El astro azulgrana, magistral en la noche de Brujas del Barça, será alistado por De la Fuente para los duelos ante Georgia y Turquía
06 nov 2025 . Actualizado a las 16:57 h.Muy aliviado de su pubalgia, al menos aparentemente, la actuación estelar de Lamine Yamal no alcanzó para que el Barça evitase en la noche de Brujas uno de sus mayores ridículos en defensa, con una vulnerabilidad sobrecogedora. Tras unos partidos mediocres, en los que como le sucedió en el clásico apenas se atrevió a encarar y jugó casi siempre sencillo y hacia atrás, frente a los belgas Lamine recuperó su mejor versión y, como dicen ahora los jóvenes, estuvo en su «prime».
No paró de pedir el balón, percutió a pierna cambiada por la banda derecha lo que no hizo casi nunca Marcus Rashford por la izquierda, fue una amenaza permanente para la zaga del Brujas, incapaz de frenarle ni con múltiples ayudas, y fue decisivo en los tres goles. En el primero, inició la jugada que continuó Fermín y culminó Ferran. En el segundo firmó un regate antológico y, tras recibir de tacón de Fermín, se internó y la cruzó con maestría con el exterior de su pie izquierdo. Y en el tercero, su centro-chut acabó en el autogol de Tzolis, que peinó de cabeza hacia su propia puerta en su desesperado intento de despejar.
Pero Lamine fue mucho más que eso y recordó al de sus mejores noches, esas en las que todos sus compañeros le buscan y los rivales le temen porque no saben por dónde puede salir y, aunque lo conozcan, no llegan a arrebatarle el balón ni a hacerle falta. Acabado al recital de Yamal, sus compañeros, con Fermín y el capitán Frenkie de Jong le alabaron, y también el técnico Hansi Flick, malhumorado por la actuación colectiva, le felicitó de manera pública.
En el debe de Lamine Yamal, su decisión de girarse, dirigirse a la grada y lanzarle un beso cuando el inglés Anthony Taylor, a instancias del VAR, anuló en el descuento el gol de Vermant por una falta previa sobre Szczesny que hubiera supuesto la derrota azulgrana y un ridículo histórico del portero polaco por su frivolidad en el regate al delantero.
El azulgrana quiso tomarse la la venganza ante un público que le increpó durante todo el partido, «Creo que no es casualidad si te pitan. Si me pitan es porque saben que hago bien mi trabajo en el campo. No me preocupo por eso», apuntó Lamine tras el choque. El astro azulgrana también se refirió a los comentarios surgidos alrededor de su figura en las últimas semanas.
Dijo estar actualmente «muy bien, muy tranquilo» y añadió que «se ha hablado mucho de mi pubalgia, de que estaba triste, y eran todo mentiras. Estaba igual que siempre, muy feliz, concentrado en lo mío, en intentar volver a trabajar y poder jugar a este nivel, que es como mejor me siento y como mejor me lo paso».
La mejoría de Lamine coincide en la misma semana en la que el seleccionador Luis de la Fuente debe ofrecer la lista de convocados para los próximos partidos ante Georgia, el sábado 15 de noviembre en Tiflis, y Turquía, tres días después en La Cartuja de Sevilla. Con el delantero azulgrana a este nivel, no hay duda de que el técnico riojano le deber alistar para una ventana clave, ya que España debe sellar su clasificación para el Mundial 2026, la decimotercera fase final consecutiva de una Copa del Mundo con La Roja presente.
Lamine vuelve a estar por lo tanto en el foco de un conflicto en el que es una víctima de los dimes y diretes entre De la Fuente y Hansi Flick primero y entre la propia Federación Española de Fútbol y el Barcelona después. El seleccionador ofrece la lista este viernes, en la que salvo que suceda algo en las próximas horas estará Lamine, pero habrá que estar muy atentos a lo que suceda después. Y es que el Barça juega el domingo un partido clave en Balaídos para no desengancharse de la pelea por la Liga y habrá que ver el tiempo que está Lamine sobre el césped vigués, con que sensaciones acaba y si no aparece uno de esos partes médicos que generan sospechas entre los conspiranoicos.
Llegados a este punto, es obligado lo que ocurrió en la última convocatoria. De la Fuente le citó porque estaba jugando en su club y no tenía ninguna consigna de los médicos en sentido contrario, pero al día siguiente la FEF le desconvocó con el argumento de que el Barça sí presentó al día siguiente un informe de los facultativos en el que se afirmaba que había recaído de su pubalgia. Se calculó un período de baja de unas tres semanas, pero la realidad es que tras el parón para los partidos de selecciones volvió a jugar con su equipo.
Tensión entre la RFEF y el Barça
La tensión empezó a gestarse tras la ventana de selecciones de septiembre, cuando Lamine Yamal fue citado para jugar con la selección ante Bulgaria y Turquía, a pesar de que arrastraba molestias, según declaró Flick. El técnico del Barça reprochó públicamente que Yamal había viajado con dolor, jugó más de 70 partidos en cada partido pese a no estar al cien por cien y a no entrenarse entre los dos partidos. «Eso no es cuidar a los jugadores», lamentó Flick. De la Fuente, por su parte, le respondió que estaba sorprendido por las críticas de un colega, especialmente porque «Flick ha sido seleccionador» y por ende debería tener «más empatía» con la gestión de un entrenador nacional. Y cuando se le volvió a preguntar sobre el asunto durante un homenaje en La Rioja. «Hoy, en mi tierra, no me acuerdo de lo que ha dicho Flick, ni me interesa».
Las cosas se complicaron aún más cuando Yamal sufrió esa recaída, la selección tuvo que desconvocarlo y Flick volvió a insistir en que la FEF tendría que «proteger» a los jugadores y ratificó que no se arrepentía de nada de lo dicho. Este debate perjudica al jugador y pone de relieve las típicas fricciones entre clubes y selecciones sobre el cuidado físico de sus jugadores, unas tensiones que se agravan cuando se trata de estrellas mediáticas.
Por lo demás, De la Fuente sigue acusando la plaga de lesiones que condicionan sus convocatorias, aunque España disfruta en estos momentos de tanta cantidad de talentos que las ausencias apenas se notan. Además de las ya conocidas bajas como la del capitán Dani Carvajal y de los problemas de Rodri Hernández, que descansó con el City en la Champions tras jugar solo unos minutos en la última jornada de la Premier, se añaden esta vez dos bajas de futbolistas indiscutibles en La Roja como el azulgrana Pedri, quizá el mejor centrocampista del mundo, y el central colchonero Robin Le Normand.