«Desde los despachos todo es fácil, pero la vida os la jugáis vosotros»: la sinceridad de la ministra con los militares antiincendios gallegos

PONTEVEDRA
Margarita Robles acudió a la base de la Brilat y tanto ella como la conselleira de Medio Rural escenificaron concordia: «La gente está harta de que nos peleemos, el Ejército ayudará hasta que se necesite»
23 ago 2025 . Actualizado a las 17:43 h.El avión de Margarita Robles, ministra de Defensa, llegó tarde este sábado al aeropuerto vigués de Peinador, donde al parecer había duda hasta el último minuto sobre si podría aterrizar o no por el efecto del humo de los incendios. Lo pudo hacer. Pero, quizás porque desde las alturas a Robles le dio tiempo de observar la cicatriz aún sangrante de Galicia a cuenta del fuego forestal o porque ya era consciente previamente de la gravedad de lo ocurrido, la ministra llegó a la base de la Brilat, en Pontevedra, consternada, emocionada y también agradecida.
Al lado de la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, con la que escenificó una cordialidad total tras las declaraciones cruzadas entre Madrid y Santiago a cuenta de los incendios, Margarita Robles dio las gracias una y otra vez a los militares por su colaboración para apagar los incendios. Lo hizo primero con formalidad y luego con una cercanía que en algún momento hasta parecía que sonrojaba a los siempre hieráticos hombres y mujeres del Ejército. «Desde los despachos todo pinta fácil, pero la vida os la jugáis vosotros. ¿A qué es así, que da mucha rabia cuando desde los despachos se opina una y otra cosa sin estar en las trincheras?», les espetó en distintas ocasiones.
Robles acudió primero a la base de la Brilat. Allí, el general de la brigada, Alfonso Pardo de Santayana, se encargó de resumir qué es lo que está haciendo la Brilat con respecto a los incendios gallegos. Explicó que a raíz de la ola de fuegos del 2006 se firmó un convenio entre la Xunta y la Brilat que todos los años da lugar a la Operación Centinela Gallego, que implica que los militares hagan acto de presencia en distintos municipios de la comunidad para dejarse ver y vigilar que no se produzcan fuegos. ¿A dónde van y cuándo? Todo ello lo dictamina la Xunta. Los soldados únicamente acatan órdenes. Así, este verano, como siempre, la operación dio comienzo el día 15 de agosto con el despliegue de 35 patrullas en aquellos distritos forestales elegidos por la Xunta en base a sus datos de incendios, es decir, en aquellos lugares donde la actividad incendiaria suele ser mayor. Pero, en esta ocasión, como solo unos días después de esa fecha todo se complicó al comenzar la ola de incendios aún persistente, la Xunta pidió que aumentasen las patrullas. Y eso hizo la Brilat: tiene actualmente 50 patrullas, de dos personas cada una, en los sitios que se les indicaron. A mayores, también cuentan con personal que les facilita la logística. Su cometido principal son labores de vigilancia pero, ante la emergencia actual, hacen todo aquello que se les encomienda. Por ejemplo, aunque en un año normal no suelen necesitar medios de extinción, porque ellos van a vigilar, en esta ocasión se dotaron de camiones aljibe y otros recursos técnicos.
El general de la Brilat explicó que la cosa no quedó ahí. Dada la ola de incendios, al margen de la operación Centinela, se les pidió que personal del Ejército apoyase a la UME con labores logísticas. Así que se puso en marcha la operación Cortafuegos, un dispositivo para dar apoyo logístico a la UME en toda España. Esto se hizo entre el 16 y el 17 de agosto y se incorporó a 160 personas en la zona de Ourense, así como máquinas de zapadores, ambulancias, equipos de visión nocturna y otros recursos del Ejército que se vio que podían ser útiles. En total, se calcula que hay unos 300 militares de las bases gallegas ayudando de una u otra manera en la ola de incendios.
Robles se mostró impactada con los datos aportados por el general. Le acusó de ser demasiado humilde y señaló: «Si no hubiese sido por las Fuerzas Armadas las cosas serían mucho peor, los ciudadanos de Galicia tienen que saber el lujo que tienen con sus militares». A ese respecto, el general de la Brilat indicó que muchos de los militares desplegados se ofrecen voluntarios todos los años para colaborar en los incendios, que buena parte de ellos son gallegos y que viven con especial angustia que ardan los montes: «Algunos van a sus propias aldeas, imagínese», indicó.
La ministra se entrevistó luego con algunos de esos soldados que están a pie de monte. Es más, les hizo un buen examen. A la cabo Seoane, le preguntó: «Usted es gallega y dice que lleva 17 años en el Ejército, ¿qué le parece todo esto de los incendios?». Ella le contestó: «Muy triste, muy, muy triste. Galicia es naturaleza y esto no lo es».
La ministra pasó revista a los coches de última generación con los que se acude a los incendios (en una cuidada puesta en escena, se especificó que se eligió un vehículo que no estaba prestando servicio y que los militares que hablaron con la ministra tampoco estaban operativos, sino preparándose para incorporarse próximamente). Y luego, fuera del guion inicialmente previsto, anunció que iría hasta Vilaboa, donde una unidad de la UME acababa de retirarse tras darse por estabilizado el incendio en este municipio.
Robles llegó hasta Santa Cristina de Cobres en un minibús en el que también viajaban el delegado y subdelegado del Gobierno. Y, una vez allí, nuevamente acompañada por la conselleira de Medio Rural, saludó uno por uno a los miembro de la UME que habían terminado su labor contra el fuego. Les habló claro: «Les saludo rápido y les dejo en paz para que vayan a descansar, que ustedes lo que querrán ahora es dormir y ver a sus familias». Pidió que no tuviesen que estar en posición de formar, sino de descanso, e insistió en su mantra de que «en los despachos todo pinta más fácil, pero ustedes son los que saben cómo se hacen las cosas y los que toman buenas decisiones». En un último gesto de cordialidad con la Xunta, insistiendo en que «los ciudadanos están hartos de que nos peleemos» y acercándose a un brigadista autonómico, concluyó: «Hablo de los militares porque es lo que me toca, pero ustedes lo hacen fenomenal también».
«Temos un servicio de extinción impresionante», remachó la conselleira bajo el sol de justicia de las 13.00 hora de este sábado en Vilaboa, donde de momento no había ni rastro de esas lluvias que se supone que llegarán más pronto que tarde a las Rías Baixas. Y la conclusión de la jornada fue clara. Mirando a la conselleira y luego a los medios, Robles indicó: «Los ciudadanos están hartos de que nos peleemos, no voy a entrar en polémicas, el Ejército seguirá luchando contra los incendios hasta que se necesite».