La Champions, la fiesta del fútbol

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

11 may 2023 . Actualizado a las 00:01 h.

Soy uno de esos fans de la Champions League, un apasionado, un friki que prefiere disfrutarla con amigos y familia, en el Sport Café o en casa, pero disfrutarla. Puedes percibir la tensión de la competición a 500 kilómetros de distancia del encuentro, y es que es la reina de las competiciones.

Llevábamos esperando ansiosos estas primeras eliminatorias de semifinales con ganas de show, goles y polémica.

La del martes no defraudó, sin duda uno de esos partidos en los que te das cuenta de que el fútbol es un juego físico, que el balón es una herramienta para conseguir el objetivo, pero que los duelos individuales son pequeñas Termópilas. Un partido en el cual brilló Rodri por encima de todos, donde los extremos tuvieron el peso ofensivo, y los delanteros sí participaron, pero nos dejaron con ganas de más goles. El resultado queda abierto para el Etihad Stadium. Se avecina el mejor partido del año. Un encuentro que veremos en directo, pero varias veces repetido. El partidazo.

Ayer, salió vivo al Milan. No me olió a derbi en ningún momento. Añoro aquellos derbis en San Siro teñidos de niebla artificial provocada por las bengalas, en los que Materazzi terminaba el partido con más faltas a Shevchenko que pases correctos. O cuando veíamos a un Milan de zidanes y pavones con juguetes rotos competir contra todo un campeón de la Champions con Mourinho a la cabeza y Balotelli sin ella. Destaco dos cosas del partido: que el que jugaba de local no llegó a tirar entre los tres palos hasta el minuto 92; y que Lukaku fue suplente en el conjunto visitante y no se le echó de menos. Conclusiones: qué bueno y elegante es Edin Dzeko y cuánto echamos de menos a Zlatan Ibrahimovic.

En una semana ya conoceremos los finalistas de Estambul. No caigan en la trampa de pensar que el que salga victorioso en Mánchester tendrá media Champions en el bolsillo. Insisto en destacar lo reforzado que puede salir un Milan remontando en territorio hostil o un Inter sabiendo lo que es ganar sin exceso trabajo unas semifinales de Champions League.

Cualquiera de los cuatro enfrentamientos posibles me valen para disfrutar de la gran final, pero seguiría echando de menos escuchar el himno a las 20.45 horas.