Tiger Woods redobla su papel negociador en la paz del golf entre el PGA y LIV

DEPORTES

ETIENNE LAURENT | EFE

Vicepresidente de PGA Tour Enterprises, se reúne con el magnate saudí Yasir Al Rumayyan junto a otros jugadores

19 mar 2024 . Actualizado a las 19:58 h.

Mientras regala al golf su presencia en una competición al mes, todo cuanto le permite un cuerpo machacado por los entrenamientos y el accidente de coche que sufrió en el 2021, Tiger Woods (Cypress, California, 1975), redobla su papel negociador. Su legado, que ya era inmenso, es lo que quita el sueño ahora al ganador de 15 grand slams, y multiplica sus proyectos fuera del campo. Primero lanzó junto a Rory McIlroy y varias estrellas del deporte TGL, el proyecto de golf virtual en formato exprés que se emitirá los lunes por televisión en formato de máxima audiencia. Una mezcla del espectáculo de los simuladores y la acción real en un gigantesco estadio con pantallas, cuyo inicio se aplazó al 2025 por un problema en la construcción del escenario. Y, sobre todo, desde hace unos meses Tiger ha ido asumiendo galones como el gran defensor de la supervivencia del PGA Tour, cuya supremacía amenaza ya por tercera campaña consecutiva el LIV, el circuito impulsado por el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudí. Hace unas semanas, se supo que ostenta una vicepresidencia en PGA Tour Enterprises, la nueva entidad que comercializará el negocio del circuito americano, participada por Strategic Sports Group, quien inyectará una inversión de tres mil millones en la nueva sociedad. En esa nueva compañía se espera que participe también el PIF, si se cierra la paz definitiva entre los principales actores de la industria del golf, con algo parecido a un único circuito mundial en el que competirían todas las estrellas, tanto las que permanecieron fieles a los torneos tradicionales, como las que firmaron contratos con el circuito rebelde. Pero la manera de aunar todos los intereses es lo que lleva meses sobre la mesa. Desde que en junio el comisionado del PGA Tour, Jay Monahan, firmase de espaldas a sus jugadores un documento base con el objetivo de llegar a un acuerdo con LIV. Así que ahora corren nuevos tiempos: transparencia, participación de los golfistas y diálogo, mucho diálogo. En esa estrategia se enmarca la presencia el lunes en la reunión clave en Bahamas de Woods con, entre otros, Yasir Al Rumayyan, presidente de la petrolera Aramco y máximo dirigente del PIF.

«¿Podemos llegar a un acuerdo?»

Tiger, al que varios medios atribuyen haber rechazado un talón de 800 millones, como gran icono, cuando iba a nacer LIV, acudió a la reunión de Albany, en Nassau, junto a otros cinco jugadores, Jordan Spieth, Adam Scott, Patrick Cantlay, Webb Simpson y Peter Malnati. Pero ejerció un simbólico papel de anfitrión en el complejo donde organiza el Hero World Challenge, evento vinculado al PGA Tour. De la cumbre se sabe mucho del talante y poco del fondo de las negociaciones. «Confiamos en que esta reunión contribuya a responder a la pregunta más importante: ¿podemos llegar a un acuerdo?», indicaron los jugadores antes de la cita. De los resultados, poco se sabe.

SSG, ya involucrada al máximo

A la cumbre, en la que no faltaron invitados, también acudieron, entre otros, Monahan y John Henry, uno de los primeros ejecutivos de SSG, una multinacional ahora involucrada en el golf y con experiencia previa en el béisbol, el baloncesto y el fútbol americano, entre otros grandes deportes.

«La conversación ha sido constructiva y supone un paso importante en el proceso de due diligence para seleccionar potenciales inversores para PGA Tour Enterprises», comunicó Monahan tras la reunión.

McIlroy, más conciliador

No estuvo en las negociaciones Rory McIlroy, una de las estrellas más críticas con LIV, por su formato de tres días por equipos, por no tener corte, por amenazar a los torneos clásicos y por no premiar la meritocracia en su acceso, que se realiza, sobre todo, por invitación. Pero el norirlandés añadió matices a la posible paz, al señalar al los responsables del LIV —con Greg Norman como embajador y jefe estratégico—, y no al PIF —el inversor que lo sostiene—, como el culpable de la guerra desatada en los últimos años.

«He pasado tiempo con Yasir. Y las personas que lo representan en el LIV, Norman y su equipo, le han hecho un flaco favor. Hay una enorme desconexión entre PIF y LIV (...). Cuanto más nos acerquemos a Yasir, al PIF, y, con suerte, cerremos esa inversión, mejor será para todos», matizó McIlroy, al tiempo que enfrió la euforia sobre los plazos para cristalizar la fusión de los circuitos: «Veo a LIV con su formato actual durante los dos próximos años, hasta que todo se solucione».