
El Real Madrid activa la liturgia de las grandes noches para darle la vuelta a la eliminatoria contra el Arsenal y se aferra al espíritu redentor del crac de Bondy tras su cruce de cables en Mendizorroza
14 abr 2025 . Actualizado a las 17:41 h.Tras solventar con mucho oficio un partido gris en Mendizorroza que quedó marcado por la expulsión de Kylian Mbappé, el Real Madrid trabaja ya a pleno rendimiento con el objetivo de darle la vuelta a la eliminatoria de cuartos de final de la Liga de Campeones frente al Arsenal. La deuda contraída por el crac de Bondy con sus compañeros tras dejar al equipo en inferioridad numérica a raíz de una salvaje entrada a Antonio Blanco alimenta el sueño de la remontada por parte del vigente campeón de Europa, que ha vuelto a activar la liturgia de las grandes noches en el Santiago Bernabéu para consumar el más difícil todavía.
El conjunto de Carlo Ancelotti afrontará un mayúsculo desafío tras el 3-0 que encajó la semana pasada en el feudo de los gunners. Para encararlo, contará a su favor con el peso de la historia y el empuje de un estadio que se ha convertido en una fábrica inagotable de milagros, pero para solventarlo precisará, sobre todo, de una actuación perfecta por parte de sus estrellas que deberá estar liderada por el astro que llegó el pasado verano con el propósito de alcanzar al fin la gloria en Europa de la mano del quince veces monarca del Viejo Continente.
Tras siete asaltos infructuosos con el PSG, Mbappé tiene la oportunidad de erigirse en ese botón nuclear que necesita activar el Real Madrid para añadir otro épico capítulo a su leyenda y desquitarse, de paso, de la amargura que le causó la visita que efectuó el domingo al estadio del Alavés. La merecida roja que le mostró Soto Grado tras la intervención del VAR deja al prodigio francés sujeto a un castigo de entre uno y tres encuentros en Liga, lo que le obligará a concentrar todas sus fuerzas en la final de la Copa del Rey ante el Barça y en el duelo a vida o muerte contra el Arsenal que acogerá el miércoles un Bernabéu movilizado para hacer magia de nuevo.
Mbappé ya padeció en sus carnes el efecto abrasivo que tiene el recinto de Chamartín cuando el Real Madrid camina al filo del abismo. El fuego que desprende el templo del Paseo de la Castellana en la Champions consumió sus esperanzas de conquistar la Orejona el 9 de marzo del 2022, cuando un hat-trick de Benzema dio la vuelta a una eliminatoria que había encarrilado el entonces 7 del PSG con un gol en el Parque de los Príncipes y que parecía haber dejado sentenciada la estrella parisina con otra diana en el recinto merengue. Ahora puede tocarle a él ser partícipe destacado de una gesta que reta al big data, pero cuyos ingredientes son los mismos que han cincelado en buena medida el mito del Real Madrid.
Cuatro partidos de sequía «¿Así son las grandes noches de Champions en el Bernabéu?», era el mensaje que dejaba en sus redes sociales Mbappé después de destrozar el pasado 19 de febrero al Manchester City con un triplete en el Santiago Bernabéu. Aquella fue la primera obra magna como madridista en la máxima competición continental de un delantero que posteriormente pasó de puntillas en la eliminatoria de octavos frente al Atlético y que volvió a quedarse seco hace una semana en el Emirates.
Autor de 33 goles en lo que va de curso, Mbappé suma cuatro partidos sin ver puerta desde que le diese la victoria al Real Madrid contra el Leganés en la vigesimonovena jornada de Liga. Tras aquel doblete contra el cuadro pepinero, el francés se quedó sin marcar en el empate copero frente a la Real Sociedad, la derrota en Liga sufrida a manos del Valencia, el desplazamiento europeo a Londres y de nuevo el domingo en Mendizorroza. En este último recinto dejó una horrible estampa producto de la frustración a la que tiene la oportunidad de dar la vuelta impulsando a su equipo a una remontada que hace una semana parecía casi inviable pero que, tratándose del Real Madrid, nadie se atreve a dar por descartada.