La Decimoquinta abrocha un curso inolvidable en el que los blancos ganaron también Liga y Supercopa de España, presumiendo de proyecto frente al marasmo de sus rivales
03 jun 2024 . Actualizado a las 10:47 h.Con la Decimoquinta reposando ya en las vitrinas del Santiago Bernabéu, el Real Madrid cierra una temporada de ensueño. Los blancos ganaron la Supercopa de España en enero, alzaron su trigésimo sexta Liga a comienzos de mayo y estrenaron el mes de junio levantando la 'orejona' en Wembley.
Por el camino, alargaron el idilio con Carlo Ancelotti, un técnico que tiene ya a tiro de piedra el récord de 14 trofeos que conquistó Miguel Muñoz, y demostraron la fortaleza de un proyecto que no para de crecer, en contraste con el marasmo que devora a varios de sus rivales tanto de viejo como de nuevo cuño. La brecha se eleva y todo apunta a que seguirá haciéndolo.
Por quinta vez en su historia, el Real Madrid ha logrado el deseado doblete Liga-Champions. Consiguió los dos primeros de forma consecutiva en 1957 y 1958, de la mano de la espléndida generación que abanderaron Alfredo Di Stéfano y Paco Gento, certificó el tercero en la campaña 2016-17 con Zinedine Zidane en el banquillo y la 'BBC' como emblema y abrochó el cuarto hace dos años en París, cuando Marcelo aupó la Decimocuarta en el Stade de France un mes después de que el genial lateral izquierdo hiciese lo mismo con la primera Liga que lució en el palmarés de Ancelotti.
El transalpino ha llevado de nuevo el barco a buen puerto al término de una temporada que pintaba torcida en agosto con las sucesivas roturas del ligamento cruzado anterior de la rodilla que sufrieron Thibaut Courtois y Éder Militao -a los que se sumaría David Alaba en diciembre con la misma dolencia-, pero en la que el Real Madrid volvió a hacer gala de una infinita capacidad de resistencia para atiborrarse de gloria una vez más.
Solo dos derrotas
Los blancos solo han perdido dos partidos a lo largo de la temporada que bajó el telón este sábado en Londres: ambos frente al Atlético y uno de ellos en la prórroga. Se trata del mejor dato en sus 122 años de historia, puesto que mejora las tres derrotas que sufrieron en la campaña 1968-69. Es también un registro jamás visto en un equipo que compatibilizó Liga, Champions y Copa en el mismo curso, arrebatándole la plusmarca al Arsenal, que solo hincó tres veces la rodilla en la campaña 1990-91. El Bayer Leverkusen, que apenas cayó una vez esta temporada, en la final de la Europa League, es el único conjunto de las grandes ligas que ha sido aún más irreductible que el equipo de Chamartín.
El hambre insaciable, el talento de una plantilla repleta de estrellas y la sobresaliente guía de Ancelotti han catapultado al Real Madrid, que aumenta su leyenda y parece prácticamente indestructible. Cierto es que la retirada de Kroos, arquitecto de un equipo de época, modificará inevitablemente el rostro de una escuadra que abrazó durante una década el racionalismo cartesiano de su metrónomo, pero el porvenir de los blancos se perfila deslumbrante.
Florentino Pérez ha pergeñado un plantel rebosante de calidad, físico y experiencia en el que Vinicius, Bellingham, Rodrygo, Valverde, Camavinga o Militao van asumiendo ya el liderazgo, sin que ello suponga un menoscabo para veteranos como Carvajal, Modric o Lucas Vázquez. Ancelotti ha subrayado en numerosas ocasiones que tiene el vestuario más sano de su carrera, lo que es decir muchísimo tratándose de un técnico que ha ocupado banquillos en cuatro décadas distintas. La sensación de formar parte de una familia y el orgullo de defender a un club que representa el epicentro del fútbol mundial opera como imán a la hora de atraer talento, lo que a su vez facilita la salida de figuras señeras sin que los resultados se resientan.
Se fueron Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Varane, Casemiro, Marcelo, Benzema y el Real Madrid siguió avanzando sin inmutarse. Ahora se despide Kroos, pero llegan Endrick, Mbappé y puede que alguno más para aquilatar aún más un equipo cuyo poderío físico y técnico no hace sino aumentar frente a la mirada temerosa de unos adversarios que ya han dado la voz de alarma. «El Real Madrid es el mejor equipo del mundo y va a seguir siendo el mejor equipo del mundo porque ha rejuvenecido su plantilla y va a seguir creciendo», avisaba Simeone.
Desafíos
El desafío de Ancelotti será encajar todas las piezas sin que aflore una lucha de egos. La obsesión del italiano pasa porque el Real Madrid mantenga el equilibrio que le ha dado el éxito este año, lo que no resultará fácil en un equipo que previsiblemente recuperará el 4-3-3. Bellingham regresará al centro del campo, donde se mantendrá Valverde mientras Tchouaméni y Camavinga se disputan la plaza restante. Recuperar la mejor versión de Militao se antoja también determinante para mantener la solidez de un bloque en el que Rüdiger ostenta ya la condición de intocable.
Convendrá cuidar en cualquier caso el fondo de armario, porque la exigencia se elevará exponencialmente. El Real Madrid se verá inmerso en siete competiciones distintas el curso venidero, que descorchará el 14 de agosto disputando la Supercopa de Europa frente al Atalanta en Varsovia, continuará con la Liga, la Champions bajo un nuevo formato que incrementa el número de partidos, la recuperada Copa Intercontinental programada entre el 14 y el 18 de diciembre, la Supercopa de España que se celebrará del 8 al 12 de enero de 2025 en Arabia Saudí y la Copa del Rey para desembocar con el nuevo Mundial de Clubes que acogerá Estados Unidos el próximo verano. Para ganarlo todo será necesario afrontar un máximo de 72 partidos. Un ritmo infernal. Pero el Real Madrid se siente y parece capaz de todo.