Lebron James lleva dos décadas en la NBA, siempre al más alto nivel. El día 30 cumplirá 39 años y sigue siendo un jugador con peso específico en la competición y en su equipo, como demuestra el MVP logrado en la final «copera» ante los Pacers de Indiana. No deja de ser un reconocimiento más en su extenso palmarés de títulos individuales y colectivos.
Si alguna vez se hace una clasificación para elegir al jugador más completo de la historia, LeBron James va a ser uno de los candidatos más firmes. Entre otras razones, porque son muy pocos los que se pueden desenvolver en todas las posiciones de un equipo con un buen desempeño. Quizás solo dos, Magic Johnson, aunque ha sido un jugador de otro corto, y el propio LeBron James.
No tiene la fantasía ni el manejo de balón del legendario base de los Lakers del Show Time. Pero puede llevar las riendas del equipo. A la hora de buscar al aro, es capaz de anotar desde cualquier distancia y de todas las maneras. Su contextura física lo convierte en un gran reboteador. Y a todo ello le suma otra cualidad que trae de serie: es un animal competitivo como pocos, que se cuida y ha sabido ir adaptando el baloncesto a su edad. Por eso sigue estando entre los mejores a punto de cumplir 39 años, por eso y porque siempre pone su talento y su voracidad a disposición del equipo. No domina tanto el juego desde el físico como antes, pero sabe descifrarlo, medir y sumar. Y liderar.
El experimento de la NBA con el llamado In-Season Tournament, que no deja de ser una copia de la Copa que tan arraigada está en el baloncesto europeo, ha nacido con buen pie. Y la victoria de la franquicia angelina con el papel destacado de LeBron James contribuyen a poner ya un halo místico a la nueva competición.