«Queremos verificar desde la ciencia que la muerte podría no ser el fin de todo»

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

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Luján Comas lidera una investigación en 14 hospitales que este sábado presentará en A Estrada

30 ene 2025 . Actualizado a las 10:11 h.

¿Y si la muerte no fuese el fin de la vida?. Esta trascendental pregunta a la que muchos encuentran respuesta desde la religión es el eje fundamental del proyecto Luz, una iniciativa de la Fundación Icloby que busca una conclusión científica investigando sobre la conciencia en personas clínicamente muertas. Al frente de la Fundación está la doctora Luján Comas. Su perfil no puede estar más alejado del mundo de la superstición o la charlatanería. Con más de 30 años de experiencia en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, es especialista en Anestesiología y Reanimación y perteneció al equipo pionero del trasplante bipulmonar en España. Este sábado (19.00 horas, Teatro Principal) participará en una charla en A Estrada sobre experiencias cercanas a la muerte.

—¿Cómo llega una mujer de ciencia a investigar sobre la muerte?

—A nivel personal he convivido con la muerte a lo largo de toda mi vida. Nací tras la muerte de una hermanita y desde muy pequeña para mí era normal ir a llevar flores al cementerio. Otro hermano mío murió en un accidente y mi primer marido murió muy joven de una enfermedad incurable. Su enfermedad me llevó a investigar sobre la muerte y la vida después de la muerte. Recopilé lo poco que había publicado entonces. Eso me sirvió para darle esperanza. Como profesional, por mi especialidad, también he estado en contacto continuo con la muerte y con gente que ha tenido experiencias cercanas a la muerte —que llamamos ECM— y ahí te planteas muchas cosas. Después de la muerte de mi marido me dije: si a él le ha ayudado esa información y le ha dado esperanza, ¿por qué no compartirlo?. Ahora llevo treinta años dando cursos sobre conciencia y conciencia después de la muerte.

—¿Son comunes las experiencias cercanas a la muerte?

—Se calcula que entre el 20 y el 25 % de las personas que son reanimadas las tienen.

—¿Existe el famoso túnel de luz?

—Hay una escala que se llama la Escala de Greyson. No todo el mundo tiene todos los ítems. Se considera una ECM cuando se tienen más de siete ítems, como salirse del cuerpo, verse a sí mismo desde un ángulo, ver su propia reanimación, sentirte completo aunque te falte una mano o una pierna, encontrarte muy bien, no tener nada de dolor, sentirte fuera del espacio y del tiempo y poder desplazarte... A veces hay un túnel con una luz al final, ves a seres de luz que te hablan y puedes comunicarte por telepatía, puedes ver a familiares muertos, sabes lo que pasó fuera de la habitación en la que estabas... Sobre todo es el sentir. Dicen que es algo inefable. El amor, el no juicio, la paz. Sienten que es un retorno a casa, ven toda su vida en un momento, toman conciencia de las consecuencias de sus acciones... Es como si de repente lo entendieran todo. Y todos coinciden en que sienten que todo está bien.

 

«En el 20 % de paro cardíacos la persona vive una experiencia cercana a la muerte»

Cuando Luján Comas ya llevaba tiempo buceando en el tema de la conciencia se topó con el que luego sería su segundo marido, Xavier Melo, que tras una experiencia cercana a la muerte en primera persona creó la Fundación Icloby para fomentar la conciencia e investigar sobre ella. «Teníamos las mismas inquietudes, así que nos adentramos en las profundidades y promovimos una investigación fundamentada en datos verificables», cuenta Luján. Así nació el proyecto Luz.

—¿Qué están investigando?

—Queremos verificar desde la ciencia que la muerte podría no ser el fin de todo. El cuerpo físico se muere, pero no la energía que le da vida al cuerpo. El proyecto Luz es una investigación de la conciencia durante el paro cardíaco que se está llevando a cabo en 14 hospitales españoles, uno de ellos en A Coruña. De momento se han analizado más de cien casos de paro cardíaco, pero queremos llegar a 344. Es una investigación a ocho años con tres fases. Se habla con los pacientes que vuelven a la vida en el momento, a los dos años y a los ocho años.

—¿Qué se busca?

—Lo primero que exista una confirmación clínica del paro cardíaco, por eso es importante hacerlo en los hospitales. En teoría a los 10-12 segundos la sangre deja de llegar a la cabeza y el cerebro cae en inconsciencia. Eso es lo que creíamos, pero hay un 20 o 25 % de personas que explican que han tenido una consciencia más plena de lo habitual y pueden contar cosas que han sucedido durante su supuesta inconsciencia que se pueden verificar, como qué música sonaba, lo que se dijo en la sala, lo que estaba pasando en el pasillo... Tenemos que preparar al personal de los hospitales para que sepan que esto es así, porque muchas veces estos episodios se toman por alucinaciones.

—¿Cómo reacciona la gente?

—Muchas veces les dicen que es efecto de la anestesia, otras se callan para que no los tomen por locos, los lleven al psiquiatra y les den pastillas. Por eso hay que formar al personal.

—¿Por qué esas nuevas entrevistas a los dos y a los ocho años de la vuelta a la vida?

—Queremos ver cómo esta experiencia cambia la vida de las personas. Trabajamos con las personas que al sufrir un paro cardíaco tuvieron una ECM y con un grupo de control que no la tuvo. Normalmente, cuando la vida te da una segunda oportunidad suele haber un cambio vital. Intentas ser tú, cambiar cosas, hacer cosas que te hacen sentir bien... Pero suele durar poco porque las rutinas y costumbres acaban envolviéndote. En cambio, las personas que tienen una experiencia cercana a la muerte cambian sus valores. Lo único importante para ellos es el amor, la ayuda a los demás. Son más espirituales, que no es lo mismo que religiosos. Su vida tiene sentido y son uno con la naturaleza.

«En todas las religiones se habla de una vida más allá, pero esto no es lo mismo»

Tras décadas de investigación, Luján Comas asegura que «hay esperanza de que la vida sigue y argumentos fundamentados». «No somos solo materia y la energía continúa», dice. Su postura no es religiosa en absoluto. «En todas las religiones hay una vida más allá, pero esto no es lo mismo. Las religiones quitan el miedo a la muerte, pero el estudio de la conciencia quita también el miedo al infierno o a un juez castigador. Aquí nadie juzga a nadie. Esa luz es puro amor. Eres tú el que te enjuicias porque tomas conciencia de todo y lo comprendes todo», reflexiona la doctora.