Al Barcelona no le basta con Lamine Yamal

DANIEL PANERO COLPISA

DEPORTES

Alessandro Garofalo | REUTERS

El equipo azulgrana enseñó su fútbol a Europa, pero concedió demasiado en defensa y ello le costó la eliminación en las semifinales de la Champions

07 may 2025 . Actualizado a las 20:34 h.

El Barcelona aprendió la noche del martes una lección que le debe ser útil de cara al futuro: en ocasiones, solo con Lamine Yamal no es suficiente. El conjunto que dirige Hansi Flick se despidió de la Liga de Campeones tras un partido de vuelta de semifinales extraordinario que tuvo mucho fútbol, siete goles, una intensidad tremenda y emociones fuertes.

Los azulgranas demostraron prácticamente todas las características que debe tener un campeón de Europa, pero les faltó una que solo se aprende a través de la experiencia. Faltó oficio para frenar el arreón final de un Inter que fue netamente inferior sobre el césped, pero que supo hacer valer el hecho de que ya lleva años detrás de la orejona.

Y es que solo así se explica la eliminación del Barcelona en semifinales de la Champions. Los azulgranas avasallaron por momentos a su rival con un 71 % de posesión, 22 remates y hasta un 87 % de efectividad en el pase. Fue, sobre todo en la segunda mitad, un equipo con mayúsculas que tuvo contra las cuerdas a un grande del fútbol europeo, pero que no supo cambiar de registro cuando la proeza ya estaba al alcance de la mano. Con 2-3 en el marcador y el rival con el agua al cuello, los culés no variaron su ADN y lo pagaron caro con un adiós de los que hacen callo y provocan que la piel sea más resistente en años venideros.

Paradójicamente, el Barcelona murió en Milán por culpa de las mismas virtudes y defectos que le han llevado a ser el equipo más atractivo del panorama europeo. Quizá el encuentro pedía un fútbol menos vertical, quizá el partido debía detenerse bajo los pies de Pedri y Frenkie de Jong y quizá Lamine Yamal, Dani Olmo y compañía debían dejar de mirar a la portería rival por primera vez en toda la temporada para mirar el marcador y sentir que las puertas hacia al gloria eterna estaban a punto de abrirse, a apenas unos minutos.

Esos seis minutos que pasaron entre el gol de Raphinha y el de Acerbi son ahora una lección para un grupo de jugadores que han hecho lo más difícil. Tras años de desconcierto, eliminaciones sonrojantes y hasta aventuras en la Europa League, el Barça se puede mirar al espejo y reconocerse. Solo hay que pulir detalles, un aspecto que siempre resulta fundamental para levantar la Copa de Europa.

Con margen de mejora

Flick ha conseguido en muy poco tiempo que el Barcelona sea un equipo competitivo y le ha puesto entre los favoritos para ganar cualquier trofeo. Los culés son una máquina de generar fútbol y suman ya la friolera de 163 goles entre todas las competiciones. Pese a ello, hay un importante margen de mejora y pasa por la faceta defensiva. El Barça fue superior al Inter, sí, y llegó a la orilla con muchos ases en la mano, pero eso no debe tapar el hecho de que recibiera siete tantos en las semifinales, una losa muy difícil de levantar en Champions.

En la ida Szczesny no estuvo acertado y en la vuelta hubo fallos individuales que costaron caro. Olmo perdió un balón en una zona prohibida para hacerlo y Araujo no estuvo contundente en el tercer gol del Inter en el minuto 93 ni en el cuarto, en la prórroga. Fueron demasiados errores para un Barça que va sobrado de talento y juventud, pero que la próxima temporada tendrá también un poco más de experiencia.