
El Oviedo del laureado Cazorla y el milagroso Mirandés de Lisci, que no hace tanto penaban en Tercera, se juegan en el Tartiere una última plaza en Primera tras el 1-0 de Anduva
20 jun 2025 . Actualizado a las 17:05 h.En el 2009, el histórico Real Oviedo y el Mirandés penaban en Tercera, entonces el cuarto escalón del fútbol español. Ahora, 16 años después, uno de los dos culminará el largo camino desde la oscuridad de las catacumbas hasta la gloria de Primera, esa categoría de oro que el conjunto asturiano disfrutó por última vez hace un cuarto de siglo y que el equipo de Anduva, matagigantes copero por excelencia en este siglo, jamás ha conocido de primera mano.
El fútbol, tan caprichoso como en ocasiones justo con aquellos que perseveran, ofrece al renacido Oviedo la redención definitiva. Un descenso deportivo y otro administrativo, encadenados, dieron con los huesos del club en la Tercera División asturiana en 2003. Las instituciones de la ciudad se desentendieron hasta el punto de plantear la sustitución de la entidad por el Astur, otro club ovetense, pero su masa social se negó en rotundo y mantuvo con vida un proyecto deportivo al que le ha costado 25 largos años recuperar el estatus perdido.
El oviedismo espera el regreso del veterano y laureado Santi Cazorla, ausente en la ida por problemas físicos. Todo un doble campeón de la Eurocopa que se empeñó en recuperarse de una lesión casi imposible con el sueño de devolver a su Oviedo a la élite y ejemplifica la ambición de un club reflotado por la inversión mexicana de los últimos años. Ya rozó el ascenso la campaña pasada, cuando se quedó a las puertas en la final del playoff contra el Espanyol, y un año después vuelve al mismo punto con el aval de la experiencia y el feudo del Tartiere para remontar el 1-0 de Anduva. Cuenta además con un bloque sólido, en el que el guerrero Paunovic ha sabido tocar la tecla tras su llegada de urgencia en marzo.
Enfrente un auténtico milagro. Puede parecer tópica, pero no cabe otra definición para lo que está haciendo este modesto, que en verano tuvo que cancelar un amistoso ante el Mallorca por falta de jugadores y que comenzó la competición con las fichas justas para elaborar un once. Cuenta con uno de los presupuestos más ajustados de la categoría de plata y domina como nadie el arte de construir plantillas a través de cesiones desde conjuntos de Primera. En ese contexto, Alessio Lisci se ha erigido en alquimista perfecto para trabajar con juventud y descaro.
El gol de Alberto Reina al comienzo del duelo en Anduva y la parada de Raúl Fernández frente al lanzamiento de penalti ejecutado por Santiago Colombatto permiten soñar al conjunto jabato. Tendrá que lidiar con el ambiente del Tartiere, una olla a presión teñida de azul.
Al Oviedo le sirve cualquier victoria dado su tercer puesto en la liga regular, una condición sin embargo envenenada, pues el mejor clasificado solo ha logrado el ascenso en el play off una vez desde el 2013, con el Getafe en el 2017. Por contra, las dos últimas temporadas el finalmente premiado fue el cuarto —Espanyol y Alavés—, precisamente la posición desde la que el Mirandés accedió a esta fase de promoción.