Edu Hirschfeld, codirector de Capitanes: «Por ahora ningún club ha aceptado proyectarnos»

DEPORTES

El cortometraje, que aborda la homosexualidad en el fútbol masculino, podrá verse la próxima semana en A Coruña

17 feb 2025 . Actualizado a las 16:15 h.

El escenario es una semifinal de Copa, como la que presenciará el fútbol español la última semana de febrero. Los capitanes de uno de los contendientes, uno sustituido y el otro expulsado, se encuentran en el interior del vestuario con el partido todavía en curso. La discusión que se produce entre ambos, en la que acaba aflorando el tabú de la homosexualidad en el fútbol masculino, es el telón de fondo de Capitanes, el cortometraje que abrirá el próximo jueves 20, a las 21.00 horas, el festival Norte Cinema Diverso en el Teatro Colón de A Coruña. La víspera se conmemora el Día Internacional contra la LGTBIfobia en el Deporte. Edu Hirschfeld (Valencia, 1994) dirigió el corto junto a su paisano Kevin Castellano (Valencia, 1992).

—¿Por qué un proyecto así?

—Kevin y yo, además de cineastas, somos muy futboleros, los dos aficionados del Valencia. Nos propusimos hacer algo y antes investigamos un poco sobre varias cuestiones, entre ellas las apuestas ilegales y los fichajes fraudulentos. Pero, entre todas, nos llamó mucho la atención la invisibilidad de la orientación sexual en el fútbol masculino. Se había tratado solo a chispazos. Yo soy homosexual, y por nuestra propia militancia deportiva, nos pareció un reto interesante.

—¿Con qué dificultades se encontraron a la hora de materializarlo?

—Queríamos rodarlo en un vestuario profesional y nos propusimos buscar uno en la provincia de Valencia. Fuimos contactando con distintos clubes para ver si nos facilitaban las instalaciones. No hubo forma y nos lo dijeron abiertamente. Les parecía bien que habláramos del tema, pero con ellos no iba a poder ser. La otra forma de disuadirnos fue ponernos un precio de alquiler desorbitado, que doblaba todo el presupuesto que teníamos. Al final, creamos un club ficticio, el Marítimo Levante, y nuestro propio vestuario.

—¿Lo ha proyectado algún club?

—Contactó con nosotros el Athletic de Bilbao porque tenía un festival de cine sobre fútbol y podría interesarles. Finalmente, no lo han programado. La Real Sociedad tiene otro en junio, sobre cultura en el fútbol. Hemos hablado con ellos, pero tampoco se ha materializado. He tenido varias reuniones con otros dirigentes, algunos que tienen fundaciones en las que podría encajar. Pero nada, no ha fructificado. Queríamos que el corto salga del circuito cinematográfico y se proyectara en los clubes. Por ahora no ha sido posible, ninguno ha aceptado. Te dicen que muy bien que se hable de esto, pero en otra parte. Ojalá que en el futuro suceda. Al final es otra prueba de que en el fútbol todo va con retraso. Se ha quedado encapsulado en el tiempo.

—¿Por qué cree que sucede?

—La sociedad y las aficiones van muy por delante, no tengo duda. En el fútbol ahora están intentando superar el racismo, hace una década que estábamos en esos valores ya. El problema es que es una rueda muy difícil de romper, empezando por las altas esferas. Los mensajes que mandan la FIFA y la UEFA a los futbolistas, ¿cuáles son? Se impide que se lleve un brazalete o unos cordones con los colores arcoíris, se quiso sancionar al Bayern por proyectarlo en el Allianz Arena, se llevó el Mundial a un país que no respeta los derechos humanos... Y están los clubes. Ellos son los que tienen que abrir el debate. Los consejos directivos están plagados de hombres mayores con otra mentalidad. Asocian la masculinidad y la virilidad a la competitividad. Es una falacia eso. Llega el día del Orgullo y todos se ponen su escudo con los colores, pero a efectos prácticos no están dispuestos a generar el clima para que los jugadores puedan expresarse libremente y se sientan arropados.

—Pero el futbolista también tendrá algo que decir en todo esto.

—Cada vez se manifiestan menos individualmente, ya ni hablan con los periodistas, han sido devorados por los clubes. Los tratan como personas que no tienen inteligencia, voto, ni decisión. Si hubiera más jugadores como Borja Iglesias, Rubén García o Héctor Bellerín, que se pronunciaran abiertamente en este tema, ayudaría. Pero hay poco compañerismo en esto. Ahora, yo no me imagino otros 20 años sin que esto cambie. La brecha será insostenible y esto tiene que explotar de alguna forma.