El nivel de vida actual y su relación con el aumento de los socios

José Velo Gantes

DEPORTES

CESAR QUIAN

23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Es posible que habiendo subido tanto el nivel de vida, aumente el número de socios abonados al deporte profesional? Pues sí, es una realidad demostrable. Para muchas personas es prioritario gastar su dinero en asistir a competiciones deportivas por su valor social y su carga emocional, renunciando a otras cosas.

El ir a ver deporte el fin de semana es una vía de escape, un refugio emocional, una fuente de identidad colectiva y un sentido de pertenencia, porque ser aficionado o socio de un club crea un vínculo con el equipo y es una oportunidad de socialización, de la que a lo mejor se carece a lo largo de la semana. El estadio o el pabellón se convierten en un espacio de catarsis colectiva, en el que las personas se sienten parte de algo más grande que ellas mismas.

Crea un sentido de unidad, incluso entre desconocidos, aumenta la fuerza colectiva, la cohesión grupal, y las emociones compartidas, aunque también puede producirse una pérdida del control individual que lleva a comportamientos extremos. Los clubes generan que más gente se suba al carro porque invierten mucho en márketing, merchandising, redes sociales, campañas que recuerdan la historia, emociones vividas y valores del club, haciendo fichajes mediáticos, recordando títulos recientes, facilidades de pago de las cuotas...

En el caso del Deportivo, a pesar del aumento del coste de vida el número de socios aumentó considerablemente aún estando fuera del fútbol profesional cuatro largos años. El ascenso a la Segunda División provocó una reacción de entusiasmo y orgullo colectivo coruñés. La afición se siente protagonista y eso refuerza el vínculo emocional con el club, porque el Dépor es mucho más que un equipo de fútbol, es parte esencial de la identidad local.

Hay una transmisión de valores y de compromiso con el club de padres a hijos, de abuelos a nietos, como si formara parte de una herencia. Ir a Riazor no significa solamente asistir a un partido de fútbol, es un rito social y emocional. Cada vez acude más gente joven, la semilla del futuro, que generalmente tienden a gastar más en experiencias que en bienes materiales porque consideran que asistir a una competición deportiva profesional es una experiencia social impagable.

El Leyma, con su histórico ascenso a la Liga Endesa, atrajo mayor atención de los medios de comunicación y ayuda a que los aficionados pudiesen ver en directo a jugadores mediáticos. La labor del club en colegios y escuelas de baloncesto fomentó la asistencia al Coliseum de gente muy joven acompañada de sus familias, favorecidos también por precios módicos. Es decir, hubo dinero para abonarse al Deportivo, al Leyma y también al Liceo. Obviamente para muchas familias hay que reducir gastos de algún sitio, pero para ser socio no, eso es innegociable. Ir a Riazor cada semana es sagrado.