El embajador de Japón ensalzó las materias primas y las bondades del cocido de Lalín

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel Souto

Tahakiro Nakamae recordó a Rosalía y Laxeiro en el pregón de una fiesta de nuevo multitudinaria, con imposición de capa a una decena de comendadores

24 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Lalín acaba de conquistar otro continente, Asia, en su afán para que el cocido colonice todo el orbe mundial. Una empresa para la que fichó al embajador de Japón en España como pregonero de su fiesta de interés turístico internacional, contribuyendo a esa expansión imperialista para el plato gallego por antonomasia que tiene su capital en la de Deza. Este pasado domingo se vivía el día grande de una feira ya desestacionalizada todo el año, pero que suma comensales a un ritmo mayor que los decretos firmados por el presidente Donald Trump.

A la segunda fue la vencida y si la máxima de los huevos a Santa Clara para lograr buen tiempo fracasaron con estrépito en la Matanza do Porco, ayer sí se cumplió. Y eso que de cinco se redujo a dos el número de docenas ofrendadas, como desveló el regidor de Lalín, José Crespo, al abrir el Capítulo Xeral da Encomenda y los actos oficiales de la Feira do Cocido. A esta cofradía se unían diez nuevos defensores del plato, que juraron o prometieron cumplir con la obligación de degustarlo al menos una vez al año. E incluso el escultor ourensano, Acisclo Manzano, aunó ambas fórmulas en su intervención.

Al insigne artista se sumaron nombres como los de la deportista Teresa Portela y la presidenta del Real Club Celta, Marián Mouriño, además del presidente del Parlamento gallego, Miguel Ángel Santalices; el presidente de la Diputación, Luis López; el diputado nacional del PP, Francisco Conde; la teniente de alcalde de Lalín, Paz Pérez; o Javier Moll y Arantza Sarasola, de Prensa Ibérica.

Queda un último nombre, el del embajador de Japón en España, Takahiro Nakamae, quien ejerció como pregonero en una edición donde como novedad figuró su hermanamiento con la Filloa de Lestedo. Tras la concurrida Encomenda, la comitiva oficial acudió a la Carpa do Cocido convertida en un mercado de productos gastronómicos y artesanía, antes de recalar en el Kilómetro 0.

El embajador nipón sorprendió de forma grata al público con un pregón donde comenzó y terminó empleando el gallego. Dijo estar seguro de que el cocido tendría éxito entre sus compatriotas, para comprometerse a trasladar en su país las bondades del plato y contribuir a su internacionalización. Apostó por tender puentes entre Galicia y Japón con la gastronomía o el turismo vinculado al Camino como ejes, citando en su intervención a Rosalía y Laxeiro —ayer era la fecha de sus cumpleaños— o a Emilia Pardo Bazán.

El desfile completaba la jornada matinal, antes de degustarse cocido por todos los rincones de Lalín y entorno. En la oficial con 350 comensales no faltaron regalos al embajador, desde arte a productos de la camelia. Tampoco discursos y agradecimientos, mostrándose Nakamae gratamente sorprendido por la experiencia vivida el fin de semana. Crespo reiteraba que para el cocido ya no se pone el sol tras alcanzar Japón o el creciente interés de madrileños por acudir en AVE a degustar el plato. Y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, auguraba socarrón que la presencia de Nakamae era el ensayo para que Lalín abra embajadas por todo el mundo.

Baile y música en el desfile con Xenerais y premio a la carroza de Botos

Al concluir el pregón comenzaba a sonar la música tradicional de Os Dezas de Moneixas, agrupación lalinense que abría el desfile de comparsas, carrozas y charangas por el centro urbano. La cerda Lalaína, que este año tomaba el testigo a su tío, Queitano, también quiso mostrar su porte paseando sus jamones entre el deleite del público. Los Cabezudos de Laxeiro daban la primera nota de color antes de un atranque con los Xenerais da Ulla, mientras el alcalde de Boqueixón repartía filloas entre autoridades y espectadores como testimonio del hermanamiento del postre típico de Lestedo con el cocido.

En la batalla dialéctica vibró la retranca habitual, con risas por momentos y aplausos. Durante más de una hora se prolongó un desfile con cuatro carrozas a concurso. El primer premio recayó en O campo no tempo, propuesta de la cooperativa ganadera de Botos, que recreó desde un horno a una lareira, así como un establo con una «vaca» que daba leche o los aperos de labranza, además de portar un antiguo tractor Barreiro de un rojo explosivo o maquinaria de última generación, como una oruga teledirigida para desbroces.

El segundo lugar lo conseguía la carroza de A Carballeira de Cercio, con su Imprenta Camino. Sobre el remolque se imprimían desde pasquines a carteles del Cocido, que vestían el exterior. Una imprenta donde tocaba colocar las letras de una en una. En tercera posición quedó la recreación de una antigua herrería de Cabaleiros de Lalín y, en cuarto, el Papa móvil.

La carroza Don Cocho, en la estela de las Aldeas de Nadal de Lalín, se sumó junto a agrupaciones como Santiago Apóstol de Pamplona y comparsas tan coloristas como Os Miúdos de Arcade, Os da Caña de Marín, Os Remolóns de Vilagarcía, Luces de Tomiño y Cor Café de Pontevedra. No faltó un percance con un trono o música que no funcionaba, pero se solventó con buen humor.