Los Reds derrotan a los blancos pese a la inmensa actuación de Courtois con un gol de Mac Allister y rebajan la euforia que se había instalado en Chamartín
04 nov 2025 . Actualizado a las 23:31 h.El mejor Liverpool de la temporada bajó a la tierra este martes a un Real Madrid que llegaba embalado a la cita con los Reds, pero que recordó en muchas cosas al que compareció la campaña pasada en Anfield. Lejísimos de la intensidad que puso sobre la mesa el campeón inglés, el conjunto de Xabi Alonso se limitó a refugiarse en los inmensos brazos de Courtois para intentar sobrevivir al tiroteo al que le sometieron los locales.
La actuación del belga fue estratosférica, a la altura prácticamente de aquella otra que privó de la gloria al club de Merseyside hace tres años en París. Sus milagros sirvieron para evitar lo que de otro modo bien podría haber sido una goleada que hubiera hecho mucho daño, pero hasta el repertorio del gigante de Bree tiene un límite.
Mac Allister acabó reventando el muro que había levantado el belga alrededor de su portería para darle al Liverpool su tercera victoria en la presente edición de la Champions e infligirle la primera derrota en la máxima competición continental a un Real Madrid que ha suspendido dos de las tres grandes reválidas que ha afrontado en lo que va de campaña. Tras dejar aparentemente en el olvido el bochornoso tropiezo que sufrió en el derbi celebrado en el Metropolitano con un convincente triunfo en el clásico del Santiago Bernabéu, los blancos comprobaron en Anfield que todavía tienen mucho camino por recorrer para alcanzar la fiabilidad necesaria en las citas de postín.
A la madre de todas las batallas acudió el Liverpool con el cuestionado Wirtz de vuelta al once tras la suplencia del alemán el pasado sábado ante el Aston Villa, mientras que el Real Madrid repitió el bloque que Xabi Alonso ensayó con éxito en el clásico y que parece reservar para los duelos de tronío, al menos mientras Carvajal permanezca en la enfermería y Trent no levante el vuelo.
Los blancos llegaban a la riña subidos en la cresta de la ola y los Reds aliviados por haberse mantenido a flote tras una racha infame, pero las dinámicas valen de poco en Anfield, donde también juega la mística. Así, espoleado por una hinchada majestuosa, el Liverpool salió mordiendo e imponiendo el eléctrico ritmo que le caracteriza frente a un Real Madrid que fue incapaz de rebajar la efervescencia de los locales.
Desbordado
La agresividad del Liverpool desbordó a un Real Madrid destensado, lo que se tradujo ya en cuatro fogonazos de Szoboszlai durante el primer acto. A dos de ellos respondió Courtois con otras tantas inmensas intervenciones, a la altura de las nueve que frustraron hace tres años el asalto Red a la Orejona en París, otro, sin tanta malicia, también murió en el guante del gigante belga y uno más se estrelló contra la mano de Tchouaméni en una acción que hubiera concedido licencia para pitar penalti a quienes se rigen por el Nuevo Testamento arbitral, pero consideró natural el rumano István Kovács. El quinto y último cartucho del cuadro británico antes del descanso lo gastó Mac Allister y lo quemó, quién si no, Courtois.
Sin más llegadas venenosas en los primeros 45 minutos que una de Bellingham que abortó Mamardashvili y un disparo a las nubes de Mbappé pese a disponer de más balón que un Liverpool mucho más incisivo y vertical, quedaba claro que el Real Madrid necesitaba cambiar el guion para no depender de Courtois, pero fue incapaz de conseguirlo.
Y eso que Courtois volvió a vestir la capa de héroe en la segunda mitad sacando dos cabezazos imponentes de Van Dijk y Konaté, pero sin otro parapeto ante tamaño bombardeo, solo era cuestión de tiempo que la muralla blanca se viniese abajo. La destruyó Mac Allister, que marcó al Real Madrid por segunda temporada consecutiva aprovechando un medido centro a balón parado de Szoboszlai para poner coto a la euforia que se había instalado en Chamartín y devolver la sonrisa a un Liverpool revitalizado.