El Barcelona y el Real Madrid, arrogantes, ni valors ni señorío

DEPORTES

Alberto Estevez | EFE

19 ene 2025 . Actualizado a las 17:17 h.

Barcelona y Real Madrid, en el orden que ustedes prefieran, están acostumbrados a ganarlo casi todo en el horizonte patrio y bastante cuando compiten en el exterior. Son clubes centenarios que por presupuesto y masa social van muy por delante de sus rivales en la Liga. En la Copa siempre hay más margen para las sorpresas. Y en Europa todo se iguala. Unos y otros han ido construyendo un relato de valors y señorío que, últimamente, se queda en papel mojado. Cuando las cosas no salen como esperan, asoma la arrogancia.

El Barcelona se revuelve cada vez que se ponen sobre el tapete los injustificables pagos a Enríquez Negreira, tan opacos como aviesos. Y la butifarra de Laporta en Arabia tras conocer las medidas cautelares del CSD muy al límite, en el caso de Olmo y Pau Víctor, no llega al despropósito testicular de Rubiales en Australia, pero está fuera de lugar.

Aquella reacción del Real Madrid tras saber que Vinicius no iba a ganar el Balón de Oro suena a rebeldía caprichosa. Cuando lo ganaron Cristiano Ronaldo, Modric y Benzema no cuestionó ni el sistema ni la procedencia de los votos. Y lo que hace sistemáticamente el club blanco con los informes arbitrales en su canal de televisión es absolutamente indecente. Suena raro que el gremio no tome cartas en el asunto, aunque, por otra parte, si valen como ejemplo otros escenarios paralelos que nada tienen que ver con el fútbol, pensarán que en mar revuelto pueden verse incluso peor, con el agua al cuello.

Eso sí, Madrid y Barcelona pueden ir de la mano cuando hay intereses comunes. Son los únicos que todavía pugnan por la Superliga y contra el dominio feudal de la UEFA, que comercializa la película y amenaza a quienes osan discutir su posición de privilegio. Todos hablan en nombre del bien y la esencia del fútbol, nunca de que poderoso caballero es Don Dinero.