El «tentenublo» que salvó los Milagros

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

Miguel souto

El joven campanero Pedro Túñez recuperó en la romería de Requián el tradicional toque para alejar las tormentas: al final la procesión salió

29 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El santuario de Requián, en A Estrada, volvió a recibir este lunes a cientos de fieles que acudieron a implorar la mediación de la Virgen de los Milagros o a darle las gracias por las peticiones cumplidas.

Decenas de romeros llegaron a pie, sobre todo desde las zonas de Valga y de A Estrada, para cumplir con sus promesas. El goteo de fieles fue incesante durante toda la mañana, pero la mayor concentración se registró durante la misa solemne de la una. A esa hora, la gran carpa instalada en el exterior se quedó pequeña para dar cobijo a las cerca de setecientas personas que se calcula que pudieron congregarse en torno al santuario.

Miguel y

La lluvia, que hizo acto de presencia, amenazaba con aguar la procesión. Pero el toque de tentenublo hizo su efecto.

El toque de tentenublo es un toque de campanas que se usaba tradicionalmente para alejar las tormentas. Las campanas se tocaban mientras los fieles rezaban: «Tente trono/ tente tu/ que pode Deus/ máis que tu».

En Requián, como en casi todas partes, hacía años que no se escuchaba. Sin embargo, la reciente formación del sacristán de la parroquia, Pedro Daniel Túñez Tanoira (A Estrada, 1995), ha permitido recuperarlo.

A Pedro Túñez, que es monaguillo desde los 12 años, el toque de campanas siempre le llamó la atención. Así que cuando en mayo se celebró en Cereixo un congreso de campaneros no lo dudó. Aprendió todo lo que pudo y luego siguió formándose con la asociación de campaneros de Galicia y en el curso organizado en Couso. A raíz de eso recuperó el toque manual de campanas en su parroquia y le dio una alegría a sus vecinos. «Antes aquí tiñámolo automatizado, pero non é o mesmo. Non soa igual», dice.

Ahora, Pedro toca a misa cada domingo, tocó en la novena y hasta se ha atrevido con el tentenublo. «Toqueino mal porque aínda me queda moito que aprender, pero abriu o sol e a procesión puido saír», dice el joven entre modesto y satisfecho.