
Begoña Buján Otero recurrió a profesionales locales para convertir un espacio maltrecho en una casa de turismo rural con el sabor de antaño en Agolada
19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Begoña Buján Otero (Pontevedra, 1968) heredó un pendello vivienda de su familia de Agolada. La edificación era de su abuela, que se lo dejó a su tío y este a su madre. «Ella me lo dejó a mí y yo ya se lo dejé a mis dos hijos», resalta. Su tío fue el último morador de este pendello, hasta que falleció. Cuenta que «era un corteñillo». La parte de abajo estaba dividida en dos. El actual salón lo ocupaban antes las cuadras y en la otra parte estaba la cocina y una chimenea, así como un baño. En la planta de arriba «la madera estaba destrozada. Tenía tres habitaciones y no había baño arriba». Una de las estancias, apunta, «era prácticamente del mismo tamaño que ahora y las otras eran más pequeñas».
Empezó las obras en el 2016. «Primero hicimos la cubierta para que no lloviera dentro y después fuimos haciéndolo poco a poco», comenta. La idea de usarla para uso turístico busca sacarle un rendimiento económico con el que recuperar parte de la inversión y, por otro, «que la podamos usar la familia y venir aquí de vez en cuando». Casa Agolada se encuentra en alquiler en la plataforma de Booking.
Tuvo la ayuda de «un chico de aquí, Iván», que le fue facilitando los contactos con profesionales de Agolada, como el carpintero que se encargó de realizar las vigas o la escalera, fabricadas ambas con madera de castaño, que conservan su color natural. Desde la electricidad a la fontanería, todo fue realizado por profesionales de Agolada. Todo excepto el sistema de climatización, porque «no conseguí quien me lo hiciera porque estaban a tope de trabajo». La casa dispone de aire acondicionado «frío en verano, aunque aquí dentro no hace mucha falta» y de calor en invierno, ya que funciona también como calefacción.
La puerta de entrada reproduce la original, con algún cambio, como una parte de abajo que cuenta con un cristal además de la contra, para que entre más luz. La casa, de dos niveles, dispone en la planta baja de una zona abierta que alberga un salón-sala de estar, un aseo y una cocina moderna y funcional en la que se instaló todo lo imprescindible, desde la lavadora y secadora a un lavavajillas.
Al primer piso se sube por una escalera de castaño de escalones abiertos, que está en el mismo sitio que la antigua en la que Begoña se inspiró para diseñar la nueva y que da acceso a dos habitaciones, cada una con un baño.
La casa mantiene el carácter de antaño con las paredes de piedra vista y un interior con decoración de colores neutros entre los que prevalece el blanco, el gris claro y los tonos naturales de la madera clara. Alguna contraventana se salvó y pudo reutilizarla.
Este pendello rehabilitado está en alquiler desde agosto del 2024 y Begoña se muestra gratamente sorprendida por la respuesta. «En agosto, si tuviera tres casas, tres casas alquiladas», remarca. El primer verano, muy bien desde el principio: «Tuvimos hasta gente de las islas, a mí me sorprendió. Hubo gente de Canarias o Baleares que vivieron buscando tranquilidad». «Se marchó la gente encantada, unos que venían a un campeonato de billar, otros a una competición de bicicletas con una carrera en Lalín, otra en Melide y otra en no sé dónde y Agolada les quedaba en el medio. Tuve a señoras de la zona de Valencia que me dijeron que venían aquí porque esto estaba en el centro de Galicia y un día se iban a Santiago, otro a la Ribeira Sacra y iban conociendo Galicia», recuerda.
Un perfil que —dijo— «tenemos mucho, además de personas que hacen el Camino de Santiago. Hubo una familia de cuatro. El marido iba llevando y trayendo cada día a su mujer y a su hija, que eran las que caminaban, a cada etapa». En verano, apunta, «también tenemos a mucha gente del pueblo que se fue y viene a visitar a la familia y a ver a gente conocida. Este año unos reservaron ya para el año que viene, porque por aquí es complicado encontrar algo».
Un antiguo mercado que alberga cada año el corazón de la artesanía gallega
La artesanía fue uno de los elementos que desde hace años da vida al antiguo mercado de Os Pendellos. El 9 de agosto de 1997 se inauguraba la primera edición de una Mostra de Artesanía que aún pervive organizada por el Concello y que contó con complementos como actividades musicales y una fiesta medieval que ese año incluyó una degustación de pan de broa, torresmos y queimada.
En el año 2012, ya con el recinto restaurado, Os Pendellos cobraban nueva vida albergando Corazón da Artesanía. Ese primer año la cita fue todo un descubrimiento para los artesanos gallegos, bregados en mil ferias, y que se enamoraron de este espacio único. Fueron y siguen siendo tres días, (viernes, sábado y domingo) a principios del mes de julio en los que el recinto se llena de cuidados puestos de venta de artesanía de todo tipo, acompañada de una feria agroalimentaria, a la que se suman talleres de diseño, gastronomía y un amplio programa de actividades en el que no faltan las actuaciones musicales. La iniciativa, promovida y financiada por la Xunta a través de la Fundación da Artesanía, sigue siendo un éxito y atrae cada año a visitantes de toda la comunidad. Si el espacio supone un plus, es también una feria con ventas abundantes, lo que también resulta importante.
Todo empezó después de una visita un año antes de Feijoo, entonces presidente de la Xunta, al recinto. Poco después se empezaba a articular una posible feria que puso a Os Pendellos de Agolada, hasta entonces desconocidos para muchos, en el mapa.
El recinto fue escenario de numerosas iniciativas, muchas nacidas de colectivos y tan bonitas como la Noite das Candelas y encuentros musicales, entre otras.