La maternidad de Ana Peleteiro y el hablar sin saber

Antía S. Aguado TINTA MORADA

DEPORTES

Robin van Lonkhuijsen | EFE

06 jul 2025 . Actualizado a las 18:52 h.

Requiere de mucha valentía competir en la élite del deporte y ser madre. Y más por partida doble. Ana Peleteiro anunció este domingo que espera su segundo hijo. Aunque ha sucedido «mucho antes de lo que esperábamos», lo cierto es que el parón competitivo llega en el año postolímpico. Seguramente se perderá el Mundial de Tokio de septiembre. Al igual que sucedió con el pasado Campeonato Europeo por países.

«Causas de fuerza mayor», alegó Ana. Muchos dijeron entonces que no acudía por miedo a una actuación discreta. Otros que su ausencia parecía no tener una justificación de peso, de gravedad. Otros insinuaban que la gallega hace siempre lo que le da la gana y que la federación se lo permite. Hablan sin saber. Y qué casualidad que muchos de ellos han vuelto a abrir la boca para ponerle fin a su carrera —como hicieron con su primer embarazo—. Comentarios que la retiran, posiblemente, antes de tiempo. La mayor parte de esas personas guardan una similitud: ser hombres.

Lúa, su primera hija, nació en diciembre del 2022. Ana demostró una capacidad de recuperación y un nivel físico «excepcional» durante aquel embarazo. No lo digo yo. Lo dice Crys Díaz, la entrenadora que la acompañó paso a paso durante todo el proceso. Solo 28 días después de dar a luz volvió a ponerse las mallas; seis semanas después de la cesárea ya corría en una cinta; y 14 meses después volvía a la competición.

Solo Ana sabe hasta dónde aguantar. Solo ella sabe hasta dónde su cuerpo le permitirá llegar. Solo ella sabe los sacrificios que hace, y que seguirá haciendo. No solo deportivos, sino también sociales. Gracias a ella y a otras deportistas se ha normalizado una realidad tan sencilla como la de ser madres. La maternidad no cambió su camino hacia el éxito. Hay una vida después de ella. Y, sí, también deportiva. Dejémosle a Ana intentarlo y, por una vez, no hablemos sin saber.