Simón Lamas: «Llegó el momento de afrontar nuevos retos e ilusionarse con otros proyectos»

DEPORTES

ALBERTO LÓPEZ

El entrenador chairego asegura que deja el Racing Vilalbés, tras 26 años, por «responsabilidad»

29 may 2024 . Actualizado a las 19:54 h.

En estado de shock permanece la gran familia del Racing Vilalbés desde que Simón Lamas (Vilalba, 1992) anunció que abandona el hogar. Fueron 26 años de trabajo y entrega a un club por el que siente un amor infinito y en el que fue progresando desde niño hasta convertirse en el artífice del mayor hito en la historia del club: el ascenso a Segunda Federación. Quiere nuevos retos y esa es la única razón por la que decide cerrar una larga e «inolvidable» etapa en A Magdalena. 

—Llevaba más de media vida en el club.

—Prácticamente toda. Tengo 32 y desde los 6 estuve ligado al club de una manera u otra. Primero como jugador, después como entrenador y coordinador de la cantera, y las cinco últimas temporadas como entrenador del primer equipo. El Racing fue una parte fundamental en mi vida y siempre será mi club.

—¿Por qué se va?

—Tengo un sentido de responsabilidad muy grande, mayor todavía en este club porque es mi casa. Tan grande es que al final de cada temporada siempre me hacía replantear qué era lo mejor para todos. Hasta el momento todo había ido de menos a más, siempre fuimos dando pasos adelante. Llegados a este punto, con el descenso, no me veía capacitado, me faltaba la ilusión y la ambición necesaria para afrontar un nuevo reto aquí. Y como esta es mi casa, repito, tengo que ser lo más responsable posible y echarme a un lado si no estoy al 100 %. Además, me apetece ponerme a prueba en situaciones nuevas. Se me asocia mucho a este club, como no podía ser de otra forma, y eso es perjudicial para mí porque se generarán dudas sobre mi rendimiento en otros sitios. Yo confío muchísimo en mis posibilidades, creo que puedo hacerlo bien en otro club y quiero demostrarlo. Llegó el momento de afrontar nuevos retos e ilusionarse con otros proyectos.

—Fue jugador, coordinador y entrenador. ¿Con qué faceta se queda?

—Con la de entrenador, sin ninguna duda. Incluso cuando jugaba ya me atraía más que ser futbolista. Empecé a entrenar con 16 años en la base porque tanto Óscar Seijas como Paco Ruiz me fueron iniciando porque vieron que tenía vocación. En el banquillo fue donde más disfruté, más aporté y, sobre todo, donde más me sentí realizado.

—¿Su momento de mayor felicidad en el club fue el ascenso a Segunda Federación?

—Probablemente sí, ya que fue totalmente inesperado. Recuerdo al presidente decir que no estábamos preparados para el play off, todos lo veíamos extremadamente difícil. Fue un mes y medio de play off muy intenso en el que vivimos grandes momentos. Conseguimos algo histórico que con el paso del tiempo le daremos muchísimo más valor. Además, fue el último gran momento que me tocó vivir con mi padre, que aquel momento era delegado, y ese recuerdo será eterno.

 —¿Y el trago más amargo? ¿El descenso de hace escasamente un mes?

—No, no. A pesar del descenso, creo que los objetivos los cumplimos con creces. Los que siguieron la trayectoria del equipo vieron un bloque muy fiable, que competía de tú a tú con todos los rivales. Sumar en Zamora, ganar al Compos en San Lázaro... Si nos los dicen al principio de liga no nos lo creeríamos. La competición es durísima y peleamos por la salvación hasta el último minuto del último partido. ¿Los peores tragos? Jugadores que se marchan, compañeros del cuerpo técnico que no pueden seguir... Diría más estas situaciones que este descenso.

—¿Ha cambiado mucho el club desde que llegó siendo un niño?

—Sí, bastante, sobre todo en los últimos años. Cuando yo empecé era un club muy amateur, competía en Preferente. A partir de ahí el equipo se estabilizaría en Tercera, dio un paso más con la llegada de Óscar Gilsanz y últimamente seguimos creciendo en ilusión y ambición. Nos dimos cuenta de que con trabajo, estableciendo una base sólida en la estructura, se podía soñar. Ahora, después de este paso por Segunda Federación, el club debe dar otro paso más. Hay dentro una persona que está haciendo un gran trabajo, que es Charly, y a partir de ahora el Racing tiene que ser un equipo ganador en Tercera, que se codee siempre con los mejores.

 —Fueron muchos los jugadores que estuvieron a sus órdenes. ¿Cuál le impresionó más por su fútbol?

—Lo que me más reconfortó como entrenador del primer equipo fue ver asentarse a Vérez, que es uno de los capitanes y estuvo conmigo en dos ascensos con los juveniles y en el del primer equipo, y a Rares, también ya asentado en el primer equipo. Sería muy desacertado por mi parte quedarme con la calidad de un jugador en concreto. Lo que sí me gustaría, y creo que todos en el equipo lo ejemplificamos, es destacar a Pablo Rey. Fue y es una leyenda del fútbol gallego. Nos permitió dar un salto cualitativo en los últimos años. Y no podemos olvidarnos de Diego Villares, del cual nos sentimos muy orgullosos.

—Nathaniel ya fichó por el Lugo. ¿Lo ve triunfando como albivermello?

—Sí, creo que sí. Tiene muy buenas condiciones físicas y técnicas, y quizás deba mejorar en la mentalidad. Este año con nosotros fue una buena preparación para el salto a un fútbol profesional en el que creo que tiene cabida. Lo merece.

—Una última. ¿Lo volveremos a ver entrenando la próxima temporada o necesita un descanso?

—Esa es mi intención, pero no depende solo de mí. No sé qué cartel tengo ni cómo me ven los equipos. Igual que no me veía preparado para seguir aquí, sí me veo preparadísimo para ilusionarme con otros proyectos. Hay entrenadores que después de tantos años en un mismo equipo necesitan descansar y recargar las pilas, pero no es mi caso. Necesito seguir entrenando y me gustaría muchísimo. Estoy abierto a todo.