El muralista de Lalín apasionado por el color

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

Cedida

Álex Dávila, «Dreads», ya intervino en diversos espacios públicos y participó en exposiciones

31 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un estallido de color, imágenes que cautivan al instante, vibrantes y en ocasiones transgresoras. Álex Dávila Moure (Lalín, 2000) despliega su particular visión del mundo en edificios o casetas para esperar el autobús, en maderas o papel. Cualquier soporte para plasmar desde una iconografía más personal a personajes o elementos publicitarios tan universales como el Papa o Ice Cube. Su firma, Dreads, va abriendo brecha en ese complicado mundo del arte, en espera de más oportunidades desde las instituciones a los jóvenes con talento y mucho que contar con sus obras.

Cursos de grafiti y talleres en la Casa da Xuventude lalinense permitieron a este joven inquieto profundizar en su pasión ya de chico por pintar. Con solo ocho o nueve años descubre que, tras la pintura con espray, hay todo un mundo de valores que primero admira y ahora comparte. De forma autodidacta logra llegar a ese nivel de ver dentro de la obra, de transmitir su verdad y su concepción de la vida. Dreads ya atesora diversas intervenciones en espacios públicos, con los pertinentes permisos, desde el Lalín Arena a la Casa da Xuventude o en Noceda así como en negocios y todo tipo de locales en la comarca de Deza. Se suma su participación en exposiciones como la Algarabía en el museo lalinense o su presencia en redes sociales.

A la pregunta de sus fuentes de inspiración, se toma unos segundos para contestar. «Quero innovar algo, darlle un toque propio e avivar os espazos grises, a vida xa é suficientemente gris», remachaba. Apasionado de los colores vivos, se considera un artista polivalente, que crea emblemas con letras, que los menos conocedores de este mundo identifican a los grafiteros, pero también la figura humana u otros elementos en composiciones plenas de luminosidad. Un sol de mil trazos para «animar á xente nestes tempos de cidades escuras».

Del espray a los lápices, de los rotuladores a las acuarelas, carboncillo,... ningún material resulta ajeno a Dreads, quien tuvo también su pareja, licenciada en Bellas Artes, como maestra al aprender determinadas técnicas. Por ejemplo para los dibujos más realistas con grafito. Otro campo donde destaca este lalinense se incardina con los tiempos, con el creciente protagonismo del arte digital, con múltiples que vende a través de sus perfiles en redes.

Reconoce la relevancia que tiene el arte en Lalín, pero sin necesidad de irse atrás en el tiempo a figuras universales como Laxeiro. Destaca la existencia de jóvenes creadores, bastantes en su misma tendencia por el muralismo y la cultura grafitera. Cree con firmeza que la capital dezana podría contar con una galería de arte privada donde se diese salida a las creaciones de promesas o creadores ya con más trayectoria en este mundillo.

Más espacios para pintar

Entre los debes, la carencia de más espacios donde pintar, que se habilitasen sitios para desplegar esa imaginería personal multicolor en su caso. Todo de un marco legal, lejos de acciones que poco o ningún beneficio prestan sus autores a quienes defienden los valores de esta expresión artística. Rechaza esa visión que parte de la sociedad tiene del mundo del grafiti, como algo residual o callejero, incluso vinculado al vandalismo.

Porque Álex Dávila demuestra el intenso trabajo que se esconde detrás de la obra final. Un proceso creativo que para este muralista de Lalín comienza con un boceto previo, «non é chegar e pintar», insiste. Después toca adaptarlo a las dimensiones del espacio a ocupar, escoger la técnica, los colores,... Y mucha práctica, esa filosofía del acierto-error hasta decantar la balanza de forma mayoritaria hacia lo primero.

Detrás de un grafiti hay mucha investigación previa, porque se pueden emplear técnicas diversas y manejar el espray con trazo fino o grueso, sombrear, mezclar colores, todo ello con el estilo personal de cada artista. A Dreads no le gusta prejuzgar ni considerar mejor o peor el de otros compañeros, cada uno opta por el suyo y le merecen todos el mayor de los respetos.

El camino emprendido está lleno de obstáculos, de piedras a sortear, pero este joven lalinense quiere mirar al futuro con optimismo, sin caer en el desánimo. Profundizar en sus creaciones, primordialmente figurativas, con mensaje social como sus murales en Noceda que rinden tributo a las gentes del rural. Sus palabras denotan la pasión que siente, por cómo expone sus inquietudes, sus anhelos. Un espray multicolor de sentimientos, como los que salen a toda presión de su mano para convertir una pared en arte.

Ganador del XFest en categoría grafiti en A Estrada

Álex Dávila atesora ya algunos premios por sus creaciones, por ejemplo en el XFest que se organiza en A Estrada, en su caso en la categoría de grafiti. Un festival que destaca por el compañerismo que se vive entre los participantes, que contrapone a quienes se dedican a firmar sin criterio y en lugares indebidos, que se dedican por tanto a vandalizar causando perjuicios a quienes defienden esta fórmula artística.

Entre las creaciones que tiene en mente en espera de los permisos figura plasmar en una fachada situada en una esquina de la calle Memorias dun neno labrego, en un edificio municipal que antaño acogía las viviendas del vecino colegio Xesús Golmar, una gran tortuga. Quiere que los más pequeños se conciencien sobre la necesidad de no contaminar los mares, con letras que semejarán basura, plásticos o redes. Está en espera de permiso del Concello, como de apoyo a proyectos presentados que quedaron en el limbo. Confía que en algún momento le den una oportunidad anhelada. A él y otros artistas.