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El delantero francés encontró en el providencial enfrentamiento contra el Manchester City su mejor versión, con un «hat-trick» y un puñado de genialidades incluidas
20 feb 2025 . Actualizado a las 21:42 h.El Santiago Bernabéu fue este miércoles el escenario propicio para que, tras meses de altibajos y dudas de la parroquia blanca sobre el rendimiento de su nueva gran estrella, Kylian Mbappé demostrase con creces el porqué de ser considerado uno de los atacantes más letales del fútbol mundial.
Sobre el tapete del escenario principal de Concha Espina saltó el astro de Bondy, que apenas tardó unos pocos minutos en evidenciar la causa de la insistencia de los blancos para lograr su llegada. Cuando algunos aficionados aún no habían tenido tiempo a sentarse en su localidad, Raúl Asencio enhebró la aguja y encontró en largo al francés ante las dudas de la zaga citizen. Con Rúben Dias y John Stones por los suelos, el parisino metió el empeine para batir por alto a un Ederson que se apresuró demasiado en su salida.
El dominio del cuadro de Ancelotti se convirtió en la norma, y Mbappé no tardaría demasiado en volver a dejar su impronta en el electrónico; en esta ocasión, con los otros dos integrantes de la línea de ataque como escuderos de lujo.
Un veloz desborde de Vinicius por el perfil diestro encontró en la frontal a un Rodrygo que, aunque no pudo posicionarse para disparar, encontró a un par de metros al de Bondy. Sin pensárselo, Mbappé se zafó del novato Khusanov con un primer quiebro y sentó a Josko Gvardiol con una pisada deliciosa. Frente a él, a su merced, una meta prácticamente descubierta, cuyas mallas no dudó en agujerear con un derechazo cuando el reloj excedía la media hora de duelo.
Su actuación en el primer acto puso en alerta a los de Guardiola, que endurecieron el marcaje sobre el parisino tras el tiempo de asueto. Amagó con retirarse con molestias hacia la hora de partido tras un golpe con Ederson. Nada más lejos de la realidad.
Tras el fugaz contratiempo, regresó al campo y encaró el carril derecho, sabedor de que el premio gordo podría estar en su mano. Se preparó el balón con un par de bicicletas, disparó raso y cruzado desde la frontal y sorprendió de nuevo a un Ederson que, pese a tocar el balón, nada pudo hacer para evitar el tercero del genio de Bondy. Con media hora todavía por delante, el balón del partido ya era para Kylian Mbappé, que consumaba su segundo hat-trick desde que llegó al Real Madrid en verano. El mayor premio, la ovación de un Bernabéu entregado a su estrella.
Con 27 goles en la presente temporada y 14 en los últimos 12 partidos, el francés reclama su lugar en la carrera por el Balón de Oro, hasta ahora un duelo a dos entre Salah y Raphinha. Las mejores noticias para el Real Madrid, la clasificación a octavos y el ritmo de Mbappé, que ha encontrado por fin su sitio en el equipo blanco.