Fernán Varela: «El COB tenía ideas interesantes y fue muy incómodo en la pasada Copa Galicia»

millán gómez

DEPORTES

LAURA LEIRAS

El lucense suma dos títulos autonómicos en su segunda etapa breoganista

04 sep 2025 . Actualizado a las 19:31 h.

Fernán Varela Failde (Chantada, 1988) es entrenador ayudante del Río Breogán por cuarta temporada consecutiva y quinta alterna tras su primera etapa en la LEB Oro 2012-2013. Fue técnico asistente en las dos últimas experiencias europeas de equipos lucenses —con el Ensino Lugo en EuroCup y con el Breogán en Basketball Champions League—. Además, fue primer entrenador del Ensino en la segunda vuelta de la liga 2021-2022 ganando nueve de los quince partidos.

—¿Cómo fue su verano?

—Fenomenal, perfecto para desconectar del día a día de los entrenamientos, de la competición, de la preparación de vídeo. También intentando cuidarme yo para llegar de la mejor posible a la pretemporada e intentando conocer de la mejor manera posible a los jugadores que llegan al club.

—¿Cómo ha sido la coordinación con el cuerpo técnico y dirección deportiva cuando la plantilla estaba abierta?

—Luis (Casimiro) nos involucraba en la observación de jugadores, en intentar conocerlos, incluso el poder contactar con algún entrenador que conozcamos tanto Víctor (Pérez) como yo para coger la mayor información posible sobre ellos no solo por cómo actúan en la pista y sus condiciones técnico-tácticas, que eso se puede ver en los vídeos, sino también cómo son de carácter, de personalidad, cómo es su día a día. Como entrenador me gusta conocer muy bien a los jugadores que entreno, si voy a entrenar mejora individual con alguno de los nuevos quiero saber cómo van a derecha, cómo van a izquierda, cómo se mueven, cuáles son los gestos técnicos que más utilizan, intentar anticiparme a cuestiones donde podríamos mejorar. 

—¿Qué baloncesto ve cuando está de vacaciones?

—Estás al día de lo que va ocurriendo, ves competiciones de selecciones, tanto el Eurobasket femenino como selecciones de formación. Veo los partidos en los que están involucrados los jugadores que vienen nuevos. Intento aprovechar para ver partidos de jugadores que he entrenado en el pasado, como Adrián Chapela y jugadores de Lugo como Esther Castedo. Si un jugador nuevo ha jugado contra Justin Robinson busco los partidos en los que coincidieron. 

—Lleva cuatro veranos trabajando en Turquía. ¿Cuál es su función y de qué le sirve?

—Son particulares que me han contratado como entrenador personal. Yo me lo tomo como un momento de desconexión, irme fuera alguno de estos veranos me ha permitido llegar a pretemporada con la mente totalmente limpia y fresca. A nivel de salud, me viene muy bien (se ríe) porque estamos en un ambiente donde es muy fácil ir al gimnasio, he perdido peso cada vez que he ido. El poder conocer culturas nuevas y gente de otros ámbitos se convierte en la parte más especial. Lo más bonito del baloncesto son las relaciones personales. 

—¿Cómo es su función hoy día con Luis Casimiro? Usted trabaja más con los jugadores exteriores, pero siendo entrenamientos y gestiones transversales.

—Sí. Como me pasaba con Pepe (Rodríguez), pero ahora estando yo más preparado y ACB es un paso más. Luis deja entrenar al equipo, nos da todo el espacio del mundo. Como bien dices, hay algunas funciones que están repartidas para no duplicarnos, como temas de vídeo. Es una gozada para mí poder aportar mis ideas, discutir absolutamente todo, poder tener una comunicación totalmente abierta. Luis es lógicamente el que marca el paso por dónde tenemos que ir. Tú tienes que ser súper exigente contigo mismo porque estamos ayudando a personas y tenemos el objetivo importante de ganar los máximos partidos posibles. Luis te deja espacio, pero es también una responsabilidad. Estoy encantado, lo tomo con toda la naturalidad y estoy súper a gusto. Estoy muy agradecido. 

