Quien hace la ley...

DEPORTES

Pedro Ferrándiz.
Pedro Ferrándiz. Real Madrid

18 ago 2025 . Actualizado a las 11:31 h.

Dice el refrán que «quien hace la ley, hace la trampa», pero no, no toca hablar de políticos, sino de deporte. Hace ya muchos años, más de 60, en la eliminatoria de cuartos de final de la V Copa de Europa de baloncesto se enfrentaban el Real Madrid y el Ignis de Varese. En el partido de ida, en la pequeña cancha del Varese -una ciudad en la que la mayor parte de la población trabajaba en la factoría de Ignis, así que es fácil imaginarse el ambiente- se produjo una jugada que pasó a provocar un cambio en el reglamento del baloncesto, y que muy probablemente, el entrenador de la selección brasileña, Gustavo De Conti, estudió en algún momento, porque pertenece al anecdotario del deporte. En aquel momento el baloncesto era muy distinto al que hoy conocemos. Con los ojos de hoy, podríamos decir que era algo un poco rústico. Pero los entrenadores son entrenadores en cualquier época; conocen el reglamento y una parte de su trabajo es aprovecharse de los resquicios que deje. 

Al Real Madrid de aquella época (y de muchos años posteriores) lo entrenaba el mítico Pedro Ferrándiz. Cuando quedaban solo 2 segundos de tiempo, después de haber perdido a dos de sus mejores jugadores, con otros tres cargados con 4 personales, y el pívot mazado como un pulpo por la combinación del clásico puño de hierro de las defensas italianas envuelto en el guante de seda de un arbitraje casero, el marcador estaba empatado tras una canasta del Ignis. El técnico blanco pidió tiempo muerto.

El Real Madrid regresó a la pista, sacó de fondo y uno de sus jugadores recibió el balón, se giró, y anotó en su propia canasta. La alegría inicial y el cachondeo de los italianos duró poco. Solo hasta que se dieron cuenta de que Ferrándiz había usado aquella artimaña para perder por solo dos puntos, evitando de esa manera tener que jugar una prórroga en gran desventaja y una presumible derrota por muchos puntos en el tiempo extra. Al fin y a la postre, faltaba por jugarse el partido de vuelta en casa. Allí, el Real Madrid venció holgadamente y se clasificó para la siguiente ronda. De nada sirvieron las protestas del equipo italiano, pero el revuelo fue mayúsculo. 

Unos meses después la FIBA decidió que una autocanasta anotada en los últimos instantes para evitar el empate comportaría la inmediata descalificación del equipo al que perteneciera el autor de la misma. Hoy en día, la cosa se ha relajado y se señala solamente una falta técnica. Bueno, pues justo eso es lo ordenó el sábado Gustavo De Conti a la selección de Brasil en el torneo sub-23 Global Jam, en su partido contra la selección de EEUU.

Ambas selecciones disputaban su último partido de la liguilla, que de perder Brasil, provocaría un empate a victorias entre ellos dos y Canadá, en un único grupo en el que los dos primeros pasan a la final. Con el partido 74-74 y cinco segundos por jugar, el Team USA lanzó el segundo tiro libre de una falta personal (¿entraría, no entraría?). Cuando el balón estaba ya descendiendo hacia el aro un jugador brasileño interceptó el balón ante el asombro general. Los árbitros, aplicando las reglas, anotaron el tiro libre para Estados Unidos y señalaron a Brasil una técnica que permitió al Team USA disfrutar de otro lanzamiento desde el 4,60 para poner el 76-74. No hubo, pues, prórroga, y Brasil perdió por dos puntos, pero mantuvieron la ventaja en la eliminatoria: El diferencial de puntos en los enfrentamientos directos entre las tres selecciones era el criterio de desempate y Brasil lideraba esa clasificación con un +5, a continuación Team USA con -1, y Canadá con -4. Un basket average que metía a Brasil y Estados Unidos en la final del Global Jam. 

Es parte de la tarea del entrenador: intentar ganar dentro de las reglas. ¿Limpio? No siempre. ¿Discutible? Pues como el vaso, depende. ¿Efectivo? Para eso le pagan. Ahora, seguramente la FIBA tendrá que volver a evaluar la regla para endurecer la sanción de nuevo. Porque en el deporte, como en la vida, muchas veces no hay nada nuevo bajo el sol.

Rafael Arriaza es el Director del Instituto Médico Arriaza y Asociados