
Tras dos campañas rozando el ascenso a la Asobal con el Burgos, el central pontevedrés refuerza al OAR en su regreso a la categoría de plata
05 jul 2025 . Actualizado a las 16:00 h.Tras dos temporadas en el Burgos de la División de Plata, con el que rozó el ascenso hace unas semanas, el central Alexandre Chan Blanco (Pontevedra, 1993) toma camino de regreso al balonmano gallego. Creció en el Cisne, con el que consiguió un memorable ascenso a la Asobal en el 2020. Este ingeniero industrial, que entró en la historia de la selección de Estados Unidos (su madre nació en Nueva Orleans y sus abuelos estaban asentados en Virginia) al erigirse como MVP de su primera victoria en un Mundial, es la piedra angular sobre la que quiere armar su proyecto de plata el Attica 21 Hotels OAR Coruña.
—Regresa tras dos años en Burgos. ¿Qué le deja esa experiencia?
—Hicieron una plantilla para ascender, un proyecto ambicioso y nos quedamos a las puertas. Jugamos dos fases de ascenso y las dos veces llegamos a la final. Si la primera vez estuvimos muy cerca, lo de este año ha sido durísimo. No ascendimos por un solo gol. Pese a todo, yo intento quedarme con lo bueno. El club ha crecido muchísimo, es mucho más sólido de lo que era. El equipo era gente muy trabajadora y estaba muy unido, que no siempre se consigue con solo fichar jugadores. Crecimos mucho también en masa social. Cuando llegué, venían al pabellón unas 300 personas y se consideraba un hito. Al final, eran ya más de mil. Nos siguieron en los desplazamientos, fue una pasada. A pesar de no lograr el ascenso, como era el objetivo, se han dado pasos adelante muy firmes para ser un club potente en el balonmano español.
—Deja un club que aspira a dar el salto a Asobal por un recién ascendido a plata. ¿Qué le atrajo de la propuesta del OAR?
—Me hicieron una oferta y cuando hablé con el presidente la verdad es que congeniamos desde el principio. Me explicó el proyecto que tenía en mente. Hay un cúmulo de cosas que influyen para tomar una decisión así. A Coruña es una ciudad que me gusta y voy a estar mucho más cerca de casa. Eso ha influido, tener a mi familia más a mano. El OAR es un club histórico en Galicia, que está haciendo las cosas muy bien. Me hizo recordar cosas que viví en mi etapa con el Cisne, con un proyecto nuevo que ves cómo va cogiendo forma. Han mantenido la base del equipo con el que ascendieron y están fichando jugadores que pueden aportar cosas diferentes. Ahora veremos cómo somos capaces de congeniar todas las piezas. Habrá que hacerlo lo antes posible para que el equipo funcione cuanto antes.
—Los galones que trae serán también sinónimo de exigencia. ¿Lo asume?
—Sí, sí, seguro que sí. Yo lo acepto. Acepto la responsabilidad con ilusión, como algo positivo. Voy a aportar todo lo que pueda y de la mejor manera posible. Para el equipo, para mis compañeros, para el entrenador... La responsabilidad viene por dónde tú puedas dar tu mejor versión y aportar lo máximo.
—¿El objetivo es la permanencia?
—He jugado muchos años en esta categoría y es durísima. Estos dos últimos ha sido una barbaridad. Los clubes se están reforzando mucho, buscando proyectos más ambiciosos. Tiene pinta de que disfrutaremos, pero sufriremos también seguro. Somos un club que viene de Primera Nacional, al que le ha costado varios años ascender, y el primer objetivo es conseguir los puntos para mantenerse en la categoría. Eso ya es algo muy importante, muy difícil de conseguir.
—Llegó a competir en Asobal con el Cisne y la rozó con el Burgos. ¿Le gustaría aspirar a más en un futuro con este proyecto?
—Sí. He firmado por un año, pero la idea es asentar un crecimiento sólido, que tenga continuidad, que es lo realmente importante. Cuando se quieren hacer las cosas demasiado rápido acaba siendo pan para hoy y hambre para mañana. Estamos ya en un nivel profesional del balonmano y lo que me han transmitido en el club tiene muy buena pinta, pero hay que ir paso a paso. Hay muchos patrocinadores apoyando y seguro que la ciudad se va a volcar con nosotros. Ahora hay que centrarse en objetivos a corto plazo. Venimos muchos jugadores distintos de diferentes equipos. Eso también es un hándicap porque no nos conocemos. Cuánto antes entremos todos en la misma dinámica, mejor nos irá.