
Fue un partido brillantísimo para el Madrid, el mejor de la temporada en todos los aspectos del juego (en el resultado, en ataque, en defensa...). Ni en el mejor de los sueños de los jugadores esperaban este resultado ante el Manchester City. Bien es cierto que enfrente estaba un rival que no fue digno, del que se esperaba mucho más, pero no hay que quitar mérito al partido del Madrid.
Es verdad que en esta temporada los blancos son un equipo irregular defensivamente, con muchas lagunas; pero este equipo, con el talento que tiene si se pone las pilas y es humilde en defensa, es imbatible.
Tener esta mentalidad en todos los partidos de todas las competiciones es difícil, pero lo tienen que hacer de aquí a final de temporada. Hemos visto a un equipo trabajador en defensa. Además del gol de Nico González en el descuento, apenas creó peligro a la portería de Courtois. El belga solo tuvo que intervenir en la salida de balón. Valverde estuvo imperial en la banda derecha, tanto en defensa como en ataque y Mendy, entre otros, apenas tuvo trabajo.
Se dio todo: en el Bernabéu, fueron un equipo y destacaron dos jugadores por encima de todos: Mbappé, con sus goles, el desequilibrio y su repercusión en el ataque; y Fede Valverde, que fue dueño de la banda derecha durante todo el partido.
Ahora es lo de menos, pero la baja de Bellingham en los octavos de final puede ser importante. La conclusión que hay que sacar hoy es que el equipo se tiene que mostrar tal cual al día de hoy. Tiene que tener esa mentalidad en este momento, que es cuando se juega todos los títulos. Si todos los jugadores del Madrid son conscientes de ello, son un equipo temible para volver a triunfar en Europa.