
Me encontré un Madrid muy tibio, sorprendentemente tímido. La actitud del equipo no estuvo a la altura de una eliminatoria de Champions de ese calibre. En el primer tiempo los dos equipos se esforzaron en mantener el control del partido. No quisieron que el rival corriese en los espacios. Cada balón que se perdía, el Arsenal recuperaba en zona para que el contrario no le saliera a la contra. Pero el Madrid fue un Madrid demasiado estático. No fue capaz de desequilibrar y no quiso asumir demasiados riesgos. Apenas llevó gente al área de David Raya. El Arsenal fue más agresivo.
El segundo tiempo lo cambió todo. El equilibrio lo quebró el primer gol de Declan Rice, que le dio mucha confianza y seguridad a los de Arteta para atacar con mayor desparpajo. Con el segundo gol, todavía se crecieron más. El Arsenal creyó que podía dejar la eliminatoria sentenciada y asumió riesgos para ello. Presionó más, fue mucho más contundente. Hizo el tercero e incluso tuvo varias ocasiones muy claras de gol, salvadas por Courtois o los defensas, para haber logrado un resultado todavía más abultado. Llegó a encadenar varias seguidas. Pudo haber dejado la eliminatoria finiquitada, pero no lo hizo. A pesar del 3-0, el Real Madrid salió vivo para el Bernabéu.
Parece difícil, pero cosas más grandes ha hecho el Madrid en esta competición y tres goles me parecen una distancia salvable para el partido de vuelta. El Arsenal será claro favorito por la ventaja, de eso no hay duda, pero el Madrid sale herido y se va a conjurar seguro ante su público para ofrecer otra imagen distinta. Va a tener que cambiar unas cuantas cosas en el campo respecto a hoy, eso sí, si quiere tener la opción de voltear la eliminatoria. En el Bernabéu nunca puedes darlo por muerto hasta que el árbitro pita el final y eso el Madrid lo sabe y lo saben sus rivales. Todo dependerá de la cara que ofrezca para engancharse o no y clasificarse para semifinales.