Sergio Scariolo, seleccionador nacional de baloncesto: «Me apetece reconstruir esta selección y es un reto estimulante»

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Scariolo imparte consignas a sus jugadores
Scariolo imparte consignas a sus jugadores ALBERTO NEVADO | FEB

El laureado técnico, que juega este lunes en Ourense, cree que no pueden confundirse las expectativas con las de la generación que lideró Gasol

24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sergio Scariolo (Brescia, 1961) es una figura asociada a numerosos hitos del baloncesto mundial, buena parte de ellos en el marco de su trabajo al frente de la selección española masculina, vigente campeona continental siguiendo sus instrucciones, tras la final de Berlín en el 2022. Dos años más tarde, la segunda ventana clasificatoria para el Eurobasket 2025, comenzó con la obligación de vencer dos veces a Eslovaquia para ganarse el billete de ida a la nueva cita. Entre el triunfo en Bratislava y la pugna del lunes en Ourense, el técnico italiano, valoró la realidad de un combinado que se mueve a la sombra de la era dorada del deporte de la canasta en nuestro país, la que se coronó en distintas competiciones internacionales.

—¿Está satisfecho con el rendimiento de un elenco en el que se han mezclado jugadores muy jóvenes con otros más rodados?

—Todos los jugadores que tienen un peso importante en este equipo no están acostumbrados, porque no lo tienen en sus clubes. Ahí reside la parte más importante de la cuestión. Es gente trabajadora, con cualidades, pero básicamente no son los hombres que en un momento caliente de un partido asumen la responsabilidad, sobre todo ofensivamente, porque en defensa han cumplido de sobra. Es un problema que se ha cristalizado y que tampoco tiene mucha pinta de cambiar en los próximos años, así que tendremos que convivir con él.

—¿Eso condiciona el ritmo de trabajo?

—Al final, viendo el partido de ayer —por el viernes—, hemos creado un gran número de oportunidades de terminar con canasta o con tiros abiertos muy liberados, que no hemos podido convertir, porque trabajamos para poner a los jugadores en situaciones de anotar, pero meterlas es una cuestión más individual, para la que hay que estar acostumbrados en la temporada regular. Y no es lo mismo ser la quinta o sexta opción de lanzamiento que la primera o la segunda.

—¿Se ve motivado para jugar con esas cartas en una fase que ya ha definido como de transición?

—Sí me apetece reconstruir esta selección, pero me apetece más cuando es bien entendida la tarea. Si al contrario tenemos gente que, desde la profunda ignorancia piensa que las expectativas sobre estos jugadores pueden ser parecidas a las depositadas sobre Gasol, Navarro, Ricky, Rudy o etcétera, pues sí que pierdes el entusiasmo, porque ves que no hay un entendimiento del momento en el que estamos y de lo que intentamos hacer. Con esa salvedad, sí insisto en que es un reto estimulante y que me motiva.

—¿No cree que el listón tan alto que fijaron en la anterior competición continental contribuyó un poco a eso?

—El título del Eurobasket 2022, con la perspectiva del tiempo, cada vez se acerca más a la definición de un milagro, aunque no me guste mucho utilizar esa palabra. Buena parte de ese éxito tuvo que ver con nuestro mérito, pero también con el demérito de rivales más fuertes que nosotros en ese momento. De todos modos, por hache o por be, se dio un resultado que quizás fue el de más distancia con respecto a las expectativas, de los producidos en nuestro deporte en los últimos 20 ó 25 años. Puede ser también que se produjera un daño en el sentido de poder pensar que, de algún modo, podremos conseguir esos resultados siempre, pero los milagros se producen cuando se producen y, después, la lógica vuelve a reinar.

«Nos quitamos un cierto peso de encima con la victoria en Bratislava»

Scariolo aterrizaba en Vigo, con el análisis fresco de lo que lo que había sucedido en la atractiva cancha del Tipos Arena, donde España remontó un choque casi perdido.

—¿Qué sensaciones le dejó el partido de Bratislava?

—La verdad es que regresé muy contento de Eslovaquia, porque viendo resultados de equipos de altísimo nivel, como Alemania, Eslovenia o Grecia, que en situaciones parecidas, no han podido ganar sus partidos, la verdad es que le da más mérito al esfuerzo de los jugadores que, con sus imperfecciones o su naturaleza, han tenido la fe y la capacidad de no dar el duelo por perdido hasta el final.

—¿La victoria después de dos prórrogas alivió un poco la presión del equipo?

—Nos quitamos un cierto peso de encima. No hay duda de que la realidad del grupo imponía y aún impone, porque aún no tenemos la clasificación matemática, la obligación de ganar los dos partidos y poder pensar un poco más en el futuro. Primero planificar la actividad del verano y también en el perfil que se le pude dar a la siguiente ventana de febrero.

—Y ahora toca Ourense.

—Uno de los no muchos lados positivos de las ventanas es precisamente que el baloncesto pueda llegar a ciudades que normalmente no tienen oportunidades de vivir a la selección y que pueden postularse como sedes idóneas. Está el ejemplo de Eslovaquia, donde —con todo el respeto— un país sin gran tradición en nuestro deporte, fue capaz de reunir a 10.000 personas en una magnífica arena, lo que nos provocó una presión ambiental muy importante, mientras la afición disfrutaba con su equipo. Nuestro objetivo es repetir ese entorno, aunque obviamente en Ourense el pabellón es más pequeño, pero confiamos en que se cree un gran ambiente de apoyo para esta selección más joven y que quizás lo necesita más.

—¿Qué nos puede contar de los gallegos de esta ventana?

—Jonathan Barreiro está listo para saltar a la pista. Tuvo una pequeña sobrecarga y no quisimos arriesgarlo en el primer partido, porque no es el momento de exigirles a los jugadores, pero se ha recuperado bien y jugará en Ourense. Tyson Pérez, más de lo mismo, su problema físico no fue grave, pero lo limitaba y la política de la federación es la de no asumir riesgos con los deportistas. Los dos los están haciendo muy bien en su club y los seguimos de cerca.

«Nuestra camiseta motiva, pero también pesa, así que hay que medir los plazos»

La reconstrucción a la que se refiere el seleccionador nacional debe mirar a los éxitos de equipos de base españoles que se han impuesto incluso a nivel intercontinental. Scariolo alerta sobre la obligación de evitar prisas.

—En estas ventanas internacionales ha incluido ya a varios campeones del mundo sub-19.

—Sí, el camino pasa por ahí. Pero hay que dimensionar lo que representa el extra de verte con una camiseta que pesa bastante más. Lo vemos a menudo en el fútbol con jugadores que lo han hecho muy bien en distintos equipos y después no han conseguido mantenerse cuando los fichan clubes de primerísimo nivel. La selección española es un equipo del más alto nivel. Nuestra camiseta motiva, pero también pesa, así que hay que medir los plazos. No podemos inventarnos que un jugador esté preparado para competir con un rol importante en el máximo nivel internacional, si no lo va haciendo antes en el club. Precipitarnos y poner a los jugadores delante de tareas para las que no están preparados es un error, casi tan grave como no darles oportunidades. Hay que proceder con los tiempos que sugiera su proceso de maduración.

—¿Les vendría bien cuadrar el calendario internacional para ajustar esas tareas?

—Todo el mundo desea un consenso con el calendario, pero honestamente, no soy muy optimista. Cada parte tiene intereses, llegaría a decir que hasta legítimos, pero en cualquier sociedad tenemos que renunciar a algo para llegar a acuerdos y aquí no parece que haya disponibilidad para hacer renuncias decisivas y dar un paso hacia el entendimiento.