en la undécima posición final y un año más en la liga más prestigiosa del mundo. Con Hodgson como capitán del barco.