De suplente a campeona de España de taekuondo

DEPORTES

MARCOS MÍGUEZ

Con solo 17 años, la coruñesa Elisa Fernández conquistó el nacional sub-21, al que acudió por la renuncia de otra competidora que superaba el peso permitido

12 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El calendario marca 24 de mayo. Sábado. Son las 15.30 horas. Es época de exámenes. Desde pequeña siempre destacó en su faceta estudiantil. Ahora, con 17 años sigue haciéndolo. Pero, después de comer, toca descansar un poco, para reencontrarse con los libros por la tarde. Tiene el móvil en modo avión. La temporada de taekuondo está a punto de finalizar, pero a Elisa Fernández Rodríguez (A Coruña, 2008) todavía le queda un campeonato por disputar. Faltan dos semanas para que se celebre y no se juega nada. La selección gallega que acudirá la semana siguiente al Campeonato de España sub-21 ya está confeccionada y ella ocupa la cuarta posición en el ránking de su peso, gallo (menos de 53 kilogramos), cuando solo van tres. A pesar de todo, sigue entrenándose duro porque quiere demostrar, quince días después, en el torneo del Lérez que tiene potencial.

Y en esa tarde de un sábado sin mayores expectativas suena el teléfono de Ana, su madre. Al otro lado, José Luis Garrapucho, el entrenador de Elisa. Está intentando localizarla, pero no lo consigue. La progenitora le pasa el móvil a su hija y esta rompe a llorar. Una de las primeras clasificadas para el Campeonato de España ha renunciado porque no da el peso y ella es la elegida para ocupar su puesto.

«Fueron lágrimas de felicidad. Es que, de verdad, es un día que creo que no olvidaré. Tenía una semana por delante para prepararme y era un reto. Pero el hecho de que me hubiera marcado el campeonato de Lérez como objetivo para acabar la temporada en todo lo alto, provocó que aún estuviera en forma», recuerda Elisa casi un mes después.

Unas lágrimas espontáneas cuando aún no sabía lo mejor estaba por llegar. Una semana después, acudió a Valladolid a la disputa del Nacional y sorprendió a todo el mundo colgándose la medalla de oro de su peso y situándose primera del ránking nacional, algo que le asegura, en primer lugar, ir en octubre unos días al CAR de Barcelona a una concentración con la selección española y, además, acudir al Europeo y al Mundial que tendrán lugar entre finales de este año y principios del próximo. Todo un sueño que está viviendo esta cenicienta de la Sagrada Familia que, sin darse cuenta, se ha convertido en princesa del taekuondo español.

Un regalo inesperado

«Me lo estoy tomando como un regalo inesperado. Está claro que me lo gané en los combates, pero pasé de no ir al Campeonato de España a viajar con la selección nacional. Además, en mi segundo año en la categoría, pues compito con gente hasta tres años mayor que yo», reflexiona esta madura taekuondista, que recuerda cómo durante el torneo fue de menos a más.

«Empecé bastante floja. Físicamente, no me encontraba. Me ardía el pecho y no me subía la pierna. Pero conseguí ganar el primer combate. Ahí, el coach me dijo que estuviera tranquila, que era normal estar así al no contar con disputar el campeonato... Pero en la segunda pelea ya me noté más ágil. En semifinales, me tocó otra gallega, Irene Rodríguez, que nos conocemos muy bien, y también me encontré a buen nivel. Y en la final me esperaba la catalana Anna Ibars, con quien había perdido hace dos años por poquito en la semifinal del Campeonato de España júnior». Y Elisa se tomó la revancha para subir a lo más alto del podio y pegar una escalada enorme en su carrera deportiva.

Desde los cinco años en un deporte al que llegó por casualidad

De niña, no estaba en los planes de Elisa practicar taekuondo. Y eso que estudió en una prolífica cantera de este deporte en A Coruña, el colegio Sagrada Familia. Fue viendo cómo unas compañeras de clase practicaban como le entró el gusanillo. Las vio en la exhibición de fin de curso y al año siguiente se apuntó.

Así empezó con José Luis Garrapucho en un centro educativo del que salió la campeona de Europa Estefanía Hernández, así como varios medallistas nacionales.

«Por su físico, siempre se le vio que tenía muchas posibilidades. Además, es una niña muy seria, que desde el primer día, siendo pequeñita, destacaba», recuerda su entrenador.

Para Garrapucho, el hombre que lleva trabajando con ella desde los cinco años, «cumple con el patrón de competidora de hoy en día. Es alta, flexible, rápida, llega muy bien arriba. Es muy fría. Sabe cuándo y dónde debe golpear y se está demostrando ahora más que nunca».

Porque, aunque hace dos años que ya quedó campeona júnior en el Nacional por clubes, este está siendo el año de la consagración de esta futura estudiante de Ciencias del Deporte y la Educación Física, con este título nacional sub-21 con solo 17 años cumplidos en enero.

«Hasta ahora se quedaba ahí, a un pasito del éxito, pero siempre dio la cara. En este campeonato tuvo la suerte que le faltó en otras ocasiones y a ver qué nos depara el futuro», reflexiona el hombre que lleva cuatro décadas puliendo competidores.