Simeone, ante el peor rival para reflotar la situación del Atlético de Madrid

Javier Varela COLPISA

DEPORTES

Borja Sanchez-Trillo | EFE

Un Atlético necesitado recibe a un Villarreal que suele ser un hueso duro de roer cuando pisa el Metropolitano

12 sep 2025 . Actualizado a las 16:18 h.

El Atlético de Madrid afronta este sábado un examen con la visita del Villarreal al Metropolitano (21:00 horas). Tres jornadas han bastado para encender las alarmas. Dos empates y una derrota sitúan a los rojiblancos con apenas dos puntos de nueve posibles, un balance que contrasta con la ambición declarada en verano por su Consejero Delegado, Miguel Ángel Gil: «Estamos haciendo una plantilla para soñar en grande». El escaso fútbol, la falta de gol, la debilidad defensiva, las dificultades para generar ocasiones claras y la desconexión en varios tramos de partido han alimentado las críticas; son malos hábitos que han acompañado al Atlético en los últimos años, pero que han colocado a Simeone -hasta ahora una figura intocable- en la diana.

El técnico rojiblanco lo sabe y por eso volvió a lanzar un mensaje a la afición que vaya este sábado al estadio: «Le doy muchísima importancia a la grada. Sobre todo a la gente que está detrás del arco, que es la empuja a todo el estadio para vivir siempre tardes o noches increíbles, como nos ha tocado». Unas palabras con carga emotiva, con la que pretende acallar a las voces discordantes que ya se han hecho notar en la grada y recuperar la unidad que empuje a los futbolistas. El rival de este sábado tampoco invita al optimismo atlético.

El Villarreal, que suma siete puntos en tres partidos, suele ser un hueso duro de roer cuando pisa el Metropolitano o antes el Vicente Calderón. En sus últimas diez visitas a feudo rojiblanco, el submarino amarillo solo ha perdido tres encuentros, ha empatado cinco y ha ganado dos. Estos números explican por qué acostumbra a incomodar al Atlético.

Su propuesta ordenada, combinada con la capacidad de castigar los espacios a la contra, encaja con las dudas actuales de los rojiblancos. Para Marcelino, técnico groguet, es una oportunidad de medir la solidez de su proyecto ante un rival de máxima exigencia. El Atlético necesita conseguir la primera victoria liguera, reconciliarse con su gente y con su propia identidad. Ganar significaría despejar dudas, tomar aire y afrontar el duro calendario que se viene en las próximas tres semanas -empezando con el Liverpool el miércoles y con el derbi en el horizonte- de la mejor manera posible, pero una derrota o incluso un empate convertiría la tempestad en tormenta y daría munición a quienes creen que el ciclo de Simeone se agota.

A las dudas futbolísticas del Atlético se suma la enfermería. El equipo afronta la cita sin dos de los hombres llamados a marcar diferencias esta campaña en la creación de juego: Álex Baena y Thiago Almada. El primero se recupera de una inoportuna operación de apendicitis y el segundo cayó lesionado en el sóleo con la selección Argentina y se pierde el próximo mes. Con este panorama, Simeone está obligado a tirar de un centro del campo menos creativo y de más músculo con Koke y Barrios y agarrarse en ataque a la calidad de Julián Álvarez y de un Griezmann que podría asociarse bien con el argentino, o incluso un Alexander Sorloth, que se mide a su exequipo y está necesitado de goles para acallar las críticas.

Nico González, que fue presentado este viernes, podría debutar como titular en la banda izquierda para ser ese jugador de regate que reclamaba Simeone y ser un suministrador de balones a la pareja de ataque. El técnico no quiso confirmarlo y dejó la puerta abierta a la opción de Gallagher: «Nico ha llegado con mucho entusiasmo, también Gallagher ha entrenado estos días en esa posición, lo ha hecho muy bien y sabemos lo que nos puede dar. A Nico recién lo empezamos a conocer. Esperemos, ya sea uno o el otro el que empiece, que lo haga de la mejor manera».

El Atlético se juega mucho más que tres puntos frente a un Villarreal que llega sin complejos. La grada dictará sentencia, el equipo deberá responder y Simeone, como tantas otras veces, volverá a caminar sobre la delgada línea que separa la crisis de la resurrección. En un club acostumbrado a vivir al límite, este sábado puede marcar el punto exacto donde empiece la remontadas o donde las dudas se transformen en certezas.