Diego Epifanio, entrenador del Básquet Coruña: «Nos metíamos más presión nosotros, por no dejar pasar la oportunidad»

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez Cundíns MELILLA / ENVIADO ESPECIAL

DEPORTES

Marcos Miguez

Cree que «se han dado muchos pasos en lo social y en lo deportivo»

11 may 2024 . Actualizado a las 21:56 h.

Diego Epifanio Carbonero (Burgos, 1978) gana en las distancias cortas. Apenas unas horas después de haber logrado un hito para el baloncesto español, el ascenso del Leyma a la ACB como campeón de la LEB Oro, transmite la misma energía como si nada hubiese pasado. Equilibrio.

—¿Cómo se encuentra?

—Muy contento, por la gente, por los chicos.

—¿Ha repasado la temporada desde el final del partido en Melilla?

—Todos teníamos muy claro que una de las claves iba a ser mantener el grupo de la temporada anterior, intentando buscar algún cambio de jugador... pero muchas veces fue por situaciones de mercado, o por decisiones de ellos de no renovar. Eso nos permitió un bloque sólido, con el mismo cuerpo técnico. Y que uno de los nuevos fuese Huskic, que yo ya había trabajado con él, facilitó la adaptación y permitió rendir muy bien desde el principio de temporada. Los chicos tenían claro los conceptos defensivos y de ataque.

—Se construyó desde referencia conocida.

—Exacto, y la temporada pasada, salvo el play off, acabamos bien. Y todo nos dio confianza. Al principio, nadie esperaba que fuésemos a acabar con doce jornadas líderes. Un par de derrotas generaron dudas más en el entorno que en el vestuario, porque el trabajo del staff ha sido muy bueno.

—¿Algún punto de inflexión?

—La Copa. Nos metimos entre los dos primeros en la última jornada. Fue excepcional la afición, la salida, el desplazamiento masivo y el recibimiento. No tanto el resultado, pero lo vivido. Creó un germen muy bueno. Y que nos acompañasen antes a Cantabria fue definitivo, porque era importante estar en la Copa pero estábamos muy centrados en la Liga. Esa química con los aficionados fue muy importante.

—Su marca fue la fiabilidad.

—Aparte de Cantabria, el partido en Lleida, donde jugamos el viernes tras haber perdido la Copa el domingo. Pensamos que, a pesar del golpe, si queríamos ser el mejor equipo de la competición, había que ganar en Lérida, y ganamos. Y eso nos dio mucha confianza.

—¿Otros factores?

—Salvo Olle, hemos tenido suerte con las lesiones. Y el grupo trabajó muy bien. Y tuvimos muchos partidos importantes, como el de Melilla. Queríamos ganar para no depender de nadie y ser campeones. San Pablo, Estudiantes...

—Ustedes le aplicaron correctivos a rivales directos.

—De hecho, contra los ocho equipos de play off, solo perdimos dos partidos. De dieciséis. Hicimos muy buenos partidos contra los de arriba.

—¿Un lunar?

—Siempre digo que fue el partido contra el Cáceres. Sabíamos lo que había que hacer para ganar, teníamos el partido muy controlado y, de repente cometimos muchos errores y permitimos que el Cáceres nos sacase el partido. Luego perder en Burgos por dos con la última posesión, el Fuenlabrada jugó sus dos mejores partidos contra nosotros, contra el GBC fue nuestro peor encuentro en casa... Es muy difícil estar siempre al máximo nivel.

—Usted se centró mucho en el aspecto mental.

—El equipo entendió lo importante que son el día a día, las rutinas y que no nos puede condicionar nuestro trabajo diario un resultado adverso.

—Se preocupó del entorno.

—Es normal que haya mucho ruido, y era del positivo. Nos metíamos más presión nosotros que la directiva o los aficionados. Nuestro deseo de hacerlo bien, de no dejar pasar la oportunidad. El entorno fue apoyo total. Dos llenos en la temporada... se dieron muchos pasos en lo social y en lo deportivo. Por eso estamos aquí ahora.

—¿Cómo lo ve respecto a otros ascensos?

—Bueno, en mi ciudad, Burgos tuvo cuatro ascensos en cinco años. Fue distinto. Lugo vive muchísimo el baloncesto, hay una cultura de baloncesto muy grande, muy apasionada. Y aquí ha sido más ilusión, nunca se había conseguido con las tres siglas: ACB.

—Se negaba a pronunciar la palabra ascenso.

—No sabemos lo que va a pasar. Ha sido un año maravilloso. Yo viví, tristemente, la experiencia de ganar la plaza con el Tizona y no conseguimos estar en ACB. Y es muy duro para todos. Hay que celebrar, porque además, ojalá podamos estar todos en el proyecto el año que viene, pero el club tendrá que tomar decisiones. Hay que poner en valor ser campeones y el trabajo de todos. Ahora se dio el paso.

«La afición envió un claro mensaje a las instituciones»

Completado un objetivo, de inmediato arranca el camino hacia el siguiente, ya en la ACB.

—¿Cuándo comenzará a planificar la próxima temporada?

—Ahora hay que disfrutar, pero la directiva ya está pensando en las posibilidades y necesidades, las peticiones de la ACB.

—Pero usted no se tomará dos meses de vacaciones, seguro.

—No, no, claro que no. Tenemos muy buena sintonía. Si el club quiere, seguiremos en el proyecto y tomaremos las mejores decisiones. Primero el club debe decidir algunas cosas...

—¿A Coruña está preparada?

—Viendo imágenes de Riazor, los aficionados de A Coruña ha enviado un claro mensaje a las instituciones y al club de que ellos están ahí preparados. Ahora, el club debe tomar las mejores decisiones, intentar armar el mejor presupuesto posible y cumplir con las peticiones. Y las empresas dar un paso más, y las instituciones deben fomentar la cultura del deporte, porque los niños necesitan ídolos en los que fijarse, como referentes. Tener equipos en la máxima categoría es una referencia positiva. Y que se transmitan a los niños los valores de un deporte como el baloncesto, de esfuerzo, compañerismo...

—E ilusión.

—Los clubes deportivos hacen esa labor. El deporte es un gran punto de unión entre las personas, tan necesario. Y el baloncesto es un deporte en el que puedes juntar aficiones diferentes con muy buena química y eso en otros deportes no se consigue. El ambiente de la Copa ACB, con ocho aficiones disfrutando juntas, es brutal. Ojalá que el club haga los máximos esfuerzos y que las empresas e instituciones le ayuden a seguir haciendo historia del baloncesto en A Coruña.

—¿Qué tal fue la celebración?

—Lo pasamos bien. Fue una pena no estar con nuestras familias y amigos, pero nos vino muy bien porque el grupo humano es excepcional. Les echamos de menos, pero fue la ocasión de celebrar nosotros juntos.

—¿Se emocionó mucho cuando se vio campeón?

—No no. Es normal que otros como Pablo Hernández o Gustavo Gago se emocionasen, por todo lo vivido en el club. Pero durante el partido, el mensaje era: «Queremos acabar la Liga siendo los mejores». Claro que sentí mucha alegría por todos, por culminar lo que empezamos el año pasado. Pero soy un tipo tranquilo.