Adrián Ben, sexto en la final del 1.500 metros del Mundial de atletismo en pista cubierta de Nanjing

X. R. C.

DEPORTES

RFEA

El atleta gallego guardó fuerzas para la recta final y entró cerrando el grupo cabecero liderado por Jakob Ingebrigtsen

23 mar 2025 . Actualizado a las 18:11 h.

Adrián Ben quería más, pero regresa del lejano Oriente con una marca personal en 1.500 metros, a los que regresó este invierno de un modo temporal, y con un sexto puesto en la final que coronó a Jakob Ingebrigtsen con un doblete dorado. El vecino de Viveiro, que había realizado una fantástica semifinal para compartir carrera con todas las bestias del milqui, hizo una carrera en positivo, de menos a más, y con un ataque final que le llevó a entrar en el vagón principal del que tiraba la locomotora noruega. Adrián marcó un tiempo de 3:39.96.

Ben afrontó su sexta final en una gran competición de atletismo en modo ahorro. El viernes se había dejado el alma para meterse en una final que parecía imposible y con apenas un día de descanso, tenía que gestionar como nunca sus escasas fuerzas. Por eso, salió a su aire. De inicio, en las dos primeras vueltas, se colocó en la cuarta posición y se dejó llevar, pegado a la cuerda con Ingebrigtsen por detrás. Todo el mundo sabía que el favorito acabaría cambiando más pronto que tarde y cuando lo hizo, a los 700 metros, Adrián tampoco se inmutó.

Al contrario, se fue a cola del pelotón, reconociendo más tarde que incluso se había quedado un poco dormido, y no comenzó a maniobrar hasta que faltaban 300 metros para el final de la carrera. Al toque de campana, el atleta gallego aceleró e inició su particular remontada. Primero, se llevó por delante a la moto Mariano García, el otro español en la final, y también dejó atrás al austríaco Pallitsch y al americano Prakel, colocándose en la cola del vagón principal. Incluso en la recta de meta, intentó hacerse un hueco por la cuerda para mejorar su posición, pero el quinteto de cabeza volaba y no le dio opción. Jakob, como estaba cantado, ganó su segundo oro en Nanjing; el británico Gourley, con el que había coincidido en la semifinal, se llevó la plata; el bronce fue para el americano Houser.

Un excelente punto y final para una temporada invernal en la que volvió a reencontrarse con el 1.500 después de más de un lustro en los 800, una distancia en la que quería estar en China después de su carrerón de Gallur, pero que seguro no cambiaría ahora después de su excelente desempeño en el Cubo de Nanjing.

Además, Ben confirmó que es el señor de las finales. Ya estuvo en una olímpica, en dos mundiales al aire libre, en una continental al libre y en otra bajo techo, en la que ganó su primer gran título: el oro europeo.

De paso, también le dejó claro al mundo que es un excelente mediofondista más allá de la distancia, porque su cabeza privilegiada para la táctica funciona de igual modo tanto en el 800 como en el 1.500, al que regresó como parte de la preparación invernal pero con el que volvió a reencontrarse del mejor modo, hasta el punto que regresa con una marca de 3:36.95, a menos de tres segundos del récord gallego que sigue teniendo vigente el coruñés Andrés Díaz desde el lejano 1999. Otro reto más.

Las finales de Adrián Ben

Adrián Ben completó el círculo en Nanjing en su sexta final en un gran campeonato, la primera en un mundial bajo techo. El idilio con las finales comenzó en el otoño del 2019 en Doha en un mundial al aire libre. A aquella zona del mundo acudió con 22 años y siendo un recién llegado al 800 metros, pero aun así, desde el principio tuvo claro que único objetivo era estar en la carrera definitiva y lo consiguió batiendo un récord gallego que entonces tenía 35 años de vigencia (lo ostentaba el mítico Colomán Trabado) y entrando por tiempos, como sucedió el pasado viernes en Nanjing. También con tensa espera.

Aquello fue el punto de partida para que el vecino de Viveiro se convertirse en un clásico en las finales de los 800 metros de los grandes campeonatos. Porque dos años después se superó en los Juegos Olímpicos de Tokio. Llegar a la final olímpica requería sobrevivir a dos carreras y Adrián Ben lo hizo con una remontada fantástica en semifinales convirtiéndose en el primer español en pisar una instancia desconocida hasta entonces. Además, en la carrera definitiva finalizó en un fantástico quinto puesto.

En el 2023 fue finalista por partida doble. Primero en el Europeo bajo techo de Estambul en donde dio toda una exhibición tanto en la primera ronda como en la semifinal, que ganó con total autoridad para meterse en una final que le proclamaría campeón de Europa, su gran logro hasta la fecha. Meses después vivió su segundo mundial en el 800, en este caso en Budapest, y se quedó a las puertas del podio (fue cuarto) después de acceder a la final con una extraordinaria remontada que le llevó a entrar en meta en la segunda posición con mejor marca personal: 1:43.92.

Su quinta final fue en un Europeo al aire libre el año pasado en Roma. El atleta gallego fue cuarto en su serie clasificatoria en una carrera muy rápida llega de gallos. Hoy vivió la sexta, la primera en un mundial al aire libre y la primera en 1.500 demostrando que es un mediofodista todo terreno, además de un formidable atleta que siempre saca billete para la carrera definitiva.

«He visto que tenía cerca las medallas, hay que seguir entrenando para estar con estas bestias»

Adrián Ben comenzó su análisis del Mundial por el final, por la valoración global: « Estoy contento por una parte, venía con una marca muy discreta y me llevo marca personal. Me deja muy buen sabor de boca», comentó ante de analizar la final del 1.500: «Hoy las piernas no estaban tan frescas como estaban el viernes, he intentado reservarme todo lo que podía sin entrar a golpes, quizás hubo algún momento que me dormí un poco y me puse último, pero tenía mucha fuerza y he intentado ese final dar todo lo que tenía. He visto visto que tenía muy cerquita las medallas pero hay que seguir entrenando para estar con estas bestias». 

El atleta gallego tenía claro que todo se iba a desatar cuando llegase el ataque de Ingebrigtsen: «Siempre guardo una bala, sabía que cuando Jakob iba comenzar a subir la gente iba comenzar a golpes y he visto a gente salir a la calle cuatro y cinco, esa no era mi guerra, yo tenía la incógnita cómo me iba a encontrar y me he encontrado bien pero no tan fresco como el viernes».

Preguntado por la temporada al aire libre, de momento mantiene la intención de atender al 800 y al 1.500. «De cara al verano seguiremos igual y cuando se acerque la cita decidiremos», sentenció.