La afición lo despidió con una pitada el lunes y arrecian las críticas por el juego del Celta y por los cambios, mientras el consejo le renueva su confianza
06 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Rafa Benítez continuará siendo el entrenador del Celta. El madrileño sigue gozando de la confianza del club, pero el partido con el Cádiz dejó su crédito bajo mínimos. El empate, pese a jugar una hora en superioridad numérica, el juego del equipo, incapaz de mandar en los partidos, y la gestión de los cambios provocaron la primera pitada de la afición a la conclusión del encuentro, una situación generada también por la racha de once partidos sin ganar, un escenario del que nunca salió vivo hasta la fecha un Celta que parece atravesar sus horas más bajas. Benítez dice sentirse fuerte para sacar la situación adelante, el club lo respalda y lo importante es que mantenga la confianza de la plantilla, que por ahora también parece estar de su parte. Mañana, en Sestao, en la Copa del Rey, y el lunes, en Vallecas en la liga, tendrá dos reválidas.
El Celta de Benítez es el peor de la historia como local en sus 58 temporadas en Primera División, sin una sola victoria que celebrar en ocho partidos (cuatro empates y otras tantas derrotas), muchos de ellos, ante rivales directos. A nivel de puntos, con 9 de 45 posibles, firma uno de los tres peores arranques de su existencia. Los números han erosionado a la carrera el inmenso crédito con el que llegó a Vigo de la mano de Marián Mouriño, quien hará efectiva su presidencia el próximo martes en la junta general de accionistas. Pero la experiencia y el currículo no le han valido al madrileño para cambiar el ritmo de un Celta que parece instalado en la derrota desde el marzo pasado (tres victorias en dos ligas a lo largo de este tiempo). Frente al Cádiz sumó su undécimo partido consecutivo sin ganar, una racha de la que nunca ha salido airoso, y lo hizo, además, con música de viento después del pésimo partido de su equipo. La afición lo acusa directamente, igual que a Luís Campos, cuyo paso por el Celta está resultando lamentable. Con el partido empatado, meter a Tasos Douvikas, el máximo goleador de la Eredivisie de la pasada campaña, en el minuto 91 es algo que muchos no alcanzan a entender.
Pero, sobre todo, el desarrollo del partido dejó claro que el Celta de Benítez es un equipo pensado para el contragolpe. Le cuesta un mundo manejar los partidos desde la posesión. Los celestes tuvieron el balón el 62 % del tiempo y dispararon en 26 ocasiones, pero sin avasallar a un rival al que le bastó defenderse con orden.
Pese a todo, Benítez, que sumados sus números en el Everton y en el Celta, solo ha ganado cuatro partidos de 30 posibles, se ve con fuerzas para seguir y cumplir el contrato de tres años que suscribió con el Celta el verano pasado con la intención de crear un proyecto de futuro. «Claro que me veo con fuerzas», dijo en la rueda de prensa posterior al partido. Cuando llegó a Vigo, el entrenador asumió la dificultad de dirigir a un equipo que venía de salvarse en la última jornada, pero nunca esperó que su desembarco fuera a ser tan duro.
El Celta, por ahora, mantiene el respaldo al entrenador madrileño. Desde el primer momento apuntó a un proyecto y la idea continúa con independencia de lo que pase mañana en Las Llanas en Copa. Benítez se sentará el lunes en el banquillo de Vallecas, pero el club espera una reacción que le permita ganar al fin un partido, algo que no consigue en liga desde el pasado 1 de septiembre.
La clave está ahora en el vestuario. Que la plantilla mantenga la confianza en el técnico y sus métodos, porque lo contrario podría ser la estocada definitiva. En público, Larsen fue el primero en romper una lanza a su favor. «Estamos todos bien, más juntos que nunca, estamos juntos con el míster, con el staff, con el club. Sé que el equipo puede dar más. Los puntos seguro que vienen, pero tenían que haber venido en este partido», comentó el máximo goleador celeste, con cinco dianas y uno de los pocos que están por ahora cerca del rendimiento esperado. Las dos próximas contiendas pueden ser decisivas. Hasta la fecha, ningún otro entrenador del Celta había aguantado tanto en una situación tan delicada.
9 de 45 posibles
Puntos
El Celta firma uno de sus tres peores arranques de la historia en Primera División.
Nada anunciaba que la temporada del centenario amenazase con convertirse en la peor de la historia del Celta en Primera. Después de flirtear con el descenso en varias ocasiones en el último lustro y de salvarse una vez más en la última jornada en la temporada pasada, el club buscó un golpe de timón con un cambio radical de perfil de entrenador y también de filosofía. Benítez parecía una apuesta segura y el club tenía claro que nadie se iba a poner nervioso por tres derrotas consecutivas, pero ya han pasado 15 jornadas de liga y el equipo solo ha sido capaz de ganar un partido y empatar seis a mayores. Las once jornadas sin ganar han sido hasta el momento sinónimo de descenso.
La crisis más importante de los últimos tiempos llega en el año del centenario y, además, con cambio en la presidencia con el traspaso de poderes de Carlos Mouriño a su hija Marián, que pretendía darle un giro al club poniendo el foco en la parte deportiva y en el primer equipo en particular.
Marián Mouriño también le dio plenos poderes a Luís Campos para formar plantilla, pero un tope salarial de 79,8 millones no parece suficiente para que el equipo pueda estar en una posición acorde con su estatus económico. El fichaje del luso como asesor externo parece uno de los fiascos más grandes de los últimos tiempos en el Celta y sus días parecen contados en el club.
Bajo su batuta, los vigueses llevan dos años con un plantel descompensado, al que ahora añade la falta de un jugador de último pase y la ausencia de un mediocentro de envergadura que refuerce el endeble sistema defensivo del equipo.