Un coche tuneado premiado con «extras» de la Virxe do Corpiño

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

cedida

Rubén García participó en la concentración internacional de La Romana

18 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

De raíces lalinenses, a Rubén García Conde (Amoeiro, 1987), sus abuelos maternos, de la zona de Madriñán, lo llevaban desde pequeño al santuario de O Corpiño. Ahora «son asiduo, unha vez ou dúas ao ano súelo facer un novenario, pero si podo vou unha vez ao mes». A esta virgen le profesa una fe infinita porque «a min lévame demostrado que nas boas e nas malas sempre está aí».

Apasionado por el tunning y los coches, no es de extrañar que en su bólido la Virxe do Corpiño forme parte de los «extras». El pasado fin de semana participó en su primera concentración internacional y acompañado por su padre se fue hasta La Romana, en Alicante, de donde se trajo tres premios «porque nas dúas últimas competicións non puiden participar porque me fallou o coche».

En él, lleva «unha placa da Virxe do Corpiño, un rosario, unha pulseira e un anel do Corpiño e nas chaves do coche levo un rosario pequeniño que é un chaveiro, máis a cruz do Corpiño. Todo iso sempre vai no coche». El fin es, explica, «que me protexa, garde e guíe». La que se celebraba en La Romana es, indica, «a concentración internacional que hai en España, van desde coches xaponeses, americanos, todo tipo de coches clásicos, motos tuneadas e hai unha proba de son, unha de motor, unha de ruído do coche, de equipo de música, de neons,...».

El de Rubén es un llamativo Toyota Celica VVTI de 190 caballos, pintado de un verde neón, con puertas estilo Lamborghini y como dice su dueño «cun par de detalliños» que, por supuesto son bastante más que dos. La avería del coche le obligó a tomarse con más calma el regreso y retrasarlo un poco, pero de Levante se trajo tres trofeos.

Aficionado desde el año 2000, Rubén adquirió este coche y lo acabó de tunear no hace mucho. Calcula que entre piezas y homologaciones supera ahora mismo los 35.000 euros «só o capó e o alerón xa valen 4.000 euros», añade. Para participar en La Romana se exige una serie de condiciones y seguir un protocolo que incluye tener un coche que cumpla unos determinados estándares.

El objetivo de su participación en este último encuentro, aunque tiene ido ya a más eventos de este tipo aunque no tan grandes, era pasar un fin de semana con otros aficionados, ver otros coches, muchos de ellos maravillas del mundo del motor que incluyeron desde Lamborghini a Ferraris y Gallardos. «Estaban os mellores coches de España», afirma. En total hubo 800 aceptados y confirmados.

Antes de este Toyota tuvo otros coches, uno de los primeros un «Seat Ibiza sencilliño do 1985 que era o que mellor soaba e o que mellor andaba». Eran, añade, coches nacionales y con este, con todas las incorporaciones homologadas, «cando vou a pasar a ITV, non lle teño que quitar nada». De momento, no forma parte de ningún club de aficionados a estos coches, pero tras el concurso ya forma parte de uno de Toyota con base en Alicante.