
Toño Valle estrena hoy una exposición en la Casa das Letras
29 mar 2025 . Actualizado a las 20:58 h.Hace nueve años que Toño Valle Tapia (A Estrada, 1974) abandonó la música y se volcó de lleno en el mundo de la pintura. El dibujo se le había dado bien desde niño. Incluso había ganado algún concurso escolar. Sin embargo, nunca había pensado en tomárselo más en serio hasta que, al dejar la música, se encontró con un extra de tiempo libre que enseguida supo en que emplear.
Toño Valle, que profesionalmente es jefe de servicio en el departamento de Personal del Hospital Clínico, estudió piano en el Conservatorio de A Estrada y aprendió gaita con Óscar Ibáñez. Durante una temporada de su vida llegó a ejercer de músico profesional, pero tras veinte años decidió cambiar de tercio y no volvió a tocar un piano nunca más. «Acabei cansado», explica.
Sin embargo, su espíritu le pedía arte y fue su mujer la que lo orientó hacia la pintura. «A min sempre me gustara debuxar e foi ela quen me animou a pintar un cadro para a casa», reconoce Toño Valle. Ese primer cuadro abrió la caja de Pandora. «Empecei a pintar, ao principio de forma autodidacta. Eu son unha persoa obsesiva. Empecei a ler libros de pintura e lía un ao día», cuenta.
Lo que aprendió por libre lo complementó con clases de pintura con artistas como Baldomero Calviño o con Xurxo Martiño. «Con Xurxo pintei uns anos e fixemos amizade. Aprendeume o que é a pintura. Eu fago unha pintura realista, pero non se trata de facer un cadro igual a unha foto. Non é iso o que se busca. A realidade ten que ser unha realidade vestida coa cultura, coa aprendizaxe, a técnica e o vivido polo pintor. Eu sempre tento expresar algo», explica el pintor.
«Ás veces a xente non entende o meu traballo e dime que puxen unha raia torcida ou que o lenzo está roto. Eu teño obras manchadas con betún, ou desgastadas como se foran vellas... Xurxo Martiño ensinoume a beleza do imperfecto, que unha liña torcida pode ser bonita...», cuenta.
Toño Valle se declara artista «de pintura rápida». «Hai xente que fai un debuxo previamente. Eu son de pintar directamente. O último cadro que fixen, por exemplo, levoume unhas oito horas», comenta.
El pintor le saca jugo a distintas técnicas buscando la máxima expresión en sus paisajes de tono realista, en los que son frecuentes las estampas estradenses. La Torre de Guimarei, la Fervenza das Freixas de Montillón, la porta do Sol, el pazo de Oca o la Rapa das Bestas de Sabucedo son algunos de los rincones y escenas que podrán verse en la exposición que el estradense inaugura hoy en su pueblo. «Sempre que podo, pinto A Estrada», dice.
La muestra podrá visitarse hasta el próximo viernes en la Casa das Letras de A Estrada, en el horario de apertura de la biblioteca municipal. El jueves 3 a las 19.00 horas la sala acogerá además un concierto con el que el Conservatorio conmemora la Semana das Artes Galegas.