Jessica Bouzas derriba a la campeona de Wimbledon (6-4 y 6-2)

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso REDACCIÓN

DEPORTES

«Es uno de los momentos más importantes de mi vida y de mi carrera. Estoy sorprendida conmigo misma», apuntó la gallega tras su victoria ante Vondrousova

02 jul 2024 . Actualizado a las 23:21 h.

Jéssica Bouzas firmó ayer la mayor proeza del tenis gallego en un grand slam. La tenista vilagarciana, de solo 21 años, protagonizó la sorpresa del día en Wimbledon al eliminar a la vigente campeona, Marketa Vondrousova, por 6-4 y 6-2. No hay quien pare a la prometedora tenista arousana, que firma una temporada maravillosa. Y se enfrentará ahora en la segunda ronda, ya con todas las miradas sobre sus hombros, frente a la también española Cristina Bucsa, que superó a la rumana Ana Bogdan por 6-4, 4-6 y 7-6 (10-5).

Bouzas, formada por Dani Otero en Vilagarcía desde niña, se fue de casa muy pronto porque creía que su talento volaría más alto pegándose con rivales de primer nivel fuera. Y esta temporada se movió en el alambre. Faltaron los resultados y volvió a empezar desde abajo, en torneos menores. Desde ahí reconstruyó su tenis. En marzo ganó en Antalya su primer título WTA, luego derrotó a la exnúmero 2 mundial Paula Badosa en la previa de Madrid, y en mayo se clasificó para el cuadro final de Roland Garros. Por eso ahora luce como la 83 del ránking. «Aún lo estoy asimilando (...). Tengo que disfrutar el momento; y esto no ha acabado. Obviamente sigue el torneo y en algún momento tengo que pararme y mentalizarme sobre la siguiente ronda», mañana jueves. Por ránking, durante al menos un año tendrá acceso a los grand slams, al contrario de lo que le pasó en el 2023, cuando accedió al cuadro final de Wimbledon, por ejemplo, desde la previa.

Agresiva y valiente, Bouzas convirtió las cinco oportunidades de break que dispuso en un partido que se jugó con el techo de la pista central, la catedral del tenis, cerrado. Llega a la élite del tenis algo más tarde que otras niñas prodigio, pero con tiempo para todo. Con varios tatuajes —«tengo siete u ocho», aclaró ayer—, uno de ellos lo luce de un dedo, para acallar malos presagios u agoreros. «Cuando eres tenista, en tu vida va a haber mucha gente que te dirá que no puedes hacerlo, que eres mala, que no tienes el tenis ni te estás esforzando suficiente», señaló en declaraciones recogidas por Efe. «A esa gente le digo que se calle», matiza la jugadora.