Valencia tiene fama de ser la ciudad más rápida de España a la hora de correr por sus calles. El medio maratón celebrado ayer vuelve a confirmarlo, con los récords nacionales de la distancia para Carlos Mayo (59.39) y Laura Luengo (1.09.41). Aunque hay quien pone un pero a la plusmarca del aragonés, el segundo español capaz de bajar de la hora y que destronó 22 años después el 59.52 de Fabián Roncero mientras prepara su debut en los 42.195 metros el próximo diciembre también en la capital del Turia. Calzó las mágicas zapatillas de Adidas que también condujeron hace pocas semanas a Tigist Assefa a convertirse en la mujer más rápida de la historia en el maratón.
Las Adizero Adios Pro Evo 1 son tan exclusivas que, en su primera tirada, solo se han fabricado 521 unidades y Mayo es el único español al que la marca alemana ha dado el privilegio de probarlas. Están valoradas en 500 euros y su principal clave está en que apenas pesan 138 gramos, un 40 % menos que cualquier otro modelo de primer nivel para running, con un mínimo de tejido, espuma, carbono y caucho. La diminuta lámina de caucho en su suela hizo pensar a muchos que la joya fabricada por Adidas sería de usar y tirar, pero el nuevo plusmarquista nacional del medio maratón volverá a usarlas en su asalto a la larga distancia.
«La mejora es mayor en deportistas populares porque esta zapatilla ‘te obliga', por así decirlo, a correr técnicamente bien», apuntó Mayo, capaz de soportar en Valencia un ritmo de 2.49 el kilómetro. En el 2020 ya había establecido la segunda mejor marca española de la historia, solo seis segundos por encima de la hora, y fue finalista olímpico en los 10.000 metros en Tokio. Con 28 años y mucho camino por recorrer en el gran fondo, sería muy atrevido dudar que su éxito está más en las piernas y la cabeza que en unas zapatillas, aunque ayuden.