Una estradense en las entrañas mayas de Centroamérica

Rocío García Martínez
Rocío García A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

cedida

Lara Blanco conoció desde dentro varios proyectos de soberanía alimentaria de comunidades indígenas de Guatemala

31 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Quien vaya a Guatemala a visitar los templos mayas de Tikal o, como los concursantes de Supervivientes, a tomar el sol en los Cayos Cochinos de Honduras, seguramente tendrá una grata experiencia turística, pero se habrá perdido la otra realidad de Centroamérica.

La otra cara de la moneda son las comunidades indígenas de las zonas rurales más pobres, que pelean a diario por un futuro más próspero y por mantener su identidad en un mundo cada vez más globalizado.

De esa otra realidad se empapó este verano la estradense Lara Blanco Fernández (A Estrada, 1995) gracias a una beca de la Universidade da Coruña (UDC) para Proxectos de Coñecemento da Realidade. Lara, que es educadora social y alumna del Máster en Políticas Sociais e Intervención Sociocomunitaria de la UDC, se ha especializado en migraciones y forma parte de la junta directiva de la oenegé Solidariedade Internacional de Galicia, en la que en su día hizo prácticas.

La estradense, que está preparando su trabajo de fin de máster (TFM) sobre el intercambio de conocimientos y experiencias entre dos mujeres defensoras de la tierra en Galicia y Guatemala, decidió aprovechar su beca para conocer in situ los proyectos de las organizaciones con las que colabora Solidariedade Internacional de Galicia. «Solidariedade Internacional non impulsa proxectos propios de cooperación senón que busca financiación en Galicia para apoiar a organizacións locales para que desenvolvan os seus proxectos, porque esas contrapartes son as que coñecen ben a realidade do territorio e as súas necesidades», explica Lara Blanco.

La estradense dedicó dos meses a conocer desde dentro varios proyectos con los que la oenegé gallega colabora tanto en Honduras como en Guatemala.

En Honduras estuvo en San Marcos de Colón, un pueblo de montaña situado en el departamento de Choluteca, cerca de la frontera con Nicaragua. Allí Solidariedade Internacional colabora con la organización local Sur en Acción en un proyecto de mejora del sistema de salud integral. Lara Blanco ayudó en el diseño del software para la gestión de los datos de los pacientes en el sistema de salud descentralizado, que da cobertura a zonas rurales a las que el modelo centralizado del gobierno no llega.

En Honduras la estradense conoció también el proyecto para hacer frente a desastres naturales como las inundaciones y las sequías, que se impulsará con liderazgo femenino, y participó en una jornada de concienciación en los centros educativos locales sobre el embarazo en adolescentes. «Os embarazos adolescentes representan o 22% no país e en San Marcos de Colón un 28%, cifras realmente preocupantes que tamén contribúen en certo modo a perpetuar a pobreza no territorio», comenta Lara Blanco.

La educadora social viajó después a Guatemala para conocer en directo varios proyectos en comunidades mayas. En Concepción Chiquirichapa (Quetzaltenango) visitó varias comunidades rurales de la etnia mam en las que la organización Siembra lleva a cabo un proyecto de apoyo a la soberanía alimentaria. «Apórtanlles formación e sementes para as hortas e aves de curral para criar, que destinan ao consumo e en parte á venda e dan tamén apoio material para a construcción de invernadoiros comunitarios», cuenta. Algo similar se hace en Jocotán de la mano de la organización Mejorha, que trabaja con los indígenas chortí. «Está dentro do corredor seco, moi afectado polas secas, polas inundacións, polos furacáns... e están buscando formas de mellorar usando a sabedoría e os coñecementos ancestrais. Mejorha naceu para mellorar a infraestructura das vivendas, mellorando as casas de adobe para evitar un chinche que entraba, picaba e mataba silenciosamente ou facilitando cociñas de leña para evitar os perigos que supoñían as fogueiras», cuenta Lara.

Sanación maya colectiva

La estradense también tuvo la oportunidad de conocer la Red de Mujeres Mayas Kaqla, en Santa María Cauque. «Traballan a sanación de traumas colectivos e individuais de mulleres mayas con unha metodoloxía creada por elas e baseada na cosmovisión maya», explica Lara. Es una especie de terapia grupal con la que las mujeres buscan empoderarse y hacer frente a la discriminación que sufren por partida doble, por ser mujeres y por ser indígenas.

La sombra del machismo, las aldeas sin luz y la esperanza de las escuelas rurales

En Jocotán, Lara Blanco aprovechó para visitar una escuela rural que fue mejorada gracias a un proyecto en el que colabora Solidariedade Internacional: el Premio Galego de Educación para o Desenvolvemento e a Cidadanía Global. Dirigido al profesorado de la comunidad, el premio reconoce y promueve experiencias educativas transformadoras que fomenten una ciudadanía crítica, solidaria y comprometida con la construcción de un mundo más justo. Los profesores reciben una formación previa y, los ganadores, tienen la oportunidad de conocer la realidad de los proyectos de cooperación. El curso pasado, ganaron dos profesores del CEIP López Ferreiro de Santiago, que impulsaron un mercadillo de Navidad con el que se recaudaron fondos para un proyecto de la asociación Mejorha en Jocotán. Lara Blanco tuvo la oportunidad de visitar la escuela rural de la montaña de El Nanzal a la que se destinó la ayuda. Gracias a ella pudieron comprarse mesas, sillas y otro material requerido por el centro. «Contoume a directora que antes tiñan que compartir mesa seis alumnos e ás veces algún ata compartía silla con outro», cuenta la estradense.

Esta es solo una de las vivencias que Lara se ha traído en el corazón. La estradense vio el lado más oscuro del país. «Vin a pobreza e estiven en zonas afastadas ás que non chegaba nin a luz. Tamén sentín o machismo. Non me podía mover soa porque non me deixaban porque non o vían seguro. Acompañáronme ata a un miradoiro que estaba ao lado, onde xogaban nenos e familias. Non houbo un só día que non me pitaran ou me gritaran algo cando pasaba... Foi o maís complicado de xestionar», confiesa. A cambio, Lara pudo conocer el calor y el alma de las comunidades indígenas y empaparse de experiencias que no salen en Supervivientes.