Alcaraz a Sinner: «Estoy encantado de poder escribir la historia de este torneo junto a ti»

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Stephanie Lecocq | REUTERS

El español elogió a su rival tras levantar en París su quinto grande justo con la misma edad que lo hizo Nadal en Wimbledon. Ambas son consideradas ya las mejores finales

08 jun 2025 . Actualizado a las 22:51 h.

22 años, un mes y tres días. Pareció una premonición. La edad con la que Nadal ganó su quinto grande, en Wimbledon 2008, y exactamente la que cumplía Alcaraz, con su quinto grand slam en juego, en la arcilla de París. La que Rafa le ganó a Roger Federer también en cinco trepidantes sets cuando el suizo era el amo de la hierba londinense es para muchos la mejor final de la historia de Wimbledon. La que Alcaraz le arrebató a Sinner con una remontada legendaria puede quedar en lo más alto de las vividas en Roland Garros.

«Habéis estado a mi lado hoy y nunca os lo podré agradecer lo suficiente. Siempre estaréis en mi corazón», le dedicó Alcaraz al público parisino, tras abrazarse primero a sus allegados y luego a la Copa de Campeones. La ovación, breve pero intensa, hizo retumbar a la Philippe Chatrier, entregada al español en los momentos más difíciles de la final. «Tenéis un papel importante en esta victoria», se ratificó Carlitos.

El protocolo se enredó con el lugar en el que situar a Gilles Moretton, el presidente de la Federación Francesa de Tenis, durante la foto que compartió con Alcaraz y con André Agassi, que ejerció como estrella invitada para la entrega del trofeo. Unos segundos de desconcierto que las cámaras también captaron. Antes de entregarle su segunda Copa de los Mosqueteros, el que fuera campeón de Roland Garros en 1999 le susurró unas palabras al oído. Horas antes se había rendido a su juego en una entrevista con Andy Roddick. «Lo que más me sorprende cuando veo jugar a Carlos es lo poco que disminuye su velocidad de la tierra batida con respecto a la hierba. Alcaraz es como un platillo volante contra aviones de combate. Da marcha atrás y su velocidad no disminuye».

El partido había tenido tal envergadura durante las agotadoras cinco horas y media que necesitó para decantarse que la ceremonia pareció despachar a Alcaraz y a Sinner con la ley del mínimo esfuerzo. «No me voy a poner a mí mismo ni a la gran rivalidad que tengo con Jannik al nivel de esas leyendas, pero creo que para la gente es fantástico. Un Borg-McEnroe, Rafa-Roger o Djokovic, los tres grandes, uno contra el otro. Ya veremos cómo va en el futuro, pero ahora mismos no pongo los Alcaraz-Sinner al mismo nivel», dijo Alcaraz en el micrófono de Corretja. «Gracias a mi equipo por permitirme vivir esto. Este trofeo también es de toda la gente que me ha ayudado desde casa», añadió.

Los discursos en la pista fueron casi telegráficos. Jannik, impertérrito sobre la pista hasta la exageración, coqueteó con la emoción en su escueto discurso. Cuando Carlos hizo el suyo, reducido casi a los agradecimientos, el italiano hinchó los mofletes y pegó un suspiro. «Quiero empezar con Jannik. Has jugado a un nivel increíble y sé lo mucho que trabajas cada día. Estoy seguro que ganarás Roland Garros muchas veces y es un privilegio enfrentarme a ti y poder escribir la historia de este torneo contigo. Eres una inspiración para mí», le dedicó. Hay partidos que nadie merece perder pero que alguien tiene que ganar.