![Vinicius se estira la manga que registra los 15 títulos de Champions ante Guardiol](https://img.lavdg.com/sc/PS6N9Rs8Kz8ARZ1BypRCSGJgpkk=/480x/2025/02/12/00121739316181468375425/Foto/reu_20250211_211912616.jpg)
El falso lateral urdió el 1-0 en la única acción en la que el City fue capaz de imponer su ideario al de un Real Madrid indiscutiblemente superior
12 feb 2025 . Actualizado a las 09:33 h.Lesionado Akanji, fue a emparejarse con Vinicius un futbolista con el numero 82. Más allá de lo que diga el marcador, estrecho por donde se mire, no hay mejor medida que la del sufrimiento de Rico Lewis, superado ya por completo en la acción del último gol, para calibrar las diferencias entre el Manchester City y el Real Madrid. El partido perteneció casi por completo al conjunto blanco, empeñado en darle emoción a la eliminatoria hasta recurriendo a un burdo penalti, para después encarrilarla al viejo estilo, con su típico arreón final.
El único rastro del ideario de Guardiola se esfumó en un minuto, concretado en el espejismo de ese 1-0 concebido precisamente en el carril contrario al que tomaron los de Ancelotti para ganar. En la construcción del lado bueno se emplearon, hace temporada y media, los 90 millones en los que el RB Leipzig tasó a un zaguero nacido para actuar a las órdenes de Pep. «Qué apellido tan bonito», apreció el técnico la primera vez que le preguntaron sobre el posible fichaje de Josko Guardiol. A los pocos días lo recibía a sus órdenes y comenzaba el proceso que llevó al joven (21 años, tenía) a renegar de su vida anterior. El central más caro del mundo era un lateral. O mucho más, como quedó demostrado ante el Madrid.
El croata brindó su pecho a Haaland, descolgando para el noruego el balón que este habría de enviar a la red. Aún madrugaba el primer tiempo y ya había servido Vini medio gol a Mbappe y tres cuartos a Mendy, sin que ninguno de sus socios franceses acertara a redondear la ocasión.
Desarbolado por las rápidas transiciones y la verticalidad del adversario, el City fue a esconder la bola junto a la línea de cal. Por allí desfilaron futbolistas a modo de cebo, en un ejercicio complejo en el que Grealish, Bernardo Silva y De Bruyne ocuparon sucesivamente la plaza que parecía reservada a Guardiol. Una larga serie de pases en horizontal provocó que la línea de contención blanca se estirara, de forma que cuando el cuero regresó al costado izquierdo eran menos los marcadores a superar.
Cambió entonces la dirección del juego para discurrir en profundidad, a partir del carrilero, ya de vuelta en su lugar habitual. Él combinó con Haaland y se trasladó hacia el interior cuando el punta descargó hacia Grealish, quien picó la pelota por encima de Asencio, falto de centímetros para anticiparse al receptor. Otra vez Guardiol. Pecho dispuesto a la altura del punto de penalti, asistiendo al rematador.
Fue bonito, mientras duró. Exactamente esa acción. Antes y después, solo quedó el Real Madrid.