![Alcaraz, tras derrotar a Sinner en la pista central.](https://img.lavdg.com/sc/-4KyoT6BnqtVCG0M7zfVCMbl8dg=/480x/2024/06/07/00121717779602094775784/Foto/reu_20240607_165419141.jpg)
El murciano se impuso al próximo número uno del mundo en un épico partido de más de cuatro horas
07 jun 2024 . Actualizado a las 19:43 h.El tenista español Carlos Alcaraz se ha clasificado este viernes para la que será su primera final de Roland Garros, segundo grand slam de la temporada, después de imponerse en cinco sets al italiano Jannik Sinner por 2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3 después de más de cuatro horas de encuentro.
El murciano y el de San Candido han librado un sensacional espectáculo en su semifinal de la Philippe Chatrier, donde el futuro número uno del mundo ha llegado a estar dos parciales a uno arriba antes de sufrir la remontada del jugador de El Palmar.
El número tres del mundo se ha metido en su tercera final de un grande, la primera en la arcilla roja parisina, tras las del US Open en el 2022 y Wimbledon en el 2023, ambas saldadas con victoria. Su rival saldrá del ganador del duelo entre el alemán Alexander Zverev y el noruego Casper Ruud.
A sus 21 años, el español se convierte en el jugador más joven de la historia en alcanzar finales de grand slam en todas las superficies. «Ha sido un sufrimiento, aquí hay que disfrutar de la grandeza de este torneo, pero hoy, durante cinco sets, hemos tenido que pelear y hay que saber también disfrutar del sufrimiento», señaló Alcaraz.
Como en su ya legendario choque en el Abierto de Estados Unidos del 2022, en el que el murciano levantó una bola de partido antes de apuntarse el choque y, posteriormente, el torneo, lo que le propulsó al número 1 del mundo, los dos contendientes batallaron durante cinco sets.
Mal inicio
Alcaraz comenzó mal, estuvo tenso todo el partido, multiplicó los errores (58) pero supo sobrevivir para llegar con opciones hasta el final, contra un rival que más allá del primer set, tampoco tuvo un tenis fluido, y también firmó numerosos fallos (44).
No era un día para retrasos en un París tomado por las fuerzas de seguridad, con calles cortadas para dejar paso a los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y Ucrania, Volodímir Zelenski, de regreso de la conmemoración del desembarco de Normandía, pero Alcaraz llegó tarde.
Estaba en la central de París a la hora acordada de su cita con Sinner, la novena de su corta carrera que, a buen seguro, traerá otras, pero aunque hizo acto de presencia, realmente no había llegado aun cuando empezó el peloteo.
Un 4-0 de salida, dos servicios rotos del español, dos juegos en blanco con su saque el italiano y ya el partido hipotecado, cuesta arriba.
Veinte minutos tardó el español en ganar su primer juego, 26 en romper el primer saque a su rival, pero cuando parecía que se reenganchaba, el martillo del virtual número 1 volvió a golpear para cerrar la manga.
No encontraba la vuelta al duelo el murciano, obligado a arriesgar para contrarrestar la eficacia de Sinner con su servicio, una apisonadora con una eficacia del 85 %, y así tanto se acierta como se falla.
Sinner apretaba el puño con rabia, cerraba la mandíbula y en sus ojos se dibujaba sangre. No quería dejar escapar la presa.
Reacción en el segundo set
La segunda manga parecía discurrir por el mismo cauce, 2-0 de entrada y un augurio sin apelación: a ese ritmo no se puede ganar al italiano.
Pero el tren de tenis de Sinner fue perdiendo fuerza, su servicio dio algo de oxígeno al español, su derecha empezaba a hacer estragos (14 golpes ganadores) y mandaba bolas más altas, más molestas, a las que el italiano no supo responder (solo dos golpes ganadores). Cinco juegos seguidos se apuntó Alcaraz y la segunda manga de su lado. Otro partido.
El duelo se fue a la deriva. Nerviosos, tocados físicamente, los dos adversarios multiplicaron los errores, que fueron más que los aciertos desde ambas raquetas, dejaron escapar una y otra vez opciones de cobrar ventaja.
El fisio atendió al italiano, de la mano derecha y de las piernas, como si quisiera prevenir posibles calambres. El español tampoco rulaba a pleno rendimiento. Sin calidad, el partido se aferró a la emoción.
Alcaraz golpeó primero, rompiendo el servicio en el tercero, pero enseguida cedió el suyo y ya no lo pudo recuperar, pese a que dispuso de hasta cuatro opciones para conseguirlo.
El saque del español entró en una fase dramática, mustio, inofensivo, sin picante, un regalo para Sinner que se lo arrebató en el sexto juego y ya no dejó escapar el margen.
Se aferró al cuarto set Alcaraz, el más impreciso de todos, una hoja caída de un árbol que podía ir a cualquier lado. Atenazados por el miedo, arriesgaban poco y fallaban mucho, pero el español amarró el set en un acelerón final, que no fue más que el preludio de la apoteosis final.
Carlitos había recuperado el colmillo y en el quinto set zarandeó al italiano, colocándose 4-1 y llevando toda la presión al campo rival. Se aferró a su servicio y, con mucha tensión, cerró el duelo.