
El cuntiense Pablo Camino, integrado en el CNS A Estrada, vivirá en primera persona el drama de los refugiados sirios en el mar Egeo
04 mar 2016 . Actualizado a las 07:35 h.El drama de los refugiados sirios estalla de forma periódica ante nuestras pupilas. Su protagonismo fluctúa tanto como el mar Egeo, guadaña mortal para miles de personas que buscan atravesar sus aguas con destino a Europa. En ese panorama desolador, recrudecido en invierno, destellan las figuras de quienes deciden aportar su esfuerzo personal para ayudar entre tanta desesperanza. «Somos socorristas y estamos salvando vidas» lanza como mensaje en la botella de la Red la ONG Proactiva Open Arms. Bajo su tutela Pablo Camino (Cuntis, 1989), integrante del Club de Natación y Salvamento de A Estrada, ayudará desde la próxima semana a rescatar a quienes hunden sus cuerpos y sueños entre el oleaje en la orilla de las islas griegas de Lesbos y Chios.
Una llamada telefónica a su compañero en Helimer Galicia, Nicolás Calzada, desató su decisión de viajar a tierras griegas para colaborar en tareas de salvamento en el mar Egeo. Quiso desearle suerte en su experiencia, conocer detalles de sus primeras vivencias y sus palabras animándole a participar calaron hondo en su cabeza y en su corazón. Pablo contactó con la ONG Proactiva Open Arms para ofrecerse como voluntario. Y su propuesta se aceptó de inmediato. El próximo lunes viajará a Barcelona para participar en encuentros de trabajo con el equipo de psicólogos del colectivo y la jornada siguiente partirá ya a Grecia.
Este joven cuntiense de 26 años pretende aportar su pequeño grano de arena en una situación desbordada hace tiempo en el Egeo, con los guardacostas griegos incapaces de atender el aluvión de barcos y pateras repletos de refugiados huyendo de la guerra en Siria. Pero acude con las ideas claras, sin pensar ni remotamente que será un héroe salvador pero sí convencido de sumar. «Debes ter claro que non vas a solucionar o problema pero tentarei aportar o meu esforzo para que non morran familias enteiras afogadas peto das praias», asegura sin pizca de envanecimiento, la voz pausada. Ya tocará gritar al menos en el interior, escuchar el bombeo a toda máquina del corazón cuando toque saltar al mar, en instantes decisivos muchas veces y con vidas en juego.
Reemplazo de cinco personas
Pablo Casado formará parte de un grupo de reemplazo de cinco personas. Curiosamente no será el único gallego, pues también viajará a Grecia un compañero de Ribeira del guardacostas Pesca 1 con sede en Vigo. Trabajan de forma constante dos grupos en tierras griegas, bajo supervisión de dos coordinadores con presencia fija. Mientras, los grupos van rotando por un período concreto, quince días en el caso del joven cuntiense, el tiempo máximo que le permiten sus obligaciones profesionales. En espera de conocer al detalle su labor concreta, puede ir desde la vigilancia en embarcación para atender cualquier emergencia con salvamento de personas en riesgo de ahogarse o de patrulla a pie por la playa, colaborando en el desembarco de los refugiados al bajarse de las pateras.
«Vai ser duro, con situacións inxustas pero o problema non o vamos a solucionar os voluntarios, aunque espero colaborar para que esa xente chegue viva a Europa e buscar un novo futuro», resaltaba ayer Pablo Camino. Desconoce cómo reaccionará en ese primero momento, el impacto de una tragedia hasta ahora vivida en tercera persona, a través de testimonios como el de su compañero, de la ONG o las imágenes de los medios de comunicación. Pero viaja con ilusión y ánimo para exprimir su tiempo en Lesbos, que su estancia cumpla ese sentido humanitario. Espera «cargar as pilas a pesar da dureza da experiencia», enfrentándose en ocasiones a momentos al límite. Cuando un barco naufraga a apenas veinte metros de la orilla, una distancia tan corta, apenas unos pasos, que en el mar pueden ser mortales si no se sabe nadar. «Tanto nadar para morrer na orilla», reflexiona el voluntario cuntiense.
Confía en vivir momentos gratificantes, «aprender a valorar o que temos aquí». Habrá otros de tensión e impotencia. Lo sabe pero en la balanza resultan muy ligeros. Pesan más las intenciones de salvar vidas, de socorrer al necesitado. En ese mar Egeo teñido de luto hace meses, donde se trunca la promesa de un futuro mejor en la vieja Europa, desbordada e incapaz de paliar una crisis humanitaria sin un final a corto plazo.
en el CNS A Estrada
Pablo Camino regresó el año pasado a Galicia tras trabajar en Gran Canaria y Mallorca. A los doce años se inició en el salvamento y socorrismo deportivo en Caldas, en el Club Acuático Umia. Ahora está en el CNS A Estrada, encantado de volver con su antiguo entrenador, Álex Porto. Licenciado por el INEF en A Coruña ya antes de terminar la carrera superó los cursos de nadador de rescate en salvamento marítimo. Desde el CNS A Estrada se mostraron ayer orgullosos de los valores que refleja este deportista.