—¿Qué valoración tiene del Club Ourense Baloncesto, rival en semifinales en la Copa Galicia?

—Difícil decir algo. Conocemos jugadores, conocemos cómo era el juego del COB la temporada pasada, podemos intuir por dónde va. Ojalá les vaya muy bien a los equipos gallegos y en concreto a los jugadores gallegos, que ellos tienen a muchos. En mi trayectoria de formación he estado más en femenino que en masculino, pero hemos coincidido en muchas selecciones gallegas con Martín (Fernández), Martín (Iglesias) e Isaac (Vázquez). Los conozco desde que son niños y ojalá les vaya muy bien. 

—¿Qué opinión tiene de Moncho López?

—Hizo una muy buena primera mitad de la temporada pasada, tenían ideas interesantes a nivel de trabajo de rebote ofensivo y cómo jugaba el equipo ofensivamente, que hacían alguna cuestión menos convencional y eran muy incómodos. Ellos empezaron lanzados la temporada pasada. Moncho plantea cuestiones interesantes, diferentes.

—¿Cómo recuerda la victoria contra el Básquet Coruña en marzo en ACB en el Coliseum?

—Mi recuerdo es buenísimo de cómo jugamos la primera mitad y, sobre todo, cómo jugamos en ataque en el tercer cuarto. Después, nos pasaron cosas que nos pueden pasar, nos pasó más veces la temporada pasada cuando cogemos una ventaja. Recuerdo la tensión que hubo en el final del partido. Nosotros sabíamos que cada victoria nos acercaba más a nuestro objetivo primero, que era salvarse, y luego competir hasta donde pudiésemos llegar. Me quedo con los primeros minutos, fue un partido muy bonito a nivel ofensivo por nuestra parte, sacamos situaciones muy buenas, nuestro juego fue brillante por momentos. A veces se dice que no se ganan los partidos en las primeras mitades. A veces nos quedamos con lo negativo, ¡pero y lo bien que jugamos en otros momentos! Coruña sacó partidos muy complicados y jugaba muy bien.

—¿Cómo recuerda la Copa Galicia ganada en Ourense en 2022 contra el Obradoiro en la final?

—Fue un partido súper competido. Fueron Copas Galicia más tarde en el calendario en las otras ocasiones que esta temporada. Fue un partido súper emotivo contra el Obradoiro, con el que siempre hubo esta rivalidad, llegar a un final igualado y sacarlo con un tiro de Scott (Bamforth). Había sido bonito. Fue mi primera experiencia, mi primer partido realmente competido en el Breogán.

—¿Cómo fue la experiencia en 2023 en Lugo ejerciendo de primer entrenador durante gran parte de la final por descalificación de Veljko Mrsic?

—¿Culpa del entrenador, no? ¡Eso dice mi padre! (se ríe). 

—¿Pero usted siguió el plan de partido de Veljko, no?

—Sí, intenté seguir, intenté pensar lo que haría Veljko. Obviamente, no me voy a saltar nunca el plan. Tú eres el entrenador ayudante y tienes que seguir la misma línea. Era el Pazo, mi familia delante, el pabellón lleno y jugando contra el Obradoiro. El nivel de atención del partido era centrarse en quién tenía faltas, quién no tenía, las rotaciones y sin saltarte en ningún momento lo que haría el entrenador porque no sería bueno ni para el equipo ni para nadie. Recuerdo que  remontamos, nos pusimos incluso por delante. El final había sido algo caótico.

—¿Cómo recuerda la Copa Galicia ganada en Lugo en 2024 contra el Ourense y el Coruña?

—COB nos había puesto las cosas muy difíciles, nos incomodó mucho con el estilo de juego que tienen. Llegaron jugando muy, muy bien a ese momento de la pretemporada y nosotros quizás no estábamos a ese nivel competitivo, a ese ritmo de juego. Conseguimos sacar el partido. Y lo mismo contra Coruña porque veníamos de jugar contra Coruña pocos días antes y de perder contra ellos. Veníamos de perder contra ellos en el torneo de Pontevedra en un partido que se nos giró cuando las cosas iban más o menos bien, pero se fue complicando. Coruña era un equipo que jugaba muy bien, ellos venían muy armados, muchos jugadores que habían repetido de la temporada anterior. Tácticamente tenían muchos recursos para ser pretemporada. Marcamos la diferencia por nivel físico más que por muy buen juego intentando llevar el partido a un lugar donde ellos no nos pudieran competir. 

—¿Qué dos partidos destaca con el Ensino?

—Van a ser partidos como primer entrenador. Yo como ayudante he tenido partidos bonitos, llegamos a una Copa y a unos play-offs con Carlos (Cantero) y nos clasificamos para la EuroCup. Me quedo con la victoria contra Ibaeta en San Sebastián cuando descalifican a Carlos (Cantero). Fue mi primera experiencia cogiendo al equipo. Fue en navidades. Yo no viajaba a todos los partidos, pero a ese partido sí viajé. Tengo el recuerdo de haber sorprendido a alguna jugadora. Por un lado, me duele porque estamos todos los días trabajando juntos y no me conoces. Forzamos una prórroga, fue una historia muy bonita, luego sacamos el partido. No fue fácil coger al equipo. Como primer entrenador, me quedo con la victoria contra Araski en Vitoria. 

—¿Y qué dos partidos recuerda con más cariño con el Breogán?

 —Uno es contra Andorra en el Pazo con Veljko (Mrsic). El final del partido es apoteósico, cómo nos agarramos, cómo ese grupo se agarró a la salvación fue emocionante y el culmen es conseguir el objetivo en casa con todo el público entregado. Tengo imágenes del post-partido cuando los jugadores dan la vuelta al Pazo. Y para mí fueron especiales los partidos que jugamos en Europa, fue especial jugar con el Breogán en Europa, ganar los cuatro partidos de casa y poder viajar con el equipo de nuestra ciudad jugando en Turquía o Letonia. Esta última temporada fueron muy bonitos los partidos contra Baskonia y Unicaja en casa. Si tuviera que decir otro sería contra Unicaja por cómo estábamos como equipo en ese momento de la temporada porque salíamos a competir y a jugar bien. 

—¿Qué destaca de su etapa con Veljko Mrsic?

—Veljko, por toda la experiencia que tiene acumulada tanto como entrenador como de jugador, suma un bagaje importante en aspectos tanto del juego como del día a día, de la vida del jugador. Aprendí muchas cuestiones con Veljko, como por ejemplo temas de descanso, de alimentación, el entrenamiento invisible que ahora le llaman, aprendí mucho sobre cómo piensan los jugadores y experiencias que tuvo él con compañeros tanto jugando como entrenando. 

—¿Cómo es entrenar a un amigo como Erik Quintela en sus dos etapas en el Breogán?

—Diría que es un sueño poder coincidir con jugadores que conozco desde hace tanto tiempo y con los que hemos compartido pista en verano. Es un sueño ahora coincidir en competición y estar todo el año. Como dices, ya habíamos coincidido en la temporada que estuve con Pepe Rodríguez y con Lisardo (Gómez). Yo nunca me planteaba volver al baloncesto profesional y coincidir con estos jugadores. No era algo que estuviera en mi cabeza. Mirarme con Erik en los momentos difíciles y en los momentos buenos es muy bonito en lo personal. 

—¿Cómo recuerda su temporada 2012-2013 en el Breogán?

—Recuerdo que tenía mucha ilusión. Siempre me he considerado un idealista dentro del baloncesto (se ríe). Yo era muy joven, soy malísimo con los años y no recuerdo la temporada. Yo tenía 23 años y cuando me invitan es un shock. Yo no lo esperaba. Me reúno con Pepe Rodríguez aquel verano. Fue el que me invitó, no porque supiera que sabía mucho de baloncesto, sino porque veía que yo estaba en muchos entrenamientos del Breogán, del Ensino y de formación en el anexo. Yo pasaba muchas horas en el pabellón viendo entrenar para aprender. No lo hice como inversión. Eso y que supiera inglés me abrió las puertas en aquel momento. Pepe me dice en la reunión que quiere contar conmigo como ayudante, le digo que es un sueño porque yo iba a todos los partidos, iba a desplazamientos y el Breogán es mi equipo. Y voy y le digo (se ríe) que estoy comprometido con un equipo infantil y, si coinciden los horarios, voy a tener que estar con mi equipo infantil. Ese año con el equipo infantil me marcó mucho. Era un grupo muy bonito con Sara Corredoira y Esther Castedo. Eran infantiles de primer año. Fue un año precioso. Seguí trabajando con ese grupo muchos veranos. En cuanto al Breogán, yo nunca me habría enfrentado a un scouting de un equipo rival, Pepe me pedía informes previos, pero no era yo el que presentaba el vídeo a los jugadores. Tuve que educar la vista sin darle al vídeo para adelante y para atrás, ver las cosas, identificarlas antes, no tardar seis o cinco horas en ver un partido. Ese año me cambió completamente. Tenía que ver los partidos y entenderlos. Pepe me dio también espacio para trabajar con jugadores jóvenes como Erik Quintela, Charles (Nkaloulou), Álex Reyes y Adrián Chapela. Hacíamos sesiones con ellos. Supongo que le gustó y me dio espacio para empezar a trabajar con los exteriores. Tengo el recuerdo grabado de un día que Sean Ogirri, que no destacaba por el esfuerzo y el derroche físicos ni en el día a día ni en los partidos, estaba entrenando al 100 % y, al acabar la sesión, vino y me dijo: "Me gustó mucho, tenemos que hacer esto más veces". Yo en ese momento me dije: "Hostia, lo tengo que estar haciendo muy bien". Para mí fue un refuerzo muy importante. Tener estos feedbacks te ayuda a seguir creyendo en lo que estás haciendo. 

—¿Qué destaca de Pepe Rodríguez?

—Le estoy súper agradecido. No sé qué vio en mí, no sé qué razones había detrás de las relaciones institucionales que podía haber, pero él apuesta por mí. Más allá de la distancia que podía haber, Pepe fue cariñoso conmigo a su manera, me acogió y me dejó entrenar, que es la hostia y fue muy importante. 

—¿Qué destaca de Lisardo Gómez?

—Fue muy hábil en el cambio de dinámica del equipo. Fue muy inteligente en cómo enfocó el día a día, las sesiones. Cambió radicalmente la metodología de entrenamientos. Rompió con eso. De Lisardo aprendí, sobre todo, en el scouting defensivo. Era muy hábil seleccionando qué cuestiones trabajar y qué información darle a los jugadores. 

—¿Cómo surge su pasión por entrenar?

—De una forma muy natural. Empecé a jugar tarde en comparación con los chicos que jugaban conmigo. Empecé con doce o trece años. Lo principal es que tenía referentes cercanos muy buenos, como Juan Carlos Castro, que desde el principio me vio como entrenador, y, sobre todo,  Cristina Seijo, que era mi entrenadora en el cole. Yo soy del cole Divino Maestro, que es un cole muy pequeño y no tenemos ni patio cubierto. Mis hermanos han estudiado allí. Cuando yo dejé de jugar en el cole, yo fui a ayudarle. Yo quería estar allí, me iba dando ejercicios y yo los explicaba. Me metió el gusanillo. Ver cómo los jugadores aprenden y mejoran es impagable, es lo más agradecido de nuestra profesión.

—¿Cómo recuerda sus dos temporadas en el Ensino?

—Muy positivas. Me llegó en un momento donde yo quería dar un paso más. Yo quería entrenar. Yo sabía que tenía que estar cerca del baloncesto profesional. En el baloncesto formativo es difícil dedicarte "full time" a tu profesión. Ya tenía más poso que en mi primera experiencia en el Breo. Tenía mis dudas porque llevaba muchos años en el baloncesto de formación. Mi trabajo como entrenador es ayudar a la mejora de la persona, del jugador. En el baloncesto de formación es muy fácil y en el baloncesto profesional están más hechos, sus recursos técnicos son más sólidos. Sentí que podía ayudar. Con Carlos (Cantero) y con Miguel Ángel (Ortega) estoy muy agradecido y aprendí mogollón. Luego la experiencia como primer entrenador lo asumí con naturalidad. 

—Y llega en una situación complicada del equipo. 

—Sí. Era una situación difícil del equipo. Sin ayudante por las circunstancias del club. Yo siempre tuve ayudantes. Siempre quise tener personas colaborando.  Chete Pazo es uno de mis mejores amigos y lo lié para ayudarme con un cadete. A Ricardo Úriz, siendo jugador del Breogán, lo acabo liando para que sea ayudante en un equipo mío. Él quería empezar a entrenar y ahora está la selección española. ¡Pero comenzó entrenando con Fernán (se ríe)! En el Ensino tuve un grupo humano excepcional de jugadoras y los resultados nos salieron muy bien.

—¿Qué jugadoras eran las más entrenables?

—Es más fácil con la jugadora que se siente ayudada y querida por el entrenador porque juega más que por las que juegan menos o van a un rol que van a peor. El otro día vi a Alessandra Orsili y vino corriendo a darme un abrazo. Cuando iba a firmar, me avisó que venía aquí. Había una jugadora que se estaba planteando dejar el baloncesto al final de esa temporada y luego continuó y otra que quería salir del equipo y al final acabó todo muy bien. Todo eso es muy bonito para mí como entrenador. 

—Usted es de Chantada, donde hay una notable tradición de baloncesto. ¿Cómo valora la situación del baloncesto chantadino? 

—Siendo de Chantada, es un orgullo para mí. Es mi pueblo natal, de allí son mis cuatro abuelos. Me gusta que el baloncesto sea allí el primer deporte. Recuerdo que cuando yo era jugador malo (se ríe) había equipos de baloncesto jugando competiciones a nivel provincial. De aquellas no había tantas ligas gallegas. Eran chicos de mi edad y de algunos años más los que jugaban. Soy un idealista, me gustaría que en mi colegio hubiese más baloncesto. Me gustaría que en Chantada hubiese más baloncesto. Es difícil porque cada vez hay menos gente joven en este tipo de poblaciones. Hay chicos de Chantada jugando, algunos que venían a jugar a Lugo y uno está haciendo la pretemporada con el Obradoiro (Hugo Sánchez Expósito). Me gustaría más baloncesto en Chantada. 

—¿Cómo valora la iniciativa de la Breogán Academy?

—Muy positiva. Me gustaría estar involucrado en temas de formación, pero el tiempo que tenemos es limitado. Yo hice un proyecto con Álvaro Abuín donde hacíamos baloncesto en los colegios, y es precioso. En el baloncesto profesional tenemos que ser referentes para nuestros entornos. Es potente que Erik (Quintela) juegue en el Breogán. Si yo tuviese un hijo me gustaría que mi hijo tuviese referentes cercanos. Puede serlo Erik, pero también pueden serlo Dominik Mavra, DeWayne Russell o Danko Brankovic. Potenciar eso me parece bien siempre, me gusta que como club nos acerquemos a los clubes de las zonas. El Breogán es muy nuestro, nos emociona a todos los que somos de aquí. Yo no recuerdo si tengo interés por el baloncesto porque juego en el colegio y me va bien o porque vengo a ver al Breo en la temporada del ascenso en 1999. No es casualidad. No estaría aquí si no es por el Breo o si no vengo al pabellón con la explosión que hay en el Pazo.