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La cuenta de Instagram de los Mavericks perdió 700.000 seguidores en solo unas horas, mientras Magic Johnson bendice la operación
03 feb 2025 . Actualizado a las 19:45 h.Superado el sopetón del intercambio Doncic-Anthony Davis acordado entre los Mavericks y los Lakers, la reacción de los aficionados de una y otra franquicia no ofrece dudas: en Dallas lloran, en Los Ángeles celebran. Van a ver juntos en el mismo equipo a los dos únicos jugadores de la historia que promedian más de 27 puntos, siete rebotes y siete asistencias: el talento esloveno y el poderoso LeBron James. Son palabras mayores en los dos casos, pero especialmente en el de este último, con más de veinte temporadas a sus espaldas.
Quien gana, con toda seguridad, es la NBA, que ha visto bajar los promedios de seguimiento. No habrá más que esperar al debut de la gran pareja para comprobarlo.
Si los Lakers son capaces de sumar un pívot que les dé consistencia en el juego interior antes de que este jueves se cierre el plazo para fichajes, subirán enteros en la cotización entre los aspirantes al anillo.
Dallas gana en el corto plazo. Precisamente, lo que le faltaba era poderío debajo de los aros, y Anthony Davis se lo va a aportar. En el perímetro la amenaza es cosa de Kyrie Irving y Klay Thompson. Son tres jugadores que ya saben lo que es alzarse con el título y completan una tripleta de muchos quilates.
En todo caso, la afición de los Mavericks no acaba de asimilar el movimiento. No comprende cómo le han abierto las puertas a un jugador que en sus seis temporadas anteriores demostró ser uno de los mejores de la NBA y que, con solo 25 años, está llamado a marcar una época.
Nico Harrison, mánager general de los Mavericks y pieza clave a la hora de poner en marcha las negociaciones, se explicaba así en declaraciones al The Dallas Mourning News: «Mi trabajo se basa en esto, en tomar decisiones difíciles. Entiendo que la gente se haya sorprendido, pero creo que con este traspaso nos posicionamos para ganar ahora y también para ganar a largo plazo. Y ese es, en última instancia, el motivo por el que estamos aquí. Tengo que centrarme en anteponer los objetivos generales a todo lo demás»
Una vez confirmado el traspaso, en cuestión de horas la cuenta de Instagram de la franquicia perdió 700.000 seguidores. Es un dato más significativo que el funeral improvisado por varias docenas de aficionados junto al American Airlines Arena, incluyendo un ataúd en el que se podía leer: «Descansa en paz, Dallas Mavericks».
Sea como fuere, Luka Doncic ya no podrá entrar en el grupo de los «one club man», los jugadores que solo han defendido una camiseta a lo largo de su carrera, como fue el caso de Dirk Nowitzky en los propios Mavericks, Tim Duncan en los San Antonio Spurs o Kobe Bryant en los Lakers.
El base esloveno está ya en Los Ángeles, donde lo han recibido con los brazos abiertos. Ya antes de que aterrizase, una de las leyendas de la franquicia púrpura, Magic Johnson, le daba sus bendiciones: «Sabéis que me encantan las asistencias y con LeBron y Luka uniendo fuerzas podré ver a dos de los mejores pasadores de siempre jugando en el mismo equipo. ¡Tengo muchísimas ganas de ver a Luka con la camiseta de los Lakers en el Crypto.com Arena!».
No se quedó ahí su análisis: «He estado asociado con la NBA durante 45 años y este traspaso es el más grande que he visto entre dos superestrellas esencialmente en su prime. Con Luka, los Lakers se llevan una superestrella de 25 años. Es un gran movimiento a largo plazo para la franquicia de los Lakers cuando LeBron James se retire».
De'Aaron Fox a los Spurs, Zach LaVine a Sacramento
En la NBA los jugadores no deciden a qué equipo quieren ir, una vez que firman su contrato. Hasta que expira, se mantiene inalterable. Da igual si su rendimiento supera las expectativas o se quedan muy por debajo. No se retoca. Y cuando estampan su rúbrica saben que pueden entrar en cualquier operación de traspaso o intercambio. Como le acaba de pasar a Doncic. No eligió irse a los Lakers.
Solo hay una excepción, para jugadores con ocho o más años de servicio en la NBA y que han pasado cuatro o más temporadas en el equipo. Si cumplen estos dos requisitos, en el momento de negociar la renovación o un nuevo contrato pueden incluir la llamada cláusula de no traspaso, en virtud de la cual es necesario que den el visto bueno a cualquier operación instada por su club para que recalen en otro destino.
A veces los clubes son sensibles a las peticiones que les trasladan sus jugadores. Es el caso de los Sacramento Kings con una de sus estrellas, De'Aaron Fox.
El base veía con buenos ojos la posibilidad de recalar en los San Antonio Spurs, que a su vez contemplaban con buenos ojos la opción de juntarlo con Wembanyama pero que no estaban por la labor de desprenderse de ninguno de los jugadores de peso en la actual plantilla.
En Sacramento no se cerraron en banda y finalmente fue posible un acuerdo a tres bandas en el que entraron los Bulls de Chicago, que buscan reconstruir el equipo a medio plazo y encontraron una vía para liberar masa salarial desprendiéndose de una de sus estrellas, LaVine. Así quedó el trasvase: De'Aaron Fox y Jordan McLaughlin recalan en los Spurs; los Kings de Sacramento reciben a Zach LaVine, Sidy Cissoko, tres elecciones de primera ronda del draft y tres de segunda ronda; a los Bulls llegan Zach Collins, Tre Jones y Kevin Huerter, y también reciben una elección de primera ronda del draft.