
Los galos, con muchas bajas, remontaron el tanto inicial de Ferran Torres y demostraron ser todavía el mejor equipo de Europa
01 oct 2025 . Actualizado a las 23:30 h.El Paris Saint Germain continúa siendo el mejor equipo de Europa y lo demostró este miércoles en Montjüich. El conjunto que dirige Luis Enrique, que contaba con las bajas por lesión de jugadores importantes como Dembélé, Doue, Kvaratskhelia o Marquinhos, se impuso al Barcelona por 1-2 en un partido en el que los de Flick se adelantaron en el marcador gracias a un tanto de Ferran Torres, pero en el que terminaron siendo superados por el ritmo frenético de los galos. Los tantos de Mayulu y Gonçalo Ramos suponen un golpe de realidad para un Barça que todavía tiene margen de mejora si quiere conseguir la sexta Orejona.
Y es que no era un partido más. No lo era para el campeón de Europa, para el aspirante a serlo y tampoco para una afición, la azulgrana, que quiere como sea exhibir músculo en el viejo continente. Con esa idea abarrotó Montjuich, se desgañitó desde el inicio y empujó a un equipo que salió dispuesto a comerse a los de Luis Enrique. Flick dispuso un once sin experimentos. Eric García y Cubarsí en la zaga para eludir la presión arriba de los galos, Pedri y Frenkie de Jong para dar continuidad y Lamine Yamal, ya recuperado para alumbrar todo el frente de ataque.
Y es que el 10 iba a ser el encargado de prender la mecha. Hizo un eslalon prodigioso para poner patas arriba a la grada, tiró un pase milimétrico que no acabó en gol por una gran acción de Zabarnyi y obligó al PSG a que le temblaran las piernas. Así, el gol era cuestión de tiempo y llegó después de una recuperación del propio Lamine que desencadenó en una transición vertiginosa que finalizó a placer Ferran Torres para abrir la lata y poner contra las cuerdas al campeón de Europa, que estaba siendo zarandeado por los de Flick.
Fue un arranque en el que quedó claro que Barcelona y PSG son dos equipos espejo. Los dos comparten un libreto similar, tienen en su ADN no levantar el pie del acelerador y quieren y necesitan ser protagonistas. El Barça lo fue en la primera parte gracias a un Pedri soberbio, pero se topó con un rival capaz de saltar la presión de forma asociativa o también gracias a Nuno Mendes, un proyectil en el carril izquierdo. El luso se encargó de salir de la encerrona con conducciones y generó una jugada que acabó con un tanto de Mayulu que dejó a los culés con un sabor agridulce antes del paso por vestuarios.
Tras la reanudación continuó la dinámica con la que se cerró la primera parte. El PSG había encontrado el antídoto para eludir la presión del Barça y los culés no podían acudir tan arriba a robar la pelota. Ese escenario era peligroso. Vitinha tenía más tiempo para pensar y la amenaza a la espalda de los centrales culés cada vez era mayor. Barcolá puso a prueba a Szczesny y Mbaye dispuso en varias ocasiones de la posibilidad de encarar a Koundé en un mano a mano.
Fue el peor momento en el partido de un Barça que se fue cayendo ante el ritmo frenético de los de Luis Enrique. Flick intentó revitalizar a los suyos con la entrada de Balde, Marc Casadó, Lewandowski y Marc Bernal en la recta final, pero fueron sustituciones que no mejoraron la cara de los azulgranas y que desembocaron en un menor control del juego. La salida de Pedri dio aire al PSG, que acabó el encuentro instalado en el campo rival y generó varias ocasiones antes del mazazo final. Achraf, infatigable, asistió a Gonçalo Ramos para que silenciara Montjuich y diera un golpe de realidad a un Barça que todavía tiene margen de mejora.