Un anillo para la historia

Chiqui Barros

DEPORTES

Peter Casey | REUTERS

19 jun 2024 . Actualizado a las 20:21 h.

Hubo que esperar, pero al final llegó. La bandera del decimoctavo campeonato de la NBA subirá a las vigas del Boston Garden en el inicio de la temporada 2024-2025. Tras muchas finales de conferencia, una de la liga frente a los Golden State Warriors y alguna que otra decepción, la obra de Brad Stevens, dignísimo sucesor de genios de los despachos como Red Auerbach y Danny Ainge, trajo la gloria a la ciudad de Boston.

Un equipo hecho, en parte, desde el draft (Brown, Tatum y Pritchard), con dos fichajes que resultaron claves por su incalculable valor más allá de por dónde anden los focos. Soberbios Holiday y White, una incorporación decisiva y que, si las lesiones le respetan, lo será más en el futuro próximo.

Destacan también Kristaps Porzingis, el dominicano Al Horford, un veterano esencial en la cancha y seguro en el vestuario, y un tirador que hace bueno el dicho del gran Andrés Montes de «raza blanca tirador», el no drafteado Sam Hauser. Junto a ellos, otras piezas como Tillman, que tuvo sus momentos de gloria en las finales, Kornet, que ayudó mucho siempre que se le necesitó, o el portugués Queta, inédito, pero que, ya lo verán, tiene un futuro importante.

Un equipo que rindió a un grandísimo nivel en la temporada regular, pero que sacó, como hacen los campeones, su mejor versión en los play offs, con momentos en los que se abusó del bote y de aclarados demasiado espesos, pero que cuando compartió el balón lo hizo mejor que ninguno con una sinfonía de pases extra. Desplegaron su talento a raudales, con una defensa brillante en la que la capacidad de afrontar los cambios y las ventajas se reveló, una vez más, como decisiva en el baloncesto de hoy en día.

Destacables la versatilidad ofensiva, sin la cual no se gana en este juego, y un tiro de tres demoledor, situación que las características de Porzingis y Horford convierten en una amenaza a todo el equipo y genera grandes opciones de rebote, a la postre capitales.

Para una franquicia que lleva en su estirpe el orgullo y la competitividad, ganar es una forma de vivir. Por eso, después de tanto tiempo, la alegría fue inmensa. Por ahí andaban los Auerbach, Cousy, Russell, Havlicek, KC Jones, Heinsohn, Sam Jones, Walton, Bird, McHale, Parish, Garnett, Pierce y otros constructores del «Celtic Pride».

Para los que somos verdes, ya tocaba. Ahora, a ver si se puede consolidar una dinastía. Difícil parece teniendo en cuenta que en los últimos seis años ha habido seis campeones diferentes. Ya veremos, todo se andará. De momento, a disfrutar de este anillo y de ser el equipo más laureado de la NBA, lo que pesa en la historia.