Phil Foden, del niño «tacaño» que solo quería un balón a un líder de Inglaterra

Rubén Cañizares BLANKENHEIM / COLPISA

DEPORTES

Lee Smith | REUTERS

Su Eurocopa no está siendo buena, pero en las semifinales dejó 40 minutos brillantes que ponen en alerta a España

13 jul 2024 . Actualizado a las 16:58 h.

En el verano del 2016, el exatleta olímpico Martí Perarnau, actualmente escritor y periodista, ponía su primer pie en Mánchester para contar la andadura de Guardiola como entrenador del City, algo que ya ha hecho con Pep: la metamorfosis y Dios salve a Pep. Ese segundo libro, publicado el pasado mes de diciembre, se inicia con el momento en el que Perarnau y Guardiola hablan por primera vez de Phil Foden, nombrado mejor jugador de la Premier en esta temporada 2023-2024.

«Nos encontramos por casualidad en la calle y me dijo que había conocido a un chico de 16 años, bajito, con las piernas arqueadas y blanquito de piel que era un espectáculo», recuerda Perarnau. Entonces, aquel City tenía como grandes promesas de su academia a Sancho y Brahim, pero el ojo de Pep visualizó que Foden iba a ser una estrella mundial, por encima de ellos dos de y cualquiera que se le pusiera por delante. No iba desencaminado.

A sus 24 años, Foden es el quinto jugador más valioso del mundo (150 millones de euros), solo por detrás de Bellingham, Haaland, Vinicius y Mbappé, todos ellos en la banda de los 180 kilos, y aunque su Eurocopa está siendo discreta, es el futbolista más peligroso que tendrá delante España en la final del domingo en el Olímpico de Berlín. Ante los Países Bajos sacó su mejor versión durante la primera parte, liderando el buen juego de Inglaterra, el único momento brillante de los pross en el campeonato, y no vio portería de milagro: un balón a la cruceta y otro que le sacaron justo en la raya de gol: «Pep tenía razón, era la gran joya de la cantera», recuerda Martí.

Foden se crio en Stockport, un pueblito del Gran Mánchester, en el seno de una humilde familia que ahora tiene la vida solucionada gracias al niño Phil. Su madre, Claire, era (y es) aficionada del City y su padre era hincha del United. Foden se decantó por los colores maternales y la casuística quiso que, con 4 años, un scouting del City lo detectara en Bridgehall, la escuela de Primaria donde estudió Foden. Allí se celebró un evento del club citizen para críos de 6 años, y Phil tenía en ese momento 4, pero faltaban niños y le preguntaron al profesor de Educación Física si tenían alguien más por ahí. Ese alguien más era Foden.

«Tenemos a este pequeño que es bastante bueno», le dijeron. Y así empezó su vínculo con el City, para felicidad de su madre: «De pequeño era el niño más tacaño que he conocido. No quería juguetes, ni juegos, ni videoconsolas. Solo un balón de fútbol», recuerda su progenitora, que era su sombra en el aparcamiento pegado al estadio Edgeley Park donde Phil pasaba horas infinitas jugando al fútbol con sus amigos.

«De todas las virtudes de Foden, la que destacaría es su conducción de balón. Tiene un imán de cuero en su pie izquierdo. Es prácticamente imposible quitarle la pelota en carrera. Y su mejor cualidad es el control orientado. Ya recibe girándose porque sabe cuál va a ser el siguiente movimiento», explica Perarnau, seguramente el que más entrenamientos ha visto de Foden después de Pep. Cualidades innatas que ha pulido Guardiola en estas ocho temporadas.

Junto a él ha aprendido a entender que el fútbol no se juega solo a sexta velocidad, que es justo lo que hacía de pequeño. Coger el balón y echar a correr en vertical hasta la portería contraria. Casi nadie le alcanzaba, pero eso en el fútbol de Pep no es posible: «Ya vemos que en la Inglaterra de Southgate da igual lo que se haga porque juegan como juegan, pero en el City se necesita diversidad de ritmos. Momentos de pausa y calma, y momentos de verticalidad y sexta marcha. Esto es lo que más le ha costado aprender y lo que más ha tenido que trabajar Pep con él. Mira que ha tenido buenos maestros como Silva o Bernardo, pero a Foden le ha costado años aprenderlo», desvela Perarnau.

Paciencia

Lo ha logrado, por fin, este curso, en el que ya se ha asentado como titular indiscutible y ha sumado en 53 partidos 27 goles y 12 asistencias, sus mejores números de siempre, siendo el segundo goleador y asistente del City. Registros que no le han hecho alzar la voz, como tampoco lo hizo en este largo proceso en el que ha tenido que bregar para asentarse en el once. Nunca exigió nada a Guardiola, ni siquiera cuando la crítica exigía muchos más minutos de los que Pep le daba, y él tuvo la paciencia, que no fue el caso de Sancho, por ejemplo, o Palmer, para saber esperar su momento y evitar tomar decisiones precipitadas que le hubieran alejado del Etihad.

Porque los 24 años de Foden son 45 en otra persona. Él ya es un serio padre de familia numerosa, con su tercer hijo recién nacido en esta Eurocopa, todos con Rebecca, su novia de siempre, también de Stockport. Phil es una estrella mundial que no ha perdido sus orígenes de vista ni un solo segundo. Su fortuna la ha invertido en el bienestar de sus padres, que tanto le ayudaron, y vive en un segundo plano, administrando con prudencia su fama y su cuenta bancaria. Un perfil similar al que gasta dentro del vestuario del City y, también, de la selección.

Foden está rodeado de pesos pesados en ambos equipos y entiende que su papel en estos momentos es más de escuchar que liderar. Ya le llegará esa jerarquía, como le acabó llegando el rol de jugador incuestionable. Un proceso natural de un chico de solo 24 años que tiene en su mano darle a Inglaterra la primera Eurocopa de su historia, y su primer título en 58 años. Enfrente estará España para evitarlo. Phil Foden, de Stockport a Berlín.