Una clasificación a cuartos de Champions con muchos interrogantes

Isaac Asenjo COLPISA

DEPORTES

Juan Medina | REUTERS

El Real Madrid hace autocrítica después de traicionarse a sí mismo en un duelo ante el Leipzig en el que Vinicius hizo de ángel y demonio

07 mar 2024 . Actualizado a las 16:08 h.

«Puede que me haya equivocado en el once; los pitos fueron merecidos», Carlo Ancelotti hizo autocrítica después de que el Real Madrid casi pasara por el desfiladero frente al Leipzig en la vuelta de los octavos de la Liga de Campeones. Un duelo en el que el equipo del técnico de Reggiolo jugó con fuego, recibió una veintena de disparos y que sorprendió con un once inicial en el que pobló el centro del campo sin ningún resultado. No fue el mejor día para el italiano tras conocerse que la Fiscalía recuperaba su conflicto con Hacienda por unos derechos de imagen. «Puse medios para meter intensidad, presionar arriba y evitar las contras, pero estuvimos en bloque bajo y sin presionar», se justificó el entrenador, que hizo algo similar en el Metropolitano, y que terminó siendo una de las dos derrotas de los de Chamartín este curso. Sobrevivieron de milagro y terminaron agobiados ante un rival entusiasta que perdonó en las botas del creyente Openda lo que no condena un contrincante de mayor enjundia.

El trío de atacantes Kane, Mbappé y Haaland son palabras mayores en cuartos tras una eliminatoria trampa que deja varios interrogantes a resolver para un Carletto que ya sabe lo que es desarmar el puzle tras lograr ventaja en los partidos de ida y sobrevivir a varias vidas cuando llega la primavera. Una sensación vivida en el 2015, en los octavos ante el Schalke cuando con el 0-2 de la ida el equipo acabó rezando a varios santos (3-4). Lo mismo ante la Juventus en los cuartos del 2018, cuando los italianos igualaron tras el descanso el 0-3 de la ida y el Madrid terminó triunfando con un gol salvador de Cristiano. O sin ir muy lejos, como ante el Chelsea en cuartos del 2022, cuando los ingleses empataron a falta de media hora el 1-3 de Londres.

No sabe jugar a especular

No está el Madrid en su mejor momento de la temporada, aunque haya pasado a los cuartos de la Champions y en Liga su distancia sobre el segundo esté ya en siete puntos. El equipo se traicionó a sí mismo en su competición fetiche y tuvo la idea de salir más a no perder que a ir a por la victoria. Y claro, jugar a conservar la renta suele ser un mal negocio, especialmente cuando enfrente hay un rival sin ningún complejo.

Lleva tiempo el Madrid jugando sobre el alambre, y no es el mismo equipo contundente de inicios de curso. En los últimos cuatro partidos solo ha sido capaz de ganar uno, frente a un Sevilla que sucumbió tras un solitario gol de Modric. Lo demás, empates ante Rayo Vallecano, Valencia y Leipzig que han coincidido con otra mala racha goleadora de Rodrygo, autor de solo tres tantos en los últimos 15 partidos. Un jugador de chispazos que repite destino negativo con un problema de puntería que no tiene Vinicius, pero al que se le acumula su rompecabezas con la gestión emocional, algo que le está lastrando mucho en sus dos últimos cursos. El brasileño es el más determinante del Madrid, pero volvió a ser ángel y demonio en un partido en el que estuvo a punto de liarla con una acción sin sentido que casi le cuesta la expulsión